“No sé lo que es no tener emociones profundas. Incluso cuando no siento nada, lo siento completamente.” (Sylvia Plath)
El 23 de octubre comenzó la tan temida y a la vez fascinante, temporada de Escorpio. Estamos ante semanas desafiantes en las que todo se siente con una intensidad fuera de lo común. Porque si hay una palabra que define a este signo, es precisamente intensidad. Bajo esta energía, nada pasa de puntillas. Se ama, se teme, se desea y se revela más. Es el inicio simbólico del descenso al inframundo. También tiene el potencial para ser un mes de alquimia interior. Dependerá de nosotros.
Escorpio está regido por Plutón, el equivalente a Hades en la mitología griega, el conocido como dios del inframundo. Y esa es la clave para entender la vibración de esta etapa. Lo oculto sale a la superficie. Lo negado o reprimido pide ser visto, como diría Jung. Lo que evitamos por miedo al dolor, exige transformación. Escorpio rige el poder, el control, la sombra, la profundidad, el orgullo, el magnetismo personal, la muerte simbólica y el renacimiento. Si Libra buscaba armonía y diplomacia, Escorpio es brusco y viene a arrancar el velo. La cruda verdad sustituye a la verdad maquillada por Libra. Ante Escorpio no hay escapatoria.
Y esta temporada no llegó sola. La comenzamos con un stellium histórico en Escorpio (Sol, Luna, Marte, Mercurio, Venus y Lilith). Una configuración tan atípica como explosiva: un auténtico cóctel molotov a nivel emocional y psicológico. Es el precipicio arquetípico: el lugar donde uno se enfrenta consigo mismo. O atraviesas la sombra, o la sombra te devora o te destruye, y si eres tan valiente como para cruzar tus profundidades, para mirar de frente tus miedos, tus obsesiones o tus heridas y no huir, la recompensa es el renacimiento, cual ave fénix. Pues esta energía aunque es la más difícil, otorga el mayor regalo. Si la superas, se crece exponencialmente. Lo difícil es precisamente, lo que eleva.
Podemos hacer un paralelismo a través de la escena en la que Gandalf, en la película El Señor de los Anillos, desciende a las profundidades y libra la batalla más dura de su vida contra Balrog, un temido demonio en las Minas de Moria. Gandalf muere simbólicamente y renace convertido en Mago Blanco. Sufre su gran metamorfosis después de vencer a su mayor miedo. Ese es el camino escorpiano, morir para renacer más poderoso, más sabio y más auténtico.
Y este momento habla precisamente de eso, de enfrentarnos a nuestra propia sombra, miedos más profundos y todo aquello que nos confronta. De Escorpio no se puede huir, pues estamos hablando de Plutón, su regente, que es un planeta tremendamente poderoso, aunque sea un planeta enano.
Con Escorpio, las emociones están a flor de piel. Hablamos de una energía de opuestos, no de colores intermedios. Hablamos de blanco o negro, de día o noche. Escorpio no entiende de medias tintas, si quiere algo, lo quiere todo, si quiere a alguien, lo quiere todo de él. Por eso su lado oscuro, tiene que ver con la posesividad, el control, la manipulación, los celos, la envidia, la comparación, el odio, el rencor, la oscuridad, la venganza, el poder, la obsesión, el sexo sin control, la intensidad desmedida, los estallidos de ira. Por eso Escorpio es tan temido, porque en su sombra, rige emociones poco beneficiosas. Las que llevan a un individuo a vivir en un estado interno parecido al infierno, de ahí que El Hades en griego, era el infierno.
No olvidemos que Marte es también co regente de Escorpio junto con Plutón y que está en domicilio. Marte, planeta de la guerra y de la acción, en Escorpio puede explotar, da determinación y gran voluntad para conseguir lo que nos proponemos, pero también puede dar poco control de la violencia y la ira sino hay consciencia detrás que lo sostenga.
Plutón no es una energía sencilla precisamente. Lo vimos en 2020 con la famosa conjunción Plutón–Saturno en Capricornio, activadora de crisis históricas como pandemias, guerras o colapsos sociales. Cuando Plutón actúa, nada permanece igual. Su función no es destruir por destruir, sino destruir lo que es falso, decadente o insostenible.
Recordemos lo que pasó en 2020 con “el bicho”. Recuerdo la tardevieja del 31 de diciembre de 2019. Estaba con unas amigas celebrando, y entonces me preguntaron, como viene siendo habitual, cuál era mi pronóstico para el próximo año. Vieron que me puse seria y les dije que no sería un año bueno o fácil, sino que iba a ser muy duro y que se produciría algo gordo que iba a cambiar todo. Las personas que me conocen, no están acostumbradas a que de mensajes pesimistas, así que no se lo podían creer. Me preguntaron si estaba segura y vaya que si lo estaba…
Tres meses después me dieron la razón. Ocurrió la famosa y temida conjunción Plutón- Saturno en Capricornio que junto con Marte y Júpiter también haciendo conjunción, para cualquier persona que entienda de astrología y de astromundial sabe, que eso era un factor determinante de crisis muy severas. Esa misma configuración o parecida estaba presente cuando se dieron eventos catastróficos como la peste negra, la primera GM, la aparición del virus del sida…
Así que cuando hablamos de Plutón no hablamos de energías fáciles. Sin embargo, tal y como quiero recalcar, sólo lo difícil nos lleva a nuestro mayor crecimiento, así que es una energía poderosa para evolucionar, una vez superada, a nivel humano. El gran proceso alquímico.
