¿En qué momento la gente adulta se olvidó de lo más importante? Estoy rodeada de personas que ya no saben divertirse, que están tan ocupados en sus mundos “de cifras y responsabilidades” que no tienen tiempo para reírse. Ya no bailan, cantan, crean, juegan… solo andan todo el día preocupados con el ceño fruncido.
Todo les parece caro y se vuelven tacaños. No salen de sus casas. No les gusta socializar. Juzgan, se quejan y critican. ¿En qué momento olvidaron que la vida no se trata de eso? la alegría y el gozo no corresponde a una sola edad, es una actitud ante la vida.
A veces he dudado si soy yo la que no madura, pero creo que tengo la suficiente madurez y responsabilidad como para pagar todas mis facturas y ser consecuente con lo que pienso. La madurez también se aplica para elegir salir del drama y el victimismo. Para elegir una actitud de alegría y amor.
Cada día cuenta. Cada sonrisa suma. Cada acto de comprensión y empatía, llena. Cada pensamiento positivo y optimista, relaja. Cada respiración y bendición de nuestras vidas, se debe agradecer. Y cada vez que uno se escucha a sí mismo, es feliz.
¡Os deseo
una feliz actitud nueva para este año! Y a quien ya la tenga, darle la
enhorabuena por aguantar esa vela dentro de un territorio oscuro.
Beatriz
Casaus 2024 ©
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