viernes, 22 de agosto de 2014

La pareja ideal (según la astrología)


 
El campo de las relaciones es uno de los más complicados de transitar, y al mismo tiempo, el más enriquecedor en muchos aspectos. No hay mejor escenario para descubrir quién eres que dentro de una relación de pareja. Las partes más feas salen a la luz y eso es difícil de aceptar y de manejar, pero sin duda las relaciones están hechas para transformarnos, lo que es muy positivo. En la vertiente más fea de estas, solemos echar la culpa al otro en vez de intentar contemplar el cambio en nosotros mismos y esto puede producir malestar que si no se remedia en algún momento desembocará en una crisis. Sin embargo, la contraparte de los momentos bonitos logran contrarrestar con creces los momentos menos agradables, aunque si no fuera el caso habría que reflexionar sobre el futuro de la misma por si no nos conviene.

Una relación lleva mucho trabajo, es algo que se debe trabajar día a día y que requiere de la decisión de enfocarse en ello desde el día en que se comienza. Es algo que se gana a diario través del esfuerzo en trabajar por el bien de la misma. Tener la suerte de encontrar a alguien compatible no garantiza la felicidad, pero ayuda, eso sí. No sé si existe la pareja ideal, quizás desde el punto de vista de afinidad y compatibilidad sí, pero en la práctica aún no tengo la respuesta. Ayuda mucho si se contempla la relación desde un punto de vista más real y menos idealista y nos deshacemos de toda aquella parafernalia que nos han colado en la cabeza respecto a cómo debe ser el amor.

Conozco algunos casos de personas que mantienen relaciones por comodidad, que no están enamoradas pero que siguen en la relación por algún interés o porque la presión social les ha ganado la batalla y les vale cualquier persona mínimamente aceptable. En cualquier caso y desde mi forma de ser no concibo este tipo de relaciones, pero si a los interesados les funciona mantener este tipo de vida, no puedo juzgarlo. Yo desde luego no lo haría, soy demasiado honesta y no me muevo por intereses, ni puedo estar con alguien porque se porte bien conmigo y sea bueno o me colme de regalos. Si no estoy enamorada, no tiene nada que hacer conmigo por duro que parezca. Aunque me reporte estabilidad, buenos planes, sexo seguro, compañía en las vacaciones y cosas por el estilo, si no me mueve por dentro, no hay futuro. Para una persona más práctica y fría, quizás sí fuera una opción, pero para alguien como yo, no funciona. Por eso es importante conocerse a uno mismo, como el lema que consagra el templo de Delfos, el archiconocido: “Conócete a ti mismo” indica, y una de las formas para conseguirlo para mí ha sido la astrología.

Encontrar a la pareja ideal no garantiza que uno vaya a ser feliz con ella, aunque las probabilidades serán más altas, claro. Hay mucho en juego para que dos personas puedan tener una relación armoniosa y para averiguarlo se puede usar la Carta Natal de los dos integrantes.  Para saber cuál es la pareja ideal en el caso de una mujer, miraremos dónde tiene emplazado el Sol y Marte en su carta natal, mientras que en un hombre nos fijaremos en su Luna y Venus. La carta natal la podéis hacer en cualquier web por internet gratuitamente (aunque no sea muy fiable) o podéis encargársela a alguien que sepa hacerla, como es mi caso. Podéis mandarme un correo a la dirección que aparece en esta página a la derecha para más información. En cuanto tengáis la carta astral veréis én qué signo y casa están posicionados estos planetas.
Una mujer se suele sentir atraída hacia parejas que reflejen su Sol y su Marte. Estos dos planetas describen el tipo de hombre por el que se siente atraída y viceversa, o sea, qué tipo de hombre se siente atraído hacia ella. Son los arquetipos masculinos así como la Luna y Venus son los femeninos. Por lo que para conocer el tipo  y pareja ideal de un hombre, miraríamos en ese caso el emplazamiento de su Luna y Venus. Venus representa el amor, es decir, cómo doy amor y cómo me gusta recibirlo y la Luna significa nuestras emociones.
Para poder mejorar la relación con alguien, estaría bien conocer cuáles son sus necesidades de afecto y emocionales, es decir, conocer su Luna y su Venus, que es lo que representan tanto para el hombre como para la mujer. En el caso de un chico, Marte en su carta expresa la forma en que va a querer conquistar,  además de su energía sexual y  la forma de canalizar toda su energía masculina. En el caso de una chica, sería su Venus lo que lo describiría. Una mujer con Marte en Aries se sentirá atraída por hombres que representen las virtudes de este signo y un hombre con Luna en Piscis, se sentirá atraído por mujeres sensibles y comprensivas, que se adapta más al prototipo del signo de Piscis. Sin embago, habría que ver los aspectos que se producen entre las dos cartas natales de los enamorados para muchos más detalles e información, es lo que comunmente en astrología se llama: sinastria.

