martes, 28 de mayo de 2013

¿Por qué lo llaman amor cuando quiere decir apego?


“Aquel que mira hacia fuera, sueña, aquel que mira hacia dentro, despierta” (Carl Jung)



¿Por qué lo llaman amor cuando quiere decir apego?

No he nacido sólo para mimarte,
besarte, acariciarte.
Perderme en esa sensación fantasiosa
que aplasta mis sentidos por mis anhelos
y los mezcla de forma uniforme
para perder permanentemente
mi centro y mi identidad.
Aunque disfruto cuando lo hago
y tu placer se convierte en mi fruición,
no estoy aquí sólo para darte amor,
entiéndelo.
Mi gozo empieza por mi desarrollo.
No te quiero menos por saber quién soy,
lo hago más y mejor,
porque no te necesito,
como tú a mí tampoco.
Decidimos compartir nuestras vidas
nuestros sentimientos, 
de forma desapegada.
No estoy aquí para completarte,
no me impongas esa responsabilidad,
sino para enseñarte
lo que quiero mostrarte
y tú, 
enseñarme lo que necesito aprender.
Te dejaré libre para que respires
el oxígeno que te rodea
y tú me dejarás libre
para que pueda conocer
lo que existe a mi alrededor, 
tanto a ti,
como a otras personas más
que cumplan su rol para conmigo,
al igual que tú tendrás las tuyas.
No soy menos poeta o romántica
por darte el espacio específico que tienes.
Tu valor es inmenso, 
tal y como el mío lo es,
por eso respeto ambos.
Tú no me completas,
yo no te completo.
Los dos somos únicos y diferentes,
practicamos con nuestras diferencias
y por ellas nos admiramos.
No he nacido para darte placer,
aunque elijo dártelo,  
porque al dártelo a ti,
me lo doy también a mí.
Te quiero no como a un objeto
que cuando es nuevo y bonito se le aprecia.
Quiero a tu esencia, 
a tu interior,
a quien respira a través de tus pulmones,
a quien ve a través de tus ojos,
a las palabras que pronuncia tu boca.
Me siento afortunada y agradecida
porque cada día comparto,
porque cuando te miro,
te veo a ti, 
me veo a mí.
No vas delante,
caminamos al mismo ritmo
pero si te adelanto,
te enseño el atajo, 
o viceversa.
Soy lo que he aprendido,
y tú formas parte de esas lecciones.
Agradezco tu comprensión, tus manos, 
tus miradas.

Eres lo que eres
soy lo que soy
y me das gracias por las veces
que te doy la mano 
para que no te pierdas.

Es un lujo caminar a tu lado.

Te adoro,
pero te suelto 
y te dejo ir.
Ese es mi mayor regalo.


Beatriz Casaus 2013 ©




miércoles, 15 de mayo de 2013

Si me lo permites


“Una vez que alguien ha soñado un sueño,
ese sueño ya existe y no puede escapar a su propia existencia.

Pero si el que lo sueña no puede recordarlo,
¿qué pasa con él, a dónde va?



El sueño se va a vivir al país de Fantasía,
a un lugar muy profundo dentro de la Tierra.

Hay sueños olvidados,
todos almacenados en distintas capas.

Cuánto más profundo logres cavar,
más cerca estarás de él.

El país de Fantasía
se levanta sobre los sueños olvidados”

(Michael Ende, “The Neverending Story”)

La historia interminable fue uno de mis libros favoritos que leí cuando era pequeña, ni siquiera las quinientas y pico páginas lograron disuadirme de su lectura a mis 9 años de edad. Luego recuerdo que vi la película y que me gustó muchísimo y ahora años más tarde, recordándola, me doy cuenta de que es uno de esos cuentos que entretienen a los niños y que despiertan a los mayores. Hay un momento cuando el padre de Bastian, (el protagonista) le dice algo que a mí me produce la misma muerte lenta que a la emperatriz infantil: "Tú sabrás lo que te gusta o no, hijo, pero procura tener siempre los pies en el suelo. Deja de soñar despierto y empieza a ver las cosas como son de verdad”  Pero, ¿cómo son las cosas de verdad?, ¿qué es la verdad?, ¿la tuya o la mía? Como dijo Calderón de la Barca, "La vida es sueño, y los sueños, sueños son". Os reto a que dejéis de creer que ser realista es abandonar los sueños y alienarse para no resaltar del montón. El filósofo Krishnamurti ya decía en los años 70: "No es saludable estar adaptado a una sociedad profundamente enferma". No perdáis la esperanza, ni dejéis de ser fieles a vosotros mismos como se nos intenta instaurar desde pequeños. De nuevo, haciendo analogía con “La historia interminable”, otro personaje del libro, el lobo G´mork, que persigue a Atreyu y está del lado de La Nada, le dice: 

