viernes, 24 de agosto de 2012

No da igual


"Sobre la vida: Tened en cuenta que los grandes amores y los grandes logros implican grandes riesgos. Cuando pierdas, no desperdicies la lección. Sigue estas tres recomendaciones: respétate a ti mismo, respeta a los demás y sé responsable de tus acciones. Recuerda que no conseguir lo que quieres, es a veces, un gran golpe de suerte. Pasa algún tiempo solo cada día. Recuerda que el silencio es a veces la mejor de las respuestas. No permitas que una pequeña disputa dañe una gran amistad". DALAI LAMA.



Decálogo del artista

I. Amarás la belleza, que es la sombra de Dios sobre el Universo. 

II. No hay arte ateo. Aunque no ames al Creador, lo afirmarás creando a su semejanza. 

III. No darás la belleza como cebo para los sentidos, sino como el natural alimento del alma. 

IV. No te será pretexto para la lujuria ni para la vanidad, sino ejercicio divino. 

V. No la buscarás en las ferias ni llevarás tu obra a ellas, porque la Belleza es virgen, y la que está en las ferias no es Ella. 

VI. Subirá de tu corazón a tu canto y te habrá purificado a ti el primero. 

VII. Tu belleza se llamará también misericordia, y consolará el corazón de los hombres. 

VIII. Darás tu obra como se da un hijo: restando sangre de tu corazón. 

IX. No te será la belleza opio adormecedor, sino vino generoso que te encienda para la acción, pues si dejas de ser hombre o mujer, dejarás de ser artista. 

X. De toda creación saldrás con vergüenza, porque fue inferior a tu sueño, e inferior a ese sueño maravilloso de Dios, que es la Naturaleza.

(Gabriela Mistral)

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No da igual


Qué más da,
que olvide mi nombre
en tu almohada
para que por las noches
lo pronuncies en sueños,
si cuando te despiertas,
ya lo has olvidado.
Qué más da,
limpiarse los zapatos
en el felpudo
si cuando entro en tu casa
no son mis huellas
las que lo ensucian,
sino mis quejas.
Qué más da,
si te aguardo
con el cabello mojado,
bajo la lluvia,
y de puntillas
para no mojarme los pies,
si para ti,
he llegado tarde.
Qué más da,
que el tiempo sea astuto
para dar su merecido
si el día de recordar,
los hechos buenos se olvidan
y los malos,
perduran en la memoria.
Qué más da,
que los amantes no se amen
o que las flores no se deshojen,
si el amor,
para mí es ya un oxímoron
de dos conceptos opuestos:
“deseo odiado”.
Qué más da,
la inocencia muerta
de quien antes era,
un corazón con extremidades,
si ahora
más que fuerte soy dura,
y me diagnostico
discapacitada para amar.
No da igual,
quien haya dentro de mí que huya
porque a mí no se me parece.


Beatriz Casaus 2012 ©



domingo, 12 de agosto de 2012

La Teoría del amor

¿ Qué es el apego patológico?

"El apego es una vinculación mental y emocional (generalmente obsesiva) a objetos, personas, actividades, ideas o sentimientos, originada en la creencia irracional de que ese vínculo proveerá, de forma única y

 permanente, placer, seguridad o autorrealización. Léase bien: " permanente" ( indestructible , eterno, inmodificable, arraigado). En consecuencia, la persona apegada estará convencida de que sin esa relación estrecha (adherente o dependiente) le será imposible ser feliz, alcanzar sus metas vitales o tener una vida normal o satisfactoria"

"Desapegarse sin anestesia" (Walter Riso)





El mundo de las relaciones es un campo complejo por el que transitar, sin embargo es uno de los ámbitos de la vida, por no decir el que más, de los que más se puede aprender y hace crecer a pasos agigantados. Uno no sale de una relación como la comenzó. Sin duda, habrá madurado por el camino y habrá aprendido por lo menos algo.

En mi historial sentimental hay una larga lista de relaciones empezadas y finalizadas y aunque en un momento este pensamiento me pueda hacer sentir fracasada, es ahora cuando veo la gran riqueza que todo aquello me ha aportado. Riqueza a todos los niveles. He vivido una barbaridad y he aprendido mucho, por lo que me siento agradecida por todas aquellas relaciones que me han hecho rica en experiencias y en lecciones.

