lunes, 15 de septiembre de 2025

Nuestro viaje

"Coincidir con una persona, mental y emocionalmente, es una suerte. Es como tropezar con la felicidad". (Walter Riso)

"Por medio del amor, lo amargo se vuelve dulce. Por medio del amor, el cobre se torna oro. Por medio del amor, el dolor se vuelve medicinal." (Rumi)



Yo siempre he sido una persona enamoradiza, de las que se dejan llevar por la fantasía como quien se monta en una nube sin mirar el pronóstico del tiempo. Mi historial sentimental tiene más páginas que un libro de segunda mano, pero la suerte en el amor, aunque he querido mucho… digamos que no siempre estuvo de mi lado. Hasta que apareció él, mi compañero de vida.

Antes de conocernos estaba disfrutando mi soltería y sobrellevando un duelo sentimental después de haber cerrado una ruptura dura que me llevó a dejar Alemania y regresar a España.

En aquel nuevo trabajo, el primer día que recorrí los pasillos, me crucé con un hombre atractivo en la puerta de un despacho. Me miraba mientras hablaba con alguien dentro. Yo, prudente, le saludé y me lancé un aviso interno: “Danger, no vuelvas a enamorarte de alguien del trabajo, que ya sabemos cómo acaba eso…” Pero claro, el Universo tiene sentido del humor y otros planes.

La verdad es que al principio yo le ignoraba y pasaba de él, pero él nunca se rindió. La primera vez que quedamos, entre risas y unas Estrellas Galicia 1906 (mi cerveza favorita, detalle importante), descubrí que a su lado me sentía ligera y en paz, como si nos conociéramos de siempre. Con el tiempo me dijo que le sucedió lo mismo.

Al igual que yo, se había prometido no volver a mezclar trabajo con vida personal por lo complicado que puede resultar. Por su parte, había aprendido del pasado y a hacer las cosas distinto. Sin embargo me confesó que tuvo que desarmar esa promesa. Incluso le comentó a un amigo que, si aquello le funcionaba, se cortaba la coleta. La segunda vez que nos vimos, me besó. Y ahí, sin manual de instrucciones, comenzó la verdadera aventura.

Desde el principio quise empezar con honestidad y coherencia. Para mí compartir tiempo, mente, cuerpo y emociones, es algo sagrado y solo tiene sentido cuando ambas personas se involucran emocionalmente, pero yo aún estaba recomponiéndome, y fue él quien con paciencia logró abrir mi corazón.

Recuerdo perfectamente la primera vez que me tocó el brazo. Una energía indescriptible lo recorrió de arriba abajo y me dejó muda. Me llegó este pensamiento bien claro: "Esto no es de este mundo". Aún lo recuerdo a la perfección. No me había pasado nunca antes algo así. No era atracción física, era otra cosa: como si mi alma le hubiera reconocido. Con el tiempo lo confirmé: este vínculo viene de otras vidas, porque somos almas que caminan juntas a través de diferentes cuerpos.

Desde entonces, hemos vivido el amor más profundo y auténtico que los dos hemos sentido. No todo ha sido de color rosa, también hemos atravesado etapas difíciles, como cualquier pareja honesta que se precie, porque las relaciones no son cuentos de Disney, sino evolutivas, en el sentido de que son caminos de evolución, pero con nosotros la vida decidió fluir y siempre hemos salido más fortalecidos en nuestro vínculo. Nuestro secreto es sencillo, juntos nos lo pasamos genial, nos reímos muchísimo, nos respetamos y apoyamos desde el principio y compartimos un amor genuino que atraviesa mundos y hasta algún que otro lunes gris.

Muchos nos dicen que somos una pareja divertida, que él tiene “carisma” y yo “ángel" (por cierto, me suele decir que soy como un ángel, y eso que me conoce enfadada… pero sobre todo, que no soy como las demás y oye, eso, pues anima). La gente nos suele decir que se nota que nos queremos mucho. Pero la verdad es simple: no somos perfectos, ni lo pretendemos. Lo que hacemos es elegir siempre la alegría antes que el drama, el amor antes que el orgullo, y la complicidad antes que el ego. 