-”Yo odio este mundo y por eso ayudo a La Nada.
- ¿Porqué?
-Porque las personas que no tienen ninguna esperanza son fáciles de dominar y quien tiene el dominio tiene el poder.
- ¿Quién eres en realidad?
-Soy el servidor del poder que surge tras la nada”.

El paro, la crisis y la desesperación que se nos infunde son la clave perfecta para instaurar un estado mental indefenso, apartarnos de nosotros mismos y ser fáciles de manipular. Soñad si queréis, sed originales si sabéis y nunca dejéis de tener esperanza J

Por último, os dejo con un poema creado por mí para dejaros con un buen sabor en la boca, o al menos, eso pretendo. Mil besitos a todos.


Si me lo permites

Permíteme convertirme en tus palabras
para nacer en tu garganta dulce,
ser pronunciado por tus labios mojados
y ver el mundo a través de tus ojos.

Permíteme ser el germen de tu inspiración
para vivir la realización de tus propios sueños
y experimentar la fantasía de tus manos.

Permíteme convertir este campo estéril y yermo
en un oasis donde crezca el amor,
para alimentar mi piel con tu sudor
y del cielo caigan pedazos de cenizas,
que yo fui.

¡Pero qué bonito estás cuando dices la verdad!,
se te hace ese hoyuelo que me evoca poesía
y el ombligo se me desata,
a sonrisas,
para volver a nacer en tus brazos.

Permíteme dejar esperanza
en este lodo fracasado
donde las arenas movedizas atrapan
y hunden,
por creer que olvidarse de soñar es maduro.

Permíteme que me desnude
como si no llevara ropa
para darte la llave de mis caderas
sin nombre
y déjame bautizarlas con el tuyo.

Quererte,
no es más que una pregunta
que respondo todos los días
afirmativamente.

Déjame prometerte una cosa,
si me lo permites,
vivirás en mí 
hasta que el último día se haga noche
o hasta que siempre,
deje de ser demasiado tiempo.

Beatriz Casaus 2013 ©




sábado, 11 de mayo de 2013

Mi estrella

“Si observas una persona realmente feliz, la encontrarás construyendo un barco, escribiendo una sinfonía, educando a sus hijos, plantando dalias en su jardín, o buscando huevos de dinosaurio en el desierto de Gobi. No la encontrarás buscando la felicidad como si fuera la cuenta de un collar que se ha deslizado bajo el radiador”. (W. Beran Wolfe)

Cómo va a ser tu día hoy  (Poesía de Mario Benedetti)


Esta mañana desperté emocionado 
con todas las cosas que tengo que hacer 
antes que el reloj sonara. 

Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante. 
Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener. 

Hoy puedo quejarme porque el día esta lluvioso 
o puedo dar gracias a Dios porque las plantas están siendo regadas. 

Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero 
o puedo estar contento que mis finanzas me empujan 
a planear mis compras con inteligencia. 

Hoy puedo quejarme de mi salud 
o puedo regocijarme de que estoy vivo. 

Hoy puedo lamentarme de todo 
lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo 
o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido. 

Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas 
o puedo celebrar que las espinas tienen rosas. 

Hoy puedo autocompadecerme por no tener muchos amigos 
o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones. 

Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar 
o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo. 

Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela 
o puedo abrir mi mente enérgicamente 
y llenarla con nuevos y ricos conocimientos. 

Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar 
o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente, cuerpo y alma. 

