lunes, 29 de abril de 2024

El cambio comienza en uno mismo

“Todo el mundo es un genio, pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil.”

 


Cada vez que me doy cuenta de que me estoy hablando mal, inmediatamente intento frenar ese diálogo interno y recordar la imagen de mí misma de cuando era un bebé.

Nunca le hablaría mal ni a ese bebé ni a ningún niño. Por lo tanto, si me hablo mal a mí, le estoy hablando mal a ese bebé, porque soy la misma persona aunque unos cuantos (muchos) años después, jiji.

No debemos hablarnos mal ni auto flagelarnos pues nunca lo haríamos con ese bebé que fuimos. Este pensamiento trae paz inmediata. Es instantáneo y muy efectivo.

Hay que recordar siempre y repetirse como un mantra pero integrándolo de forma genuina, que ocurra lo que ocurra, me trataré bien y que en nuestro interior, siempre habrá paz.

Cada uno de nosotros somos lo más importante de nuestras vidas. No hablarnos mal y no juzgarnos es el comienzo de una práctica bondadosa hacia nosotros.

El hablarse bien es una muestra de amor, tal y como lo hacemos con los demás. Hay que hacernos responsables de ello, pues nos otorga poder y nos saca del victimismo.

El mismo amor que vamos a compartir es el que debemos utilizar para con nosotros primero. Ya todos sabemos que de donde no hay, no se puede sacar.

Seamos buenos con nosotros mismos como lo seríamos con la persona a la que más queremos. No nos hagamos más auto sabotajes. Podemos ser nuestro mayor enemigo y los únicos que nos marcamos límites a nosotros mismos. Dejemos de autocriticarnos tanto. Yo como buena Virgo, tengo la necesidad de aprender a no hacerlo. Pero me esfuerzo en conseguirlo.

En el momento en que me di cuenta de este hecho, el amor hacia mí misma se desarrolló. No todos nos amamos desde que nos conocemos, algunos lo hemos ido aprendiendo por el camino. A mí, en particular me ha llevado toda una vida aprenderlo, por eso me gusta cumplir años. Porque cada año aprendo a amarme y a amar mejor a los demás.

Las únicas limitaciones son nuestras creencias sobre nosotros mismos y a veces, somos como ese elefante que sigue atado a un palito pensando que no puede moverse de allí, porque de pequeño le ataron y no podía moverse, y se cree que ya de mayor no es suficiente fuerte como para romperlo. Aún no se ha dado cuenta de su verdadera fuerza y poder.

Por si le sirve a alguien, yo me suelo repetir la siguiente frase: “Que yo esté bien, que yo esté feliz y que yo esté en paz”. Esta frase es sacada de una historia que le contó Buda a sus discípulos y que voy a contar ahora.

Se trata de “la práctica de la Bondad amorosa”, basada en cuidar y amar, comenzando con uno mismo. Nos ayuda a practicar el amor incondicional activamente a todos los seres, empezando, repito, por uno mismo.

En una ocasión, Buda mandó a sus discípulos a meditar en el bosque, pero cuando sus discípulos fueron, había allí espíritus que les molestaban y no conseguían meditar. Cuando volvieron, le contaron a Buda lo que les había pasado y que tenían miedo. Buda les enseñó que cuando fueran molestados, les dijeran la siguiente frase: “Que estéis bien, que estés felices y que estéis en paz”. Así que los discípulos hicieron tal y como les había dicho el Buda y desde entonces, aquellos espíritus les ayudaban e incluso desarrollaron una relación amistosa con ellos. La situación se había solucionado.

 Esta práctica se puede realizar tanto con personas difíciles, como con nosotros mismos. No hace falta verbalizarlo en alto, se puede decir mentalmente, y el resultado es automático.

Se trata de una práctica que he aprendido en el precioso curso que he realizado de “Acompañamiento en paliativos” y que me ha servido de mucho a todos los niveles. He aprendido una barbaridad y me ha hecho muy feliz. Lo he disfrutado muchísimo.

Así que, tal y como dice la famosa frase “si tú cambias todo cambia”, el tratarse bien a uno mismo, es el inicio de ese cambio.

Que haya paz, felicidad y amor en todos :) ¡Abrazón!

 

Beatriz Casaus 2024 ©

 


lunes, 22 de abril de 2024

Los amigos son medicina para el alma

“La amistad es la joya más preciada en el cofre de las relaciones humanas, tenerla es un privilegio.” (Jess. C. Scott)

“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas”. (Aristóteles)

He pasado un fin de semana increíble y divertidísimo con amigos. Uno de mis mejores amigos que vive en Milán, ha venido a visitarme y hemos sido muy felices pasando tiempo juntos y de calidad. Cada vez que nos vemos, nos morimos de la risa y las carcajadas están aseguradas. Casi no he dormido nada, pero ha merecido la pena. Lo hemos pasado genial todos los que nos hemos juntado. Sin duda, he ganado años de vida. 

Poco se habla de la amistad, así en general. Para mí forma parte de uno de los pilares de mi vida, está entre mis valores personales y le doy mucha importancia. Se da todo el enfoque y la atención a la pareja y a los hijos, pero no a las amistades, que están infravaloradas.

Las verdaderas amistades, son uno de los focos de felicidad más importantes que existen. Compartir la vida con amigos, es uno de los mayores placeres de la vida. Los buenos amigos favorecen incluso a la salud y la alegría en el alma. La lealtad, el apoyo mutuo, el respeto, la tolerancia, el no juicio, cultivar todo esto nos hace mejores. Es otra de las manifestaciones del amor.

Regalarse conversaciones, risas, escuchar y ser escuchado, ofrecerse apoyo incondicional, todo esto crea vínculos fuertes que nos hacen sentirnos bien y satisfechos.

Lo más importante son las personas a las que amamos, el amor que ofrecemos y recibimos y en ese círculo, entran los amigos de verdad. La familia que se elige. 

Aquellos que defienden tu nombre cuando no estás. Los que te quieren y te lo demuestran. Los que están contigo en los buenos y en los malos momentos. Esa es la verdadera riqueza.

Beatriz Casaus 2024 ©