Soy una persona introvertida y
extrovertida a la vez. Puedo sumergirme en la pasión de una conversación que me
hace vibrar o no articular palabra y observar los detalles que ocurren a mi
alrededor y roban mi atención. Por una parte necesito conversaciones que cubran
mis inquietudes y mi necesidad de comunicarme y por otra, me integro en el
silencio más profundo en el que tan a gusto me siento. Puedo estar hablando sin
cesar o cesar de hablar para simplemente escuchar. En ambos casos me siento cómoda pero mi verdadera esencia es estar callada. Me apasiona relacionarme pero también necesito mi tiempo para estar sola. Soy más de hechos que de que
palabras.También prefiero mantener silencio
a decir tonterías o a hablar de temas que no me interesan. Soy más de dar
soluciones que de quejarme. Mi mundo gira mucho hacia dentro y siento las cosas
de forma profunda e intensa, para bien y para mal. Por otro lado, gozo de un
sentido bastante acentuado de cercanía con las personas, me fundo en las
miradas sin necesidad de decir nada y me doy sin reservas. Yo no veo a las
personas sino que las siento. Tengo un interior tan floreciente como el de todos en el que me
resguardo la mayoría del tiempo. Me gusta el contacto exterior, me encantan sus
formas y me divierto con ellas, pero pertenezco a la dimensión inarticulada en la
que todo es posible. A veces me tildan de mística cuando me leen o hablan
conmigo y otras de frívola porque sólo ven la punta de un iceberg, el aspecto exterior. Mi secreto es que cuando sonrío con mis labios, también lo hago hacia dentro, como todo lo demás.
Beatriz Casaus 2015 ©