Pero debo recalcar que NO necesariamente son factores decisivos a la hora de escoger una pareja. La astrología como tantas veces he comentado no debe condicionarnos, es simplemente una herramienta más,  como un mapa que uno puede seguir cuando se ha trazado un viaje, pero siempre existe la opción de seguirlo o no.  Somos soberanos en nuestras vidas y aunque la astrología haya significado una guía y una forma de conocimiento, sé que el poder interior de cada uno es mucho mayor que  el emplazamiento de los planetas en nuestras cartas astrales porque no creo que nada esté escrito. El camino lo hacemos nosotros mismos y la astrología no es más que una ayuda más que se nos ha proporcionado para encontrar nuestro poder, que es lo verdaderamente importante.

Hasta aquí ha llegado esta mínima pincelada de este saber milenario, ¡espero que os haya gustado! Os mando un fuerte abrazo.

Beatriz Casaus 2014 ©

 
 

jueves, 7 de agosto de 2014

Propósito



            Ante la vida, sereno

Ante la vida, sereno
Y ante la muerte, mayor;
Si me matan, bueno:
Si vivo, mejor.

No soy la flor del centeno
Que tiembla al viento menor.
Si me matan bueno:
Si vivo, mejor.

Aquí estoy, vivo y moreno,
De mi estirpe defensor.
Si me matan, bueno:
Si vivo, mejor.

Ni al relámpago ni al trueno
Puedo tenerles temor.
Si me matan, bueno:
Si vivo, mejor.

Traidores me echan veneno
Y yo les echo valor.
Si me matan, bueno:
Si vivo, mejor.

El corazón traigo lleno
De un alegre resplandor.
Si me matan, bueno:
Si vivo, mejor.

(Miguel Hernández)


Propósito

Veinte monedas se lanzaron al aire y sólo una cayó de pie, esa fue la que todo el mundo quería conservar.

Miles de árboles se plantaron y tuvieron vidas longevas, pero de ninguno se acuerda nadie, excepto del árbol al que le partió el rayo.

Las bolsas de canicas contienen canicas del mismo color, por lo que el niño que tiene la canica de distinto color, es la favorita.

Cuevas hay muchas y todas son hermosas, pero de la que no se conoce salida, la que es más difícil e intrincada, es la que más interesa a los aventureros.

Hay millones de tréboles con tres hojas en los bosques, pero todo el mundo busca con afán el que tiene cuatro hojas como amuleto.

A nadie le interesan  las orugas porque son feas, pero después de pasar un tiempo en la crisálida, se convierten en las más bellas mariposas.

Hay más de siete billones de personas en este planeta. Cada una es completamente diferente del resto y única en su particular singularidad, pero la inmensa mayoría trata de vivir como vive el resto, de ocultar su perfecta originalidad para tratar de ser aceptado.
Creen  que lo diferente en ellos les hace raros, en vez de especiales.

Yo creo que lo único que diferencia a un ser humano de otro,
es aquello que le importa.

Un consejo de alguien que no da consejos: Sé tú mismo y vive tu propósito más allá de lo que piensen los demás. Serás el ser humano más libre y feliz de la faz de la tierra.

 
Beatriz Casaus 2014 ©

martes, 5 de agosto de 2014

Serendipia

"Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Sólo la casualidad nos habla" (La insoportable levedad del ser - Milan Kundera)
 
 
 
 
Serendipia 
 
Ordenadas son las fechas del calendario,
sólo ellas saben lo que va a pasar cuando no pasa nada.
Son días largos, angostos como un mes,
como un año.
Se han llevado muchas cosas de tus ojos
y han dejado tristes las noches.
Basta con un enemigo por montera,
una bala en el pecho,
un cañón de tu melena.
Te disparas suave como tratando de no hacer daño,
pero haces daño igual,
incluso matas.
Sé que no es tu intención pero sí tu naturaleza.
Tienes color de invierno ahora que te alejas,
caminas pálido hasta el fondo,  
sacudido por tu nacimiento
por esa sombra que se queda conmigo en tu ausencia.
Se van hasta los soles,
están callados en los días nublados,
masticados por una mancha en el cielo.
Te caes precipitado hacia arriba,
rodeándote de nubes,
bajo el techo más alado.
Los prados preguntan por ti y no sé qué decirles,
les resuena tu sonrisa en sus hojas.
Cientos de meses marca el calendario,
se me endurecen los dedos por escribirte
se me encoge el vientre de pensarte.
Rodeada de tardes, verdes, tiesas,
apareciste por serendipia,
un hallazgo jubiloso, casi tierno,
sin pretenderlo.
Anochece en mi cuarto lluvioso,
naufragio de aves sin vuelo,
ventanas que no despiertan en la mañana.
Sabe a vida mi recuerdo anclado en carne,
luz abierta de garganta remota.
De venir y tocar el color,
de dibujarlo con mis labios.
No caigas más arriba,
ordena a la casualidad que suceda.
No sé olvidarte.
 
 Beatriz Casaus 2014 ©