Hoy el día se presenta ante mi esperando a que yo le de forma y aquí estoy, 
soy el escultor. Lo que suceda hoy depende de mí, 
yo debo escoger qué tipo de día voy a tener. 

Que tengas un gran día... a menos que tengas otros planes.


(Mario Benedetti)





Este poema ha sido creado en recuerdo a la mujer más maravillosa del mundo, de la que tuve la inmensa suerte de que fuera mi abuela.


Mi estrella

Bajo sus manos esparce efluvios de savia,
por no saber que no es tarde nunca.
Pretende pronunciar retahílas de disculpas
a sus enemigos asteroides,
cuando se pierdan por el espacio.
Quien le dio la espalda ahora viene arrepentido,
pero para ella jamás es tarde.
Un susurro le cuenta historias mágicas
que avivan su curiosidad
de un lacónico mañana que se hace esperar,
como el horizonte esquivo
a lo lejos de su pueblo
que intenta agarrar sin éxito.
Es la estrella de las noches oscuras
en las que se cometen secretos a voces.
Se esconden caricias
como si fueran actos criminales,
mientras los actos criminales
se enaltecen en público.
Quien navega en alta mar reconoce
el rastro de su luz que les guía.
Su hermano sol emana
el protagonismo durante los días
abriendo pétalos con su despliegue de belleza,
mientras ella, humilde,
alumbra sin pretenderlo la sombra del cielo.
Desde allá a lo lejos muestra caminos
con su ejemplo,
que sólo los sabios conocen.
Marca la celeridad de la corriente en los ríos
con ternura, siempre con ternura,
para depositar los sedimentos inservibles
y convertir los desiertos en valles,
los reproches en halagos,
los errores en proezas.
Princesa de la noche que trae esperanza
con el mismo fuego que enciende la chispa en los ojos
de quienes cantan canciones,
como la luz que trae fortuna sembrando sonrisas.
Ha besado en la frente a mañanas, tardes, noches,
tantos equinoccios y solsticios
encadenada a su destino por eones de años.
Ofrece el mayor regalo de todos a quien le mira,
les presta atención con todo su cariño,
y reconoce su valor como astro.
Es la luz que hay detrás de la luz de su núcleo.
Puede caer en ignorancia
por desconocer el número exacto
de nubes a su alrededor,
tan sólo sabe que ellas también tienen su función.
No conoce la eternidad,
sólo sabe que es ahora.
Ha escuchado las quejas de la luna,
quien le envidia porque su luz depende del sol
y sólo tiene una cara bonita.
Pero ella no hace réplica,
la estrella sólo existe para brillar.
Según se mire,
allá donde esté habrá cielo que necesite abrazarla.
Ella siempre está jugando.
Ahora juega a ser recién nacida para no morir.
Estará sobre nosotros para no perderla de vista
y así,
yo nunca tendré que despedirme de ella.

Para ti, lala :)

Beatriz Casaus 2013 ©

jueves, 9 de mayo de 2013

Gracias, te amo, perdón.


Desde que practico el Ho´oponopono, puedo decir que mi vida ha cambiado a mejor. Para quien no sepa lo que es, se trata de un antiguo método hawaiano de curación que se basa en el perdón. 

Después de esta genial anécdota histórica del encuentro que tuvieron Alejandro Magno y el filósofo cínico Diógenes, que he querido compartir con vosotros, os he dejado mi particular visión de este método ancestral, que como todo lo que hago, primero he masticado y digerido por mí misma para sacar de ello mis propias conclusiones de modo que resuene conmigo misma si se diera el caso y como ha sido así, lo muestro por si a alguien también le pueda servir. 

Por último comentar que el vídeo que he adjuntado a este post es digno de ver. Os vais a quedar con la boca abierta por las preciosas imágenes que en él aparecen. Vivimos en un mundo precioso que hay que cuidar, espero que os guste y ¡os mando un fuerte abrazo!