Como estoy en un momento de introspección personal y de reflexión conmigo misma, (quizás sea porque pronto se aproxima mi cumpleaños y se tiende a hacer balance), he llegado a conclusiones que me gustaría compartir. Pero advierto que éstas, son conclusiones a las que he llegado yo y que comparto sin ninguna intención de convencer a nadie. Cada cual que se busque las suyas y si a alguien le resuena lo que digo, bienvenido sea y al que no, pues ha pasado el rato leyendo, que no es poco.

Me gustaría desmitificar el amor como bálsamo de vida. Entendiendo ese amor, como amor de pareja “made in Hollywood” el cual se nos ha grabado en el cerebro como lo más importante de la vida. Por supuesto que sin amor la vida no existiría (amor a seres queridos, a la carrera profesional, a lo que nos rodea, a ideales…) pero el amor romántico pasional que nos han vendido es falso y gracias a él se ha conseguido mucho dinero.

Lo primero de todo, porque nos resta poder. Todo aquello a lo que demos poder que no esté dentro de nosotros, es un error. Porque todo aquello que está fuera de nosotros es perecedero, tarde o temprano se irá ya que la realidad es cambiante y como decía Buda, es una ilusión. Por lo tanto, depositar todas nuestras esperanzas y búsqueda de felicidad en una pareja es un argumento insano. La mayoría de la gente tiene el anhelo de ser amado y piensan que en el momento en que encuentren una pareja ese anhelo desaparecerá y que además serán felices por añadidura. Éste es un error de base porque ese anhelo debe ser llenado por nuestro propio amor haciendo alarde de comprensión y ternura hacia nosotros mismos, escuchándonos y sacando a la luz el dolor de no haber sido queridos (o lo que sea que nos pase) y después dándonos amor y sintiéndonos bien con nosotros mismos. Si no se actúa de ese modo, la relación que se comience va a estar fundada sobre una base irreal, aunque al principio parezca que sí nos llena por el estado ciego del enamoramiento, llegará un momento en el que no sea así.

Si se va por la vida buscando paliar necesidades emocionales mediante relaciones sentimentales, se cae en un agujero confuso. Cuando existe un vacío que necesita ser llenado y pensamos que el cariño de otra persona lo puede ocupar, depositaremos en aquel/aquella toda la responsabilidad de que nos haga feliz y eso es muy injusto para los dos. En algún momento aquella persona no nos reportará lo que anhelamos porque no es su cometido, ni su responsabilidad. La única persona que puede hacernos felices somos nosotros mismos, primero solucionando nuestras necesidades mediante ejercicio de reflexión y terapia profesional si hace falta y más tarde, una vez nos sintamos completos y satisfechos con nosotros mismos, entonces sí que todo lo demás vendrá por añadidura y podremos compartir nuestra felicidad con otro ser completo que también lo haga.

En Occidente, hemos hecho un mérito de ser esclavos de nuestros sentimientos. Creemos que los sentimientos nos rigen y que no los podemos decidir nosotros. Tendemos además, a separar lo que pienso de lo que siento cuando en realidad deberían ir juntos de la mano. No hay que ignorar lo que uno siente, al contrario, se debe siempre dejar espacio a los sentimientos dándolos valor y escucharlos, pero esto debe hacerse de igual modo con los pensamientos. No se puede actuar sólo desde uno de estos sentidos. Se debería actuar desde ambos a la vez .A veces nos respaldamos en decir: “Es que es lo que siento” y ya con eso es razón suficiente como para zanjar cualquier asunto. Pero, ¿qué pasaría si nosotros también pudiésemos contribuir en ello? ¿y si pudiésemos controlar lo que sentimos? Yo creo que esto es posible.

Es muy gracioso que en muchas culturas iniciáticas, no te dejan casar con alguien si estás enamorado. Lo que aquí en Occidente más buscamos, el estado de enamoramiento, en algunas culturas es incluso, una maldición. La peor maldición gitana es decirle a alguien que “te enamores”.  Nuestro método aquí es “cásate con el que amas” y así nos va...con tasas de divorcio elevadísimas.  En estas culturas sin embargo, ni tan siquiera conocen la palabra divorcio. ¿No será entonces que vamos desencaminados?

