martes, 19 de septiembre de 2017

Feliz aniversario



 5 años ya. F E L I C E S.




Me he acostumbrado
(así, como quien no quiere la cosa)
a los domingos sin resaca,
al amor sin golpes
y a la gente sin doblez.
No es que la vida sea menos emocionante:
es que las emociones son reales, sencillas.
Y por tanto,
hacen bien.


(Ana Elena Pena)




¡Gracias por estos cinco increíbles años y por todos los que nos quedan, gracias por hacerme feliz y darme tanto...gracias por tu amor que es lo más importante para mí, gracias por ser mi familia, mejor amigo, amante, compañero, gracias por demostrarme lo que el buen querer es!





Creo que tengo



Cinco años creo que te tengo.


Tengo toda esta noche para dormir a tu lado

y escuchar como sueñas.

Tengo sueños que me sueñan a mí,

así que no los tengo.

Tengo tu abrazo con la forma de mi cuerpo.

Tengo tu olor en mi piel cicatrizado.

Cada mañana tengo una oportunidad más

de tenerte.

Tengo amigos

que también me tienen a mí.

Tengo septiembre repetido en el calendario.

Tengo lo perdido y lo ganado.

Tengo memoria y recuerdo por qué te quiero.

Tengo alegría porque tengo esperanza.

Allá arriba tengo un cielo estrellado

mirándonos.

Tengo tu piel desnuda en mi mano.

Tengo una lista de cosas que hacer

que no se hacen solas.

Tengo apetito de ti porque no sacian las horas.

Cinco años cogiendo tus manos sin tenerlas,

pero de algún modo,

también las tengo.

Tengo un te quiero empapado de versos.

Tengo verano todos los días con tu sonrisa.

Tengo la certeza de que formas parte de mí.

Tengo una vida,

y te tengo a ti

pero no tengo nada.

Beatriz Casaus 2017 ©










miércoles, 13 de septiembre de 2017

Reflexiones en mi cumpleaños :)

"Cuando yo tenía cinco años, mi madre me decía que la felicidad era la clave de la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron qué quería ser cuando fuera mayor. Yo respondí "feliz". Me dijeron que yo no entendía la pregunta y yo les contesté que ellos no entendían la vida." (John Lennon)









Es curioso que mucha gente intenta vivir la treintena cumpliendo con la mayoría de los condicionamientos sociales establecidos que se esperan de ellos, para sentirse bien o por pura presión social, pero el caso es llegar a esa edad sino con todos, al menos alguno de ellos. Casados, casados y con hijos, con coche o varios coches, casa y éxito profesional. Pero se olvidan de lo más importante: de vivir sus vidas y no las de otros. De vivir gozando el instante, como un niño lo hace. De seguir lo que sus corazones les piden a gritos porque cuando no se le escucha, a veces con el paso de los años, el cuerpo se revela. De escucharse y de darse ese espacio y tiempo para hacerlo. ¿Y si el éxito no se midiera solo por el profesional? ¿Y qué hay del éxito personal, pero no solo entendiendo el culmen de ello casarse y tener descendencia? ¿Qué hay de la felicidad?


Fijémonos en un país como Bután, conocido por ser “el país más feliz del mundo” siendo uno de los países menos desarrollados de Asia. Mientras que en el resto de los países el crecimiento económico se mide a través del Producto Interior Bruto (PIB), Bután acuñó el término “(FNB) Felicidad Nacional Bruta”. Siguiendo un concepto de desarrollo distinto, enfocándose en la felicidad de la población en términos holísticos y basándose en aspectos como protección del medio ambiente, conservación de la cultura, desarrollo socioeconómico sostenible, vida mentalmente sana… Cada dos años el gobierno evalúa la felicidad de sus habitantes con una encuesta. Para ellos la meta principal es encontrar el equilibrio entre el desarrollo material y espiritual y por eso la mayor parte de la población se sirve de la práctica de la meditación. Incluso su propio gobierno invirtió en la construcción de cabañas en las montañas para facilitar su práctica. Allí la espiritualidad se ha convertido en la máxima manifestación de su riqueza y felicidad. Quizás nos haga reflexionar sobre qué nos hace felices a nosotros en occidente, ¿el placer de consumir o valores subjetivos? ¿Crear riqueza en una sociedad descontenta con altos niveles de depresión y ansiedad? ¿O quizá aspiramos a otro tipo de desarrollo?