Lo que tengo claro es que los niños que hayan nacido estos días, con este stellium en Escorpio tan significativo, no pasarán desapercibidos. Tener Sol, Luna, Marte, Mercurio, Venus y Lilith en Escorpio otorga una energía potentísima, pero mal configurada, puede ser lo más peligroso con lo que te puedes topar. No me gustaría estar en la piel del enemigo de esos nativos. Ni de lejos. En positivo, serán personas que consigan lo que se propongan.
Conozco mucha gente con Luna en Escorpio, personas amadas por mí, que pasan verdaderos dramas en sus vidas por sus propias vidas emocionales. Es una energía difícil de gestionar tener la luna emplazada ahí, pues en astrología se dice que está en caída. Son famosas por vivir emociones profundas, memorias que no se olvidan jamás y heridas que tardan en cerrar o que nunca se cierran. Albergan resentimientos que pueden enquistarse si no se trabajan.
La sombra de esa luna confiere personas que no olvidan, que viven en el rencor y pueden tener sentimientos de venganza. Además son obsesivos y siempre viven en su herida emocional. No pueden pasar página y si lo hacen, se guardan ante los demás lo que verdaderamente sienten. Son muy celosos de compartir sus emociones, o vida privada con quien no sea parte de su círculo más íntimo y a veces, ni con ellos. Pueden odiar en silencio.
Si a esta posición le añadimos Mercurio y Venus en Escorpio, además de la Luna, estamos ante personalidades con una marcada tendencia a la intensidad emocional, que puede manifestarse en forma de posesividad, celos, envidia, obsesión y deseo de control. Son personas perceptivas, sibilinas y estratégicas, capaces de moverse con sigilo y leer entre líneas con inquietante precisión. Cuando se sienten amenazadas, pueden convertirse en enemigos temibles, porque vigilan desde la sombra, analizan cada movimiento y esperan el momento exacto para clavar su aguijón. Personalmente, no me gustaría implicarme en una relación sentimental con alguien que tuviera esta configuración: me resultaría asfixiante. Eso sí, la lealtad que poseen es indiscutible, aunque yo prefiero una lealtad nacida de la confianza y la libertad, no del control ni la obsesión.
Así que si a la Luna, Mercurio y Venus en Escorpio, le añadimos el Sol, Marte y Lilith, ya no tengo registro alguno del tipo de persona que puede ser. Hablamos de un perfil psicológico potentísimo: capaz de logros extraordinarios o de autodestrucción, si la sombra gobierna al yo. Escorpio es poder. Cómo se use ese poder, ya es otra historia.
Lo que sí tengo claro es que su fuerza de voluntad será férrea, así como su capacidad extenuante de concentración, enfoque y focalización. Pero puede ser tremendamente peligrosa o dominada por las peores pasiones del ser humano. E incluso si está mal aspectada, podría ser malvada o cruel.
Mal configurado, también tiene que ver con la brujería y las malas artes. No es de extrañar que personas con varios planetas en este signo, como he citado antes, hagan uso de estas energías de baja vibración para conseguir sus propósitos. Lo que quizá desconocen es que todo lo que hacemos o enviamos hacia otra persona, tarde o temprano se devuelve multiplicado a quien lo envía. El uso de ese mundo es muy perjudicial para quien lo realiza así como para quien lo encarga. Lo más conveniente es estar lo más alejado de esas energías, no usarlas jamás y enfocarse solo en Dios.
No es casualidad que en esta época se celebre el Día de los Muertos en México el uno y dos de noviembre. Escorpio rige el final de los ciclos, lo que está bajo la superficie, la psicología, los misterios, el tabú, lo oculto, lo esotérico y lo que debe morir simbólicamente para que algo nuevo pueda nacer. Rige la muerte y todo lo relacionado con ella, por eso precisamente durante su temporada se festeja Halloween, (en otro post hablaré de mi opinión personal sobre esta fiesta pagana) Tiene interés por indagar y va hasta el fondo de todo. Son personas con gran profundidad, interesadas en temas esotéricos o espirituales. Pueden tener mentes detectivescas. Les interesa la psicología, para llegar a la profundidad de la psique de las personas. Por eso muchos escorpio son psicólogos.
Esta temporada trae una consigna clara: soltar, purificar, cortar, exponer la verdad, renacer. En fin, estamos ante una temporada poderosa, con gran potencial para la purga y el dejar atrás lo que no sirve. Escorpio obliga a soltar y no lo hace de forma suave como lo haría Libra. Escorpio te dice “o sueltas, o te hago soltar yo”, sin anestesia. Muestra la cruda realidad tal y como es.
Si tuviera que describir esta energía con imágenes, sería con el universo estético de las películas de Tim Burton, o con la moda siniestra. Eso describe bien el arquetipo escorpiano. Que tiene que ver con el color negro o tonos oscuros, una belleza oscura, profundidad emocional, sombras, oscuras obesiones…
No será un tránsito suave. Pero sí será valioso, poderoso y necesario. Es tiempo de limpiar, de mirar hacia dentro, de dejar morir viejas pieles, de enfrentar lo que duele… y de salir más libres.
Que tengas una temporada de Escorpio reveladora, profunda y transformadora. Nos vemos después de la metamorfosis.
Un abrazo.
Beatriz Casaus 2025 ©

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