 El enamoramiento tiene fecha de caducidad, dura de tres a seis meses, a veces hasta dos años. Cuando uno está enamorado, está ciego y al igual que uno no elegiría de forma ciega cualquier electrodoméstico para el hogar, qué menos que elegir a ciegas a una pareja con la que vas a compartir el resto de tu vida. Hay que esperar a que se pase ese estado de enamoramiento. Se debería convivir con la pareja por un período mínimo de seis meses para conocer las manías de cada uno y todo lo que concierne a esa persona antes de tomar una decisión como esa.  Si pasado ese período, uno incluso ha empezado a amar a esa persona, ese es el indicativo de que está bien. Pero casarse en el período de enamoramiento es una locura, básicamente porque se acaba y entonces las parejas piensan que deberían estar como al principio y como no lo están, (porque no es posible) se separan. Cuando lo que hay es un error de base. Que se vaya el enamoramiento es una bendición porque uno puede amar de verdad a la persona que tiene delante y no al que nos gustaría que fuera.

Yo voto por elegir a la pareja, por utilizar la razón y no sólo los sentimientos como se nos hace ver y no por ello sentirnos que somos unos convenidos. De hecho, seremos personas más íntegras que no se dejan llevar ni por una cosa ni por la otra. Hay que saber escoger y proyectar lo que queremos. Si nos dejamos llevar por el enamoramiento, en muchas ocasiones ese enamoramiento estará basado en nuestros anhelos y necesidades emocionales y como dije antes, eso es un error.
En Occidente decimos: “me caso por amor o me caso por interés”, ¿pero por qué uno no se va a casar con quien le interesa si es con quien va a pasar el resto de su vida? Se trata de romper este paradigma del amor de Walt Disney y aprender a amar según nuestros intereses. Sí, tener intereses en la vida no es malo, ¿no enseñan en la escuela que hay que poner interés en las cosas? Amar a una persona que nos va a hacer aprender, a desarrollarnos como personas y con la que podamos compartir nuestro gozo personal, es la persona que nos interesa  y con la que compartir un amor sano.

Ale, ésto es la teoría, a ver si ahora lo ponemos en práctica...comenzando por mí. ¡Besos enormes!

Beatriz Casaus 2012 ©











jueves, 9 de agosto de 2012

Cambiando la visión de los conceptos

"...¡Qué extraña ha sido realmente mi vida! -pensó-.¡ Qué rodeos tan curiosos ha dado!...¡Qué camino el mío, sin embargo! ¡Cuánta estupidez, cuántos errores, disgustos, dolores y desilusiones he tenido que soportar sólo para poder volver a ser un niño y empezar de nuevo!...He tenido que probar la desesperación, rebajarme ante la más insensata de las ideas, la del suicidio, para poder sentir la gracia, para volver a oír el Om, para volver a dormir bien y a despertarme tranquilo. He tenido que convertirme en un loco para redescubrir el Atmán en mi interior. He tenido que pecar de nuevo para poder revivir. ¿Por dónde me llevará aún mi camino? Es un camino absurdo, que avanza dibujando curvas, tal vez en círculo. Que avance como quiera. Yo lo seguiré... (Siddharta, Herman Hesse)

