“Sé realista, planea un milagro” (Osho)
Y la espiritualidad no es algo abstracto.
Es aquí, con el vecino gruñón, con el compañero insoportable,
cuando te pitan con el coche, en el tráfico cuando tienes prisa, con la pareja
egoísta, con los hijos desagradecidos, con la amiga envidiosa.
Es ser amable con todos, incluso con los que no
te caen bien. Eso es una manifestación del amor incondicional. A mí cuando
alguien no me gusta, le digo mentalmente: “Gracias por dejarme practicar contigo
lo que es el amor incondicional. Te amo.” Y lo repito mucho, hasta que me
sale verdadero amor hacia esa persona e incluso las situaciones se revierten en
positivo.
Es tratar bien aunque estés teniendo un mal día.
Nadie tiene la culpa de eso.
Es ayudar, dar las gracias, aprender de todo. La espiritualidad
no es teoría, es una práctica diaria.
Es elevar el estado de conciencia, dando un
significado a todas las experiencias, las malas incluidas.
Es aceptar tu sombra, es sacar a la luz tus
partes oscuras para aceptarlas. Es abrazar tus errores, es pedir perdón. Es
perdonar.
Es amarte y poner límites. Es aceptarte con tus
michelines y tus canas y tu mala leche matutina. Es permitirte ser tú mismo.
Es elegir ser alegre y dar alegría. Ser un apoyo a los demás. Escuchar y comprender.
Es intentar no enjuiciar. Estar atento a los juicios
que emites y corregirlos, porque encarcelan.
Es disfrutar de los placeres sensoriales pero no
apegarse a ellos. Ser agradecido por vivirlos.
La espiritualidad es investigar, claro. Descubrir
quién eres, escuchar nuestra intuición.
Es tener intenciones puras y alimentarse de pensamientos positivos.
Preferir hacer una respiración antes que perder
los papeles. Es aprender a controlarse.
Es traer el cielo a la tierra. Es hacer sagrado
lo cotidiano.
Esa es la verdadera prueba. El desafío de vivir en este videojuego. Con todo lo que ello conlleva.
El dolor y la gloria que está asociado a ello y
que cada experiencia nos ofrece.
Estamos en el máster del universo. Nadie dijo que fuera fácil, pero al menos lo estamos intentando y hacemos lo que podemos. Seamos buenos con nosotros mismos y démonos mucho cariño. Porque es complicado, sinceramente.
Somos imperfectos como humanos, pero dentro de nosotros mora la inmortalidad. La perfección. La esencia divina, nuestra verdadera naturaleza.
Beatriz Casaus 2024 ©
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