Historia del filósofo Diógenes y Alejandro Magno

Al oír hablar sobre Diógenes, Alejandro Magno quiso conocerlo. Así que un día en que el filósofo estaba acostado tomando el sol, Alejandro se paró ante él. Diógenes se percató también de la presencia de aquel joven espléndido. Levantó la mano como comprobando que, efectivamente, el sol ya no se proyectaba sobre su cuerpo. Apartó la mano que se encontraba entre su rostro y el del extraño y se quedó mirándolo.
El joven se dio cuenta de que era su turno de hablar y pronunció:

- "Mi nombre es Alejandro El Grande”. Pronunció esto último poniendo cierto énfasis enaltecedor que parecía más bien aprendido.

- "Yo soy Diógenes el perro”

Hay quienes dicen que retó a Alejandro Magno con esta frase, pero es cierto también que en Corinto era conocido como Diógenes el perro. Alejandro Magno era conocido en la polis así como en toda la Magna Grecia.

A Diógenes no parecía importarle quien era, o quizá no lo sabía.

El emperador recuperó el turno:

- "He oído de ti Diógenes, de quienes te llaman perro y de quienes te llaman sabio. Me place que sepas que me encuentro entre los últimos y, aunque no comprenda del todo tu actitud hacia la vida, tu rechazo del hombre virtuoso, del hombre político, tengo que confesar que tu discurso me fascina".

Diógenes parecía no poner atención en lo que su interlocutor le comunicaba. Más bien comenzaba a mostrarse inquieto. Sus manos buscaban el sol que se colaba por el contorno de la figura de Alejandro Magno y cuando su mano entraba en contacto con el cálido fluir, se quedaba mirándola encantado.

- “Quería demostrarte mi admiración por ti", dijo el emperador. Y continuó: "Pídeme lo que tú quieras. Puedo darte cualquier cosa que desees, incluso aquellas que los hombre más ricos de Atenas no se atreverían ni a soñar".

- “Por supuesto. No seré yo quien te impida demostrar tu afecto hacia mí. Querría pedirte que te apartes del sol. Que sus rayos me toquen es ahora mismo, mi más grande deseo. No tengo ninguna otra necesidad y también es cierto que solo tú puedes darme esa satisfacción”.

Más tarde, Alejandro comentó a sus generales: "Si no hubiera nacido Alejandro, me hubiera gustado ser Diógenes."

(Sacado del blog: "cuentosqueyocuento.blogspot.com)


Gracias, te amo, perdón.

Mis tres palabras favoritas:
Gracias, te amo, perdón.

Gracias:
Date un paseo por el mundo y regocíjate al descubrir que todo lo que ves ahí fuera también está dentro de ti. ¿Qué hay en común en cada ser vivo? Justo eso, que está vivo, dentro de cada ser hay vida. Desde una simple hormiga, una flor y hasta un ser humano. Brindemos reverencia a la vida que habita dentro de cada ser. Para ello lo único que necesitas hacer es vivir y dejar vivir. Respetando. Así de sencillo y de complejo a la vez.

Te amo:
Como decía San Agustín: “Ama y haz lo que quieras” porque si amas de verdad, podrás hacer lo que quieras sin causar daño a nada ni a nadie y además serás feliz doblemente porque cuanto más das, más recibes. El verdadero amor consiste en reconocer al otro como si fueras tú mismo.

Perdón:
El perdón es el mejor instrumento para el amor. Como dice Paulo Coelho: “Perdonar significa aceptar las disculpas que nunca fueron pronunciadas”. Sólo se da desde el corazón de cada uno, es a nivel interno. No tiene nada que ver con decírselo a alguien de palabra, sino en sentirlo de verdad. Hay que perdonar no una vez, sino tantas veces como te hayan dañado, porque la mayoría de las veces las personas no son conscientes del daño ocasionado. El reto más grande es perdonar a quien sí ha sido consciente y lo ha hecho a propósito, este milagro no sólo concierne a grandes almas como Jesús, Teresa de Calcuta o Gandhi, que precisamente fueron grandes almas por practicar este perdón, sino que dentro de cada uno de nosotros también existe la capacidad de perdonarlo TODO. Jesús mismo decía: “Vosotros podéis hacer cosas como las que yo hago y aún superiores todavía” .Es cuestión de práctica, de ponerle mucha intención y de querer soltar, pues cuanto más perdonas, más te liberas y más te limpias a todos los niveles.

Beatriz Casaus 2013 ©