Te busqué en muchos hombres pero ninguno eras tú.
Te dejé alas para que buscaras tu libertad y me aparté.
Te llamé pareja cuando en realidad eras compañero de experiencias.
Te tendí la mano y el brazo si hubiera hecho falta.
Te enseñé que el amor tiene numerosas ventajas.
Te escuché cuando habías olvidado tu voz.
Te alimenté con un vocabulario de emociones del que eras analfabeto.
Te protegí como una madre cuando ese no era mi papel.
Te brindé los mejores instantes compartidos.
Te respeté al descubrir que la perfección no es mérito humano.
Te acompañé cuando cambiaste de rumbo.
Te intenté cambiar y me liberé
al conocer que el cambio viene a través de mí.
Te reconocí,
cuando me rebelé contra mí misma.
Te encontré,
cuando me reconcilié con la vida.
Me equivoqué,
cuando te responsabilicé
de mi felicidad.
Y te perdí,
el mismo día
que
te
necesité.
Beatriz Casaus 2012 ©
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