Esta semana se conmemora la muerte de Herman Hesse. Autor alemán de éxito mundial, destinatario de un Nobel de Literatura en 1946 y afamado icono de culto hippie durante la década de los 60. Hoy precisamente, se cumplen 50 años de su muerte.
Este autor me atrae no sólo por sus fabulosos libros “Siddharta”,  “El lobo estepario”,  “Demián,” ”El juego de abalorios” y un largo etc, sino por su complicada existencia y la forma en la que la transformó dando vida a libros de gran riqueza literaria y espiritual.
Sí, he de confesar que me resultan más interesantes las historias difíciles y turbulentas que las “happy forever” y la suya, plagada de crisis emocionales y existenciales es impactante. Herman Hesse fue ingresado dos veces en clínicas psiquiátricas y tuvo una tentativa de suicidio. Con todo ello lo que es extraordinario de este autor, es como todo aquel sufrimiento desembocó en una búsqueda espiritual tan acentuada. Logró transmutar el caos en el que estaba envuelto y convertirlo en libros que son fuente de gran inspiración y sabiduría. Se adentró para ello en la  filosofía oriental y gracias a él, le debemos en gran medida lo que a día de hoy es la espiritualidad, concebida ésta de modo individual, mediante el ejercicio del discernimiento y de la sensación personal, sacando conclusiones propias y no como pasivos seguidores de una doctrina religiosa.
Herman Hesse es además símbolo de movimientos contraculturales y una figura rebelde de lo que se espera de nosotros en la vida. Él mismo abandonó de joven el domicilio parental  porque se sentía asfixiado por las imposiciones que su padre le hacía sobre qué destino profesional seguir. Sin embargo, lo único que le interesaba era escribir y por ello comenzó varias formaciones pero no terminó ninguna. Herman perseguía con ahínco su vocación y la ejercía incesantemente mientras trabajaba de librero u otros oficios. Se casó tres veces y admitió, que la vida casera le oprimía por lo que se embarcó en varios viajes a lo largo de su vida. Al final de su trayectoria profesional se centró sólo en la pintura y dejó de lado la escritura, me imagino que el propio Herman se habría quedado contento habiendo dado a luz tales piezas literarias como las que en años anteriores había escrito.
Con este ejemplo no puedo remediar que me venga a la cabeza lo que la sociedad nos impone de forma mecánica: 1. Consigue un trabajo, 2. Luego contrae matrimonio, 3. Entonces adquiere una hipoteca que te permitirá tener hijos y 4. Te verás envuelto en la rutina. Aquellos valientes que vayan contracorriente basándose sobre lo que su propio instinto les dice y no sigan estas indicaciones al dedillo, serán tachados de locos, inadaptados o de raros y más aún, si se es mujer.
Que no se malinterprete lo que digo, tener una familia y un trabajo ¡es maravilloso!, pero lo que no lo es, es el modo en el que está concebido. La visión que se nos da subliminalmente de ello es horripilante, comenzando por la palabra trabajo. Es una palabra horrible. Etimológicamente, trabajo viene del latín “tripalium” que significa tres palos. El “tripalium” era un instrumento de tortura formado por esos palos donde se amarraba al esclavo.
Aquel sufrimiento no es ni más ni menos que nuestra actual concepción sobre una retribución económica por una labor profesional. Esta visión está equivocada. Deberíamos ir a nuestras labores diarias motivados, contentos porque ese oficio nos reporte sentido en la vida o en donde podemos convertirnos en profesionales y sacar lo mejor que llevamos dentro. Yo por ello me niego a usar esa palabra y la cambio por: aquello en lo que voluntariamente decido dedicar mi tiempo y en donde se me retribuye económicamente a cambio. En un futuro cercano incluso, espero que se me pague por mi talento y no por mis horas. 
La palabra familia, también se las trae… etimológicamente de nuevo, viene del latín “famulus” que significa esclavo, servidor, ¡la familia en Roma era el conjunto de esclavos sirvientes en una casa! Por ésto nuevamente me niego a utilizar este terrible sustantivo y en vez de ello, utilizo el del artista Víctor Brossa, quien lo define como: mi piña. Porque la piña es una fruta que me gusta mucho y en la que si uno se fija, está formada por figuras geométricas que aún estando todas juntas, tienen su propio espacio. Una unión voluntaria en donde los integrantes se quieren y se lo demuestran pero que no necesariamente tengan que vivir en la misma casa o de un modo estipulado, cada cual que tenga la piña que quiera. (Digo yo).
Sobre la hipoteca, aunque en la actualidad es muy difícil conseguirla, puede que eso no sea del todo negativo, porque es otra forma de esclavitud en la que destinamos nuestro dinero a una entidad bancaria que nos dará las condiciones de pago en ocasiones, bajo condiciones irreales, como se han estado llevando hasta ahora.
Y la rutina para terminar, es aquello que se hace sin pasión, de modo automático. La rutina suena mal, el trabajo suena mal, la hipoteca y la familia suenan fatal. Cambiemos los términos y la percepción sobre ellos, pero sobre todo, sigamos nuestro corazón y discernimiento propio siempre y atrevámonos a vivir de acuerdo a ellos.
Artículo Vanguardia: "50 años sin Herman Hesse. El Nobel indignado". http://www.vanguardia.com.mx/50anossinhermanhesse;elnobelindignado-1347908.html
Abrazos inmensos de corazón J
Beatriz Casaus 2012 ©

