"En el atardecer de nuestras vidas, solo seremos examinados del amor" (San Juan de la Cruz)
Qué razón tenía Carl Gustav Jung cuando decía: “Lo que niegas te somete, lo que aceptas, te libera. Lo que resistes, persiste.” Dos semanas antes de cumplir 40 años, estaba acojonada. No dormía por las noches. Tenía como una especie de resistencia ante ese hecho. Y nunca me había pasado antes al cumplir años. Sin embargo, cuando llegó el día y vi que nada cambió, que por fin aceptas la realidad, te liberas. Dejas de resistirte y por lo tanto, pierde poder. Te liberas de lo que sueltas y te atas a lo que rechazas.
Es más, resulta que me siento hasta más poderosa. No sé cómo explicarlo. De pronto, casi de forma mágica, tengo una sensación de poder dentro de mí que no puedo describir y sin embargo nadie me había hablado de eso y sí de todo lo malo que conlleva. Me he dejado llevar por pensamientos negativos asociados a la edad, por mentiras difamadas y creencias limitantes que nos han inculcado, sobre todo si eres mujer, y no es real.
Yo acabo de aterrizar a esta década, tampoco sé tanto, pero os aseguro, sobre todo a las chicas, que se está genial a este lado, así que no tengáis miedo. Se siente increíblemente bien y sientes incluso más poder dentro de ti.
Por eso quizá se intenta desprestigiar, porque no conviene saber que somos poderosos y más sabios a medida que vamos madurando. Siempre, lo mejor está por llegar y cada día de nuestras vidas es una nueva oportunidad. Doy gracias por cada día nada más levantarme y también las doy a lo largo del día por todo lo que tengo, me siento bendecida y afortunada de haber llegado hasta aquí. De que se me está dando este glorioso regalo llamado vida. Cada respiración es una bendición.
Tuve la mejor celebración de cumpleaños que podía imaginar, acompañada de mi pareja y rodeada de muchos amigos. ¡Parecía una boda, jajajaja! No me cabe más agradecimiento en el pecho y mi corazón está lleno y cargado de cariño.
¡¡Un abracito y muchas
sonrisas y alegrías para todos!!
(Dejo por aquí el primer poema de mis 40, jejeje)
La orilla y el mar
Aliviarse
viéndote amanecer
en silencios eternos
quebrantados
de propósito.
Entre sombras
llego
a estas esquinas del mar
dentro de mí,
faltas
de aliento.
Devuélveme
esa azul esperanza
que traen
tus sonrisas mojadas.
Némesis,
de sirenas.
Callada,
soy playa desierta
donde solo existe
la vulnerabilidad.
Se remueven
mis aguas internas,
turbias
y envenenadas
por pensamientos
calados
de suciedad.
Hay una fantasía soñada
en mi interior
conectada con la oscuridad
del océano.
Allí dentro,
no hay individualidad.
Solo una profundidad
estremecedora.
Todo lo oscuro
en realidad,
es profundo.
Meciéndome
sola
en el oleaje
de tu intermitencia.
Con lágrimas
disfrazadas de olas amargas
por caricias
a otro cuerpo
que no es ni el tuyo
ni el mío.
Es un esfuerzo combatirte
en tu sabor cruel a roca.
Donde las olas
y los corazones
se rompen
al chocar.
Amo ese cielo
que dejas a tu paso.
Esa estela que es guía, faro,
incluso,
un imán en los destellos
del agua.
Un sabio dijo:
Cuando dos almas
están destinadas
a encontrarse,
son como la orilla y el mar.
Comparten
el destino final de sus límites.
Naciendo
en un bucle infinito
del mismo
amor.
Beatriz Casaus 2024 ©