viernes, 21 de noviembre de 2014

Felicidad

"No se mide el valor de alguien por sus ropas o por los bienes que posee, su verdadero valor es su carácter, sus ideas y la nobleza de sus ideales." (Charles Chaplin)

"Siempre puedes dar algo, aunque sólo sea bondad". (Ana Frank)






Felicidad

¿Qué es esto que sale de mí?
¿será esto eso que llaman felicidad?
nos hicieron creer que no es posible,
pero la siento tan real como si fuera mía.
Me pertenece y forma parte de mí,
como si siempre hubiera estado allí,
escondida bajo capas de basura
que han depositado encima
para que no la encontremos.

Nos la han negado con tanta negatividad,
malas noticias a nuestro alrededor
o falsas creencias,
y hemos creído que sólo es posible
tener una exitosa vida miserable.

Como una noche cerrada,
nos han hecho creer que
también es cerrada para unos pocos,
pero no es así.

La felicidad está dentro de mí.
Es tan mía como mi respiración,
pero no sólo es mía,
es tan mía como tuya.

He aquí el secreto mejor guardado:
la felicidad está dentro de ti también,
porque está dentro de cada uno de nosotros.

Relamo el sonido en mi boca,

F
E
L
I
C
I
D
A
D

como si no tuviera fin,
y no acabara al pronunciarse.

No soy multimillonaria,
ni propietaria de muchos bienes,
no tengo un trabajo exitoso,
ni ningún lujo,
y sin embargo puedo decir
con la sinceridad más absoluta,
que me siento feliz ahora mismo
sin necesidad de nada.

Mi mayor triunfo es que amo
y soy amada
y vivo agradecida por ello.
Al darte cuenta de este detalle
es imposible no ser feliz,
pues la felicidad va de la mano del agradecimiento,
y ese no termina nunca

si lo piensas bien.


Beatriz Casaus 2014 ©


sábado, 1 de noviembre de 2014

Homenaje a un beso

“La más bella y profunda emoción que nos es dado sentir, es la sensación de lo místico. Ella es la que genera toda verdadera ciencia. El hombre que desconoce esa emoción, que es incapaz de maravillarse y de sentir el encanto y el asombro, está prácticamente muerto. Aquello que para nosotros es impenetrable, realmente existe y se manifiesta como la más alta sabiduría y la más radiante belleza. Pero estas sólo pueden ser comprendidas por nuestras embotadas facultades en sus formas más primitivas. Ese conocimiento, esa sensación, es la verdadera religión. Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás, merece la pena ser vivida”. (Albert Einstein)


“Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén.” (Miguel de Cervantes, "Don Quijote de la Mancha")



Homenaje a un beso
 

Mi cuerpo se repartía las tareas contigo:

mis manos dibujaban tu cuerpo,

lo delineaban con mis dedos al detalle,

con mi boca te comía a besos,

para disfrutar tu sabor después

en el silencio de mis labios

y mis ojos te miraban,

para guardarte entre mis párpados al dormir.

 
Mi lenguaje era el de las caricias,

de las que se dan

pero sobre todo de las que no se dan,

de esas son las que más voy llena.

 
Mi verdadera sepultura era mi secreto,

lo respeto tanto que por eso lo guardo

para que de entre tanta algarabía,

alguien recuerde que al menos uno no habló.

 
Mi desdicha almacenar,

en los anaqueles de mi estantería de valores,

a muchas personas

a quienes puedo enumerar por

orden analfabético.

 
Mi fobia,

la de ser humano,

emprender acciones sólo cuando algo le importa,

la inconsciencia de no preocuparse

por quienes aún no han nacido.

 
Mi sensación,

como estar en una diáspora,

entre personas que contienen ideas

e ideas necias que contienen a personas.

 
Mi riesgo era el de querer,

no el de que te dejen de querer,

sino el de saber y no poder hacerlo.

El riesgo de no poder beber cuando tienes esa sed.

 
Mi hambre, de paz,

de saborear en el paladar esa palabra

y no este comer sin ganas

en un buffet podrido.

 
Mi única avaricia, amar, en abundancia,
y así la codicia por amar sea un hábito compartido.

 
Mi justicia, la que da un beso,

la única capaz de curar

las alas rotas de aves de paso,

y de hacer que yo

sea sólo tú,

mi más grande homenaje.

 
Beatriz Casaus 2014 ©