sábado, 4 de agosto de 2012

La niña de las estrellas



La niña de las estrellas


Cada día era peor que el anterior. Los gritos y los reproches habían consumido el oxígeno y sólo se respiraba odio y tristeza en aquella casa. La tristeza se escondía como se esconden los caramelos a los niños para que no se los coman, sumergida bajo los reproches que se hacían sus padres constantemente y los que le hacían a ella por haber nacido. Su madre, muy joven se quedó embarazada  y por tal motivo tuvo que casarse a la fuerza con su padre. En aquel pueblo no existía el divorcio a menos que una desgracia aconteciera en la familia por lo que si alguien era infeliz en su matrimonio, no quedaba otra que aguantar y salir adelante como fuera. Sus padres la querían tan poco que ni tan siquiera la habían puesto un nombre. Cuando se referían a ella, la llamaban "niña" y en todo el pueblo se la conocía por ese apodo.

La niña pasaba la mayor parte del tiempo metida en su cuarto para soportar lo menos posible ese ambiente insano donde había crecido. Su habitación se había convertido en su único refugio. Allí se encerraba y tapaba sus oídos con las manos para no escuchar cómo sus padres se faltaban el respeto peleándose por cualquier nimiedad. Los insultos entre ellos eran habituales y a veces hasta los golpes.

Un día durante una fuerte discusión, la niña se escapó por la ventana de su habitación y vagó sin rumbo por el pueblo. Encontró una casa alejada en donde había un gran cartel que decía: “Los niños son bienvenidos”.  La puerta estaba medio abierta y como empezaba a hacer frío, no se lo pensó dos veces y entró sin llamar. No era muy grande, sólo tenía una habitación y estaba atestada de libros, lo que le hacía parecer más pequeña aún. Una mujer mayor que estaba cocinando en ese momento, la descubrió.

-¡Niña! ¿Qué haces aquí? Espera un momento… ¡yo te conozco!, tú eres la hija de aquella terrible pareja.
Asustada, la niña contestó:
- Ya me voy señora, no se preocupe.
-¿Qué te pasa? ¿por qué estás llorando?
-Mis padres se odian y no paran de chillarse y lo peor es que a mí también me odian. Soy muy mala, porque no me quieren. (Lloraba desconsoladamente).
-Eso no es cierto. A veces no entendemos por qué nos pasan las cosas que nos pasan. Corriste la mala fortuna de haber nacido en una familia así, pero esa no es tu culpa. No eres mala.
-Entonces, ¿por qué las demás niñas de la escuela son felices con sus familias y sus padres las quieren? El problema debo ser yo.
-Eso no te lo puedo contestar. Tú has venido a aprender una lección y quizás haber nacido en esa casa te aporte algunas respuestas. No tienes la culpa de cómo se tratan ni de cómo te tratan. Dime, bonita, ¿cuál es tu nombre?
-¿Usted tiene hijos?
-No, por desgracia no puedo tener hijos. Vivo aquí sola. Dime, ¿cómo te llamas?
-No tengo nombre. Mis padres no me lo pusieron. Todo el mundo me llama "niña".
-Ah, ¡entonces debes ser alguien muy especial! ¡claro que tienes un nombre! Lo que pasa es que aún no recuerdas cuál es. Si quieres, puedes venir cada tarde después de la escuela a verme y así me haces compañía. A cambio te enseñaré todos mis conocimientos, ¿qué te parece?
-¿Conocimientos sobre qué?
-Sobre lo que tú quieras saber. Y si quieres y estás dispuesta, te ayudaré a recordar tu nombre.

