"El apego es una vinculación mental y emocional (generalmente obsesiva) a objetos, personas, actividades, ideas o sentimientos, originada en la creencia irracional de que ese vínculo proveerá, de forma única y
permanente, placer, seguridad o autorrealización. Léase bien: " permanente" ( indestructible , eterno, inmodificable, arraigado). En consecuencia, la persona apegada estará convencida de que sin esa relación estrecha (adherente o dependiente) le será imposible ser feliz, alcanzar sus metas vitales o tener una vida normal o satisfactoria"
"Desapegarse sin anestesia" (Walter Riso)
"Desapegarse sin anestesia" (Walter Riso)
El mundo de las relaciones es un campo complejo por el que
transitar, sin embargo es uno de los ámbitos de la vida, por no decir el que
más, de los que más se puede aprender y hace crecer a pasos agigantados. Uno no
sale de una relación como la comenzó. Sin duda, habrá madurado por el camino y habrá
aprendido por lo menos algo.
En mi historial sentimental hay una larga lista de
relaciones empezadas y finalizadas y aunque en un momento este pensamiento me
pueda hacer sentir fracasada, es ahora cuando veo la gran riqueza que todo aquello
me ha aportado. Riqueza a todos los niveles. He vivido una barbaridad y he
aprendido mucho, por lo que me siento agradecida por todas aquellas relaciones
que me han hecho rica en experiencias y en lecciones.
Como estoy en un momento de introspección personal y de
reflexión conmigo misma, (quizás sea porque pronto se aproxima mi cumpleaños y
se tiende a hacer balance), he llegado a conclusiones que me gustaría
compartir. Pero advierto que éstas, son conclusiones a las que he llegado yo y
que comparto sin ninguna intención de convencer a nadie. Cada cual que se
busque las suyas y si a alguien le resuena lo que digo, bienvenido sea y al que
no, pues ha pasado el rato leyendo, que no es poco.
Me gustaría desmitificar el amor como bálsamo de vida.
Entendiendo ese amor, como amor de pareja “made in Hollywood” el cual se nos ha
grabado en el cerebro como lo más importante de la vida. Por supuesto que sin
amor la vida no existiría (amor a seres queridos, a la carrera profesional, a
lo que nos rodea, a ideales…) pero el amor romántico pasional que nos han
vendido es falso y gracias a él se ha conseguido mucho dinero.
Lo primero de todo, porque nos resta poder. Todo aquello a
lo que demos poder que no esté dentro de nosotros, es un error. Porque todo
aquello que está fuera de nosotros es perecedero, tarde o temprano se irá ya
que la realidad es cambiante y como decía Buda, es una ilusión. Por lo tanto,
depositar todas nuestras esperanzas y búsqueda de felicidad en una pareja es un
argumento insano. La mayoría de la gente tiene el anhelo de ser amado y piensan
que en el momento en que encuentren una pareja ese anhelo desaparecerá y que
además serán felices por añadidura. Éste es un error de base porque ese anhelo
debe ser llenado por nuestro propio amor haciendo alarde de comprensión y
ternura hacia nosotros mismos, escuchándonos y sacando a la luz el dolor de no
haber sido queridos (o lo que sea que nos pase) y después dándonos amor y
sintiéndonos bien con nosotros mismos. Si no se actúa de ese modo, la relación
que se comience va a estar fundada sobre una base irreal, aunque al principio
parezca que sí nos llena por el estado ciego del enamoramiento, llegará un
momento en el que no sea así.
Si se va por la vida buscando paliar necesidades emocionales
mediante relaciones sentimentales, se cae en un agujero confuso. Cuando existe
un vacío que necesita ser llenado y pensamos que el cariño de otra persona lo
puede ocupar, depositaremos en aquel/aquella toda la responsabilidad de que nos
haga feliz y eso es muy injusto para los dos. En algún momento aquella persona
no nos reportará lo que anhelamos porque no es su cometido, ni su responsabilidad.
La única persona que puede hacernos felices somos nosotros mismos, primero
solucionando nuestras necesidades mediante ejercicio de reflexión y
terapia profesional si hace falta y más tarde, una vez nos sintamos completos y
satisfechos con nosotros mismos, entonces sí que todo lo demás vendrá por
añadidura y podremos compartir nuestra felicidad con otro ser completo que
también lo haga.
