sábado, 27 de febrero de 2016

Este no es un poema de amor

"Si tienes suerte, en algún momento de tu existencia te encontrarás en un callejón sin salida. O, para decirlo de otra manera: si tienes suerte te encontrarás en una encrucijada y verás que que el camino de la izquierda lleva al infierno, que el camino de la derecha lleva al infierno, que la carretera que tienes delante lleva al infierno, y que, si intentas dar la vuelta, terminarás en el infierno. Todos los caminos te llevan al infierno y no hay escapatoria, no tienes alternativa. Nada puede ya satisfacerte. En este momento, si estás preparado/a, empezarás a descubrir dentro de ti lo que siempre has deseado pero nunca has podido encontrar. ¿Y qué pasa si no tienes suerte? Si no tienes suerte, sólo alcanzarás este punto cuando mueras. Y no será buen panorama, porque seguirás deseando lo que ya no podrás tener jamás. Somos seres humanos, dotados de una increíble dignidad; pero no hay nada menos digno que olvidar nuestra grandeza y aferrarnos a un clavo ardiendo..." (En los oscuros lugares del saber  de Peter Kingsley) 


Este no es un poema de amor

Se me escapa la verdad de las manos
huye de mí despavorida
buscando la ternura que la durmió.
Este no es un poema de amor,
es un sentimiento dormido
en la penumbra de una caricia.
Soy esclava de una voz inventada
que esconde la verdad a tragos.
De esa que retuerce por dentro
y te cala hasta el alma
y hace que aprietes los puños
hasta convertir los cielos
en rincones a los que regresar.
Ando como los girasoles
perdidos sin el sol.
Me duelen los dedos de escribir silencios
y mis labios,
se sienten como huéspedes en boca ajena.
Soy como el muñeco de un ventrílocuo
o como cuando cierras los ojos
porque no quieres mirar.
Sólo los artistas saben plasmar
la verdad sin contarla,
ellos simplemente la muestran.
Y así entumecidos andamos, callados,
para no esparcirla.
Aunque de eso es mejor no hablar,
no vaya a ser que se sepa
porque callados estamos más guapos,
pero también nos morimos de infelicidad antes.
Las consultas de doctores están llenas de personas infelices.

Y a mí se me enfría el pecho de guardarla,
mientras febrero ruge desde mi ventana
esperando a que la primavera le cure.
Pero febrero es el mes más largo,
digan lo que digan,
mientras anhelo
a que la verdad me cure a mí.


Beatriz Casaus 2016 ©






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