Cada tarde, tal y como le había dicho aquella mujer, iba a visitarla. Pronto se sinceró y le confesó que se sentía culpable por la forma en la que sus padres la trataban y diferente del resto de las niñas. Ellas recibían muchos regalos en navidades, por sus cumpleaños y sus padres se comportaban de forma normal con ellas e incluso eran cariñosos. También le contó que sólo la noche le aportaba tranquilidad porque era el único momento del día en que los gritos cesaban, cuando había silencio y disponía de tiempo para soñar e imaginarse una vida mejor.

Tal y como le había prometido, la mujer le mostró sus libros para que eligiera sobre lo que quería aprender. La niña se sintió muy interesada por los libros que trataban sobre las estrellas, en concreto, por las que más resaltaban durante las noches: la constelación de la Osa Mayor y la de la Osa Menor. Leyendo, descubrió una constelación que se encontraba entre esas dos y que aún le interesó más: La de Virgo. La mujer le informó que en primavera se veía con más claridad y que el alfa, (la estrella más brillante de una constelación) de Virgo era "La Espica" o "la Espiga de Virgo". La mujer, asombrada de la contundencia de la niña por aprender le contó una leyenda:

“La diosa Virgen Astrea, también conocida por Dike, (la virgen estelar) hija de Zeus y Temis, era la diosa de las leyes de la naturaleza y de la justicia. Zeus, contemplando desde el Olimpo las guerras y el caos bajo el que yacía la humanidad, decidió enviar a su hija, por ser la más pura de las diosas, para que lo arreglara. Astrea impuso la justicia y el orden entre los mortales y convirtió en fértil la tierra. La época en la que la Virgen vivió entre los hombres, fue conocida como la Edad de oro en la Tierra. Astrea era inmortal y permaneció virgen. Su trabajo era presidir los tribunales castigando los delitos y dando paz al mundo. Cuando los hombres dejaron de respetarla y seguir con sus guerras, se disgustó tanto que los abandonó y subió a los cielos para convertirse en estrella”.

Esta historia estremeció mucho a la niña. Se sentía identificada porque su propia fecha de nacimiento correspondía con el signo de Virgo. Su madre siempre le había contado pestes de las personas nacidas bajo ese signo y de que se arrepentía de haber tenido una hija así porque temía que al crecer se convirtiera en alguien fría, criticona y perfeccionista en exceso o puntillosa. La niña en realidad no tenía ninguno de esos atributos, sino que era cálida, bondadosa, humilde y servicial, a veces era tan humilde que no gozaba de mucha autoestima y se infravaloraba o comparaba a menudo. La madre era más parecida a esas cualidades que ella misma y quizás por ello esos defectos la molestaban tanto, porque le recordaban a sí misma.

Los libros decían que la Virgen representaba la idea de la justicia, con el aspecto de una joven muchacha que portaba una espiga. La espiga significaba los bienes materiales y la buena fortuna. Se trataba de un ser que encarnaba los siete valores capitales: castidad, templanza, generosidad, diligencia, paciencia, caridad y humildad, además de la aspiración a la perfección, el servicio y la sencillez. Aquellos atributos le parecían dignos de desarrollar en cualquier persona así que puso todo su empeño y esmero en pulir sus defectos humanos para parecerse a su ideal. Estaba tan entusiasmada con sus estudios, que pensaba en ellos durante todo el día e incluso, cuando iba a la escuela, hablaba de ello a todas las niñas, por lo que pronto empezaron a llamarla, “la niña de las estrellas”.

El gélido invierno finalizó dando paso a la primavera, y se dice que la niña consiguió entonces recordar su nombre, porque una noche desapareció sin dejar rastro alguno. Sus padres no se entristecieron y no la buscaron y al poco tiempo pudieron divorciarse finalmente. La mujer con la que pasaba las tardes estuvo apenada por la pérdida pero desde entonces cada vez que miraba al cielo sonreía. Abrió una escuela en su casa en su memoria, en donde se enseñaban las disciplinas que los niños que venían de familias problemáticas o sufrían por algo elegían por ser sus favoritas. Así les ayudaba y les daba el valor que habían olvidado tener.