En Occidente, hemos hecho un mérito de ser esclavos de
nuestros sentimientos. Creemos que los sentimientos nos rigen y que no los
podemos decidir nosotros. Tendemos además, a separar lo que pienso de lo que
siento cuando en realidad deberían ir juntos de la mano. No hay que ignorar lo
que uno siente, al contrario, se debe siempre dejar espacio a los sentimientos
dándolos valor y escucharlos, pero esto debe hacerse de igual modo con los pensamientos.
No se puede actuar sólo desde uno de estos sentidos. Se debería actuar desde
ambos a la vez .A veces nos respaldamos en decir: “Es que es lo que siento” y
ya con eso es razón suficiente como para zanjar cualquier asunto. Pero, ¿qué pasaría
si nosotros también pudiésemos contribuir en ello? ¿y si pudiésemos controlar
lo que sentimos? Yo creo que esto es posible.
Es muy gracioso que en muchas culturas iniciáticas, no te
dejan casar con alguien si estás enamorado. Lo que aquí en Occidente más buscamos,
el estado de enamoramiento, en algunas culturas es incluso, una maldición. La
peor maldición gitana es decirle a alguien que “te enamores”. Nuestro método aquí es “cásate con el que amas”
y así nos va...con tasas de divorcio elevadísimas. En estas culturas sin embargo, ni tan
siquiera conocen la palabra divorcio. ¿No será entonces que vamos
desencaminados?
El enamoramiento
tiene fecha de caducidad, dura de tres a seis meses, a veces hasta dos años.
Cuando uno está enamorado, está ciego y al igual que uno no elegiría de forma
ciega cualquier electrodoméstico para el hogar, qué menos que elegir a ciegas a
una pareja con la que vas a compartir el resto de tu vida. Hay que esperar a
que se pase ese estado de enamoramiento. Se debería convivir con la pareja por
un período mínimo de seis meses para conocer las manías de cada uno y todo lo
que concierne a esa persona antes de tomar una decisión como esa. Si pasado ese período, uno incluso ha
empezado a amar a esa persona, ese es el indicativo de que está bien. Pero casarse
en el período de enamoramiento es una locura, básicamente porque se acaba y
entonces las parejas piensan que deberían estar como al principio y como no lo
están, (porque no es posible) se separan. Cuando lo que hay es un error de
base. Que se vaya el enamoramiento es una bendición porque uno puede amar de
verdad a la persona que tiene delante y no al que nos gustaría que fuera.
Yo voto por elegir a la pareja, por utilizar la razón y no
sólo los sentimientos como se nos hace ver y no por ello sentirnos que somos unos
convenidos. De hecho, seremos personas más íntegras que no se dejan llevar ni
por una cosa ni por la otra. Hay que saber escoger y proyectar lo que queremos.
Si nos dejamos llevar por el enamoramiento, en muchas ocasiones ese
enamoramiento estará basado en nuestros anhelos y necesidades emocionales y
como dije antes, eso es un error.
En Occidente decimos: “me caso por amor o me caso por interés”,
¿pero por qué uno no se va a casar con quien le interesa si es con quien va a
pasar el resto de su vida? Se trata de romper este paradigma del amor de Walt
Disney y aprender a amar según nuestros intereses. Sí, tener intereses en la
vida no es malo, ¿no enseñan en la escuela que hay que poner interés en las
cosas? Amar a una persona que nos va a hacer aprender, a desarrollarnos como
personas y con la que podamos compartir nuestro gozo personal, es la persona
que nos interesa y con la que compartir
un amor sano.
Ale, ésto es la teoría, a ver si ahora lo ponemos en práctica...comenzando por mí. ¡Besos enormes!
Beatriz Casaus 2012 ©
"Que se vaya el enamoramiento es una bendición porque uno puede amar de verdad a la persona que tiene delante y no al que nos gustaría que fuera".
ResponderEliminarMe quedo con esta frase.
por cierto me parece absolutamente fascinante este articulo....Besos Bea.
¡Bueno no exageres hombre!un besito pa´ti :)
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