Mi única aspiración para llegar a la edad que cumplo hoy, siempre ha sido ser feliz y poder haber crecido espiritualmente. Lo digo sin tapujos, que sé que para muchos hablar de esto es tabú. Para mí no, ya no. Debo vivir mi vida y no la de los demás y el estar pendiente de lo que los demás piensan es vivir las suyas. Es vivir a medias. En la mía vivo mi espiritualidad día a día y ayudo en todo lo que pueda (esa es la espiritualidad en la práctica). Me enfoco en depositar toda la buena voluntad posible hacia mí y hacia todos. Conectar con otros planos, conocer realidades paralelas, saber la verdad acerca del universo y de la existencia, ahondar en lo profundo de mi ser y descubrir qué se esconde dentro. Esa ha sido y es mi aspiración más allá de tener un coche, una casa, casarme y tener hijos.

Mucha gente tiene miedo a cumplir años, les aterra envejecer y les aterra en última instancia la muerte. A mí, sin embargo, sí me gusta cumplir años, lo hago encantada y agradecida hasta la médula. Puedo decir que he descubierto quién soy en realidad y eso es la mayor proeza que se puede alcanzar. Estoy feliz y alegre por vivir un día más, una oportunidad más, una experiencia más. He aprendido a vivir sin miedos, superándolos, sin apegos, sin ego, sin juicios, sin expectativas y con sentido de humor. Viviendo conscientemente cada instante y no de forma automática, centrando mis sentidos en el presente y con quien quiera que esté compartiendo ese momento presente. Segura de mí misma, ¡sí, por fin segura! y con ganas de vivir y saborear hasta la última gota de esta existencia.

Cumplir años es una maravilla, te conoces mucho mejor, y si eres mujer, con los años aprendes a sacarte más partido, te sientes mucho más cómoda contigo misma y ya no tienes todas esas inseguridades que antaño tenías arraigadas en una mente adolescente o veinteañera. Ahora tu cuerpo no es un descubrimiento como en la adolescencia, ni una comparación con el de otros, como en la veintena, sino una maravilla sea como sea porque responde perfectamente a lo que eres y lo aceptas y cuidas más que nunca. El balance para mí sin duda, es bueno, muy bueno. Tienes mejor criterio en cuanto a gusto enológico, gastronómico, musical, cinematográfico, de estilo, conoces los mejores sitios de las ciudades, sabes dónde ir y dónde no ir... Ya no estás por la labor de perder el tiempo porque sabes que es limitado y por lo tanto te haces consciente de tus prioridades. También por ello, eres consciente de tu mortalidad. En la veintena ese tema parece una ilusión y se piensa que a uno no le va a tocar nunca y que la juventud y la belleza duran toda la vida. En Bután, se medita cinco minutos al día sobre la muerte y este hecho, al contrario de lo que pueda parecer, hace vivir la vida al máximo y con conciencia. Por eso hay que cultivar otras virtudes y sobre todo valorar las cosas importantes y tener claro que nada es permanente, sólo lo verdadero permanece para siempre. La belleza, la juventud, las cosas externas a uno, el materialismo, la apariencia, son efímeros. La belleza se esconde detrás de una mirada, no en los ojos. La belleza se esconde detrás de una sonrisa, no en la boca. La belleza es la que desprende el alma, no el cuerpo.

El amor es lo único verdadero y se disfraza detrás de cada gesto, incluso a un desconocido, aunque no nos demos cuenta de ello. Es la única energía que existe y a través de la cual vivimos. Desde este mundo limitado no creo que podamos ser nunca conscientes de lo que abarca ni de lo que significa, pero gracias a personas con el coraje y la valentía para hablar de ello, como el autor del libro "Ahora estás en casa" Antonio Gómez Martín, (a quien tengo el enorme privilegio de conocer y escuchar y quien ha llegado a mi vida como una bendición), somos capaces un poco más de dilucidarlo e intuirlo, aunque nuestra mente racional jamás alcance comprenderlo.

Siento que estoy viviendo el momento más pleno de mi vida y me siento una afortunada de todas las experiencias en ella. Tengo la inmensa fortuna de tener un compañero de viaje que me colma de amor verdadero, una familia que está sana y personitas a las que querer y abrazar y por supuesto mucha otra que me queda por conocer. Doy la bienvenida a este nuevo año con toda la ilusión, fuerza y energía para que me llene de vida y de experiencias que me permitan crecer y evolucionar. Deseo encarecidamente ayudar a los demás y servirles y también deseo que viváis vuestra vida con alegría, felicidad y mucha paz y que sepáis tal y como dice mi amigo Antonio Gómez, que estáis condenados, condenados a ser felices e inmortales. ¡¡Un abrazo!!