Dicen en el pueblo, que la niña consiguió cultivar tanto los valores de Astrea, que puede que ella también hubiera ascendido al cielo y se hubiera convertido en alguna estrella.

 

Beatriz Casaus 2012 ©

miércoles, 1 de agosto de 2012

Me han dedicado una poesía

Hoy dedico esta entrada a alguien que se ha molestado en escribir una poesía inspirada en mí. Me siento tan halagada y tan emocionada, que no he encontrado mejor manera de agradecérselo que publicándola aquí para compartirla con todos aquell@s que lo lean. ¡Ojalá seamos muchos los que contemplemos el mundo en versos!¡Os mando un abrazo inmenso a todos y en especial, gracias a Carlos por el precioso regalo!Si he servido como fuente de inspiración yo ya creo que me puedo morir tranquila...

La poesía no tiene nombre y así se queda. No soy quién para darle un título aunque el autor me haya dado el permiso de hacerlo. ¡Espero que os guste!

Poesía de Carlos Torres:

Cuando te leo escucho el eco de tu voz en mi propia alma.
En pensamientos que siento míos, mirando dentro.
Si este mensaje te llega en la tormenta,
en la duda, en la oscuridad entre las estrellas,
léelo, como el que relee una carta amiga,
un diario de alguien que fuimos, sonríe, ¿qué menos?

Mirar el camino andado es melancolía, el que viene
valentía, y el universo conspira para que tu Luz brille.
Ayudar, nutrir, sanar, como el mar, ser todo para todos,
y sólo responder ante una misma. Siempre distinta,
siempre igual, salubre y cálida como las lágrimas.

Contra ese espejo roto de la belleza efímera,
encuentras dentro lo que no muere.
Ese diamante cuyas múltiples facetas muestran todo
lo que eres, el alma generosa de la portadora de la Espiga.

La mujer que eres, la que todos imaginan, pero nadie ve,
más allá de lo que sus mentes perfilan, agobian
y clasifican. Que no puede dejar de luchar, para ser
por fin lo que ella misma ansía.




Para terminar, os dejo con un poema de un poeta sufí, que últimamente me está devolviendo a la vida y eso, que nació hace ocho siglos, se llamaba Yalal ad-Din Muhammad Rumi. Pero se le conoce como Rumi.
Por cierto, éste tampoco tiene título. ¡Disfrutad de las palabras!¡Besazos!



A través de la eternidad
La Belleza descubre Su forma exquisita
En la soledad de la nada;
coloca un espejo ante Su Rostro
y contempla Su propia belleza.
Él es el conocedor y lo conocido,
el observador y lo observado;
ningún ojo excepto el Suyo
ha observado este Universo.

Cada cualidad Suya encuentra una expresión:
la Eternidad se vuelve el verde campo de Tiempo y Espacio;
Amor, el jardín que da la vida, el jardín de este mundo.
Toda rama, hoja y fruto
revela un aspecto de su perfección:
los cipreses insinúan Su majestad,
las rosas dan nuevas de Su belleza.

Siempre que la Belleza mira,
el Amor también está allí;
siempre que la belleza muestre una mejilla sonrosada
el Amor enciende su fuego con esa llama.
Cuando la belleza mora en los oscuros vallecitos de la noche
el Amor viene y encuentra un corazón
enredado en los cabellos.
La Belleza y el Amor son cuerpo y alma.
La Belleza es la mina, el Amor, el diamante.

Juntos han estado
desde el principio de los tiempos,
lado a lado, paso a paso.


Deja tus preocupaciones
y ten un corazón completamente limpio,
como la superficie de un espejo
que no contiene imágenes.
Si quieres un espejo claro,
contémplate
y mira la verdad sin vergüenza,
reflejada por el espejo.
Si se puede pulir metal
hasta asemejarlo a un espejo,
¿qué pulido podría necesitar
el espejo del corazón?
entre el espejo y el corazón
ésta es la única diferencia:
el corazón oculta secretos,
pero el espejo no.


The Divani Shamsi Tabriz, XIII

(Yalal ud-Din Rumi)