Hoy celebramos el día desde que nos cruzamos, y miro atrás con gratitud inmensa. Desde entonces brindamos por todo, literalmente. Lo bueno y lo malo, porque estar juntos ya es motivo de celebración. Hemos construido una vida sencilla y hermosa, con un perro, una cerdita, gallinas, sueños compartidos y un hogar donde siempre hay risas y caricias.

Trece años después seguimos brindando, bailando y soñando. El mundo cambia, pero nosotros seguimos aquí, celebrando la vida y este amor que nos sostiene y nos eleva.

Gracias por elegirme cada día, por enseñarme lo que significa el amor verdadero, por amarme tal cual soy y por dejarme amarte del mismo modo.


Beatriz Casaus 2025 ©




martes, 9 de septiembre de 2025

El poder de los eclipses

“Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada.” (Elisabeth Kübler-Ross)

(Foto del mismo día del eclipse, no se vio desde casa por la nubosidad, pero ahí estaba)
 

Estamos en septiembre y con él ha llegado la segunda y última temporada de eclipses del año 2025. Se trata de un mes intenso y transformador pues tenemos dos eclipses de gran fuerza y dinamismo. El pasado domingo 7 de septiembre ha tenido lugar el eclipse total de Luna en el grado 15 de Piscis y dos semanas después, el domingo 21 de septiembre, tendrá lugar el eclipse solar en el grado 29 de Virgo.

Estos eventos impactan e influyen en todos, aunque de manera particular a quienes tengan planetas en los signos mutables: Piscis, Virgo, Géminis y Sagitario. Para comprender en qué área o ámbito de la vida afectará de forma más directa, es necesario observar en qué casa de la carta astral personal recaen. Abajo adjunto links con páginas web gratuitas desde donde se puede calcular. 

Cabe remarcar que cada año tenemos, como mínimo, cuatro eclipses. Estos, son portales de evolución porque involucran a los luminarios el Sol, la Luna y los nodos lunares, también llamados nodos del karma. El Sol representa la energía consciente y masculina. La Luna, la energía inconsciente y femenina. Los nodos señalan el propósito de la encarnación: hacia dónde nos dirigimos y qué debemos integrar.

Cuando ocurre un eclipse, es porque una Luna Nueva o una Luna Llena sucede cerca del eje de los nodos. Se produce cuando el eje de la órbita de la luna que está alrededor de la tierra se cruza con la órbita de la tierra alrededor del sol. En ese instante, el propósito evolutivo se activa con gran intensidad, marcando un salto de consciencia no solo individual, sino también colectivo.

En mi caso particular, sentí la energía del eclipse de luna con una semana de antelación. En realidad, sus efectos pueden percibirse incluso un mes antes y extenderse hasta un mes después. Durante este periodo es común experimentar alguno o varios de estos síntomas: cansancio, dificultad para dormir, sueños intensos, mayor sensibilidad, activarse canales extrasensoriales, mayor intuición y percepción sutil, atravesar momentos de irritabilidad, digestiones pesadas así como cierta agitación interior o reacciones emocionales desproporcionadas.

Nuestro cuerpo, mente y emociones realizan un esfuerzo para adaptarse a las influencias del eclipse que nos generan auténticas “mareas biológicas”. Los días previos (o el mismo día del eclipse) es posible sentir ira, emociones a flor de piel o una tendencia a reaccionar con mayor facilidad. Por ello, lo más recomendable es evitar la sobreexposición social y guardar espacios de calma. 

Algo profundo se cocina en nuestro interior, es el cierre de un ciclo tanto a nivel individual como colectivo. Al mismo tiempo, algo nuevo comienza a gestarse, una etapa que abre paso a una renovación de vida y del alma. No necesariamente ocurre en el mismo día del eclipse: lo que se activa abre un portal que puede extender su influencia durante los próximos seis meses.

Los eclipses no son buenos ni malos: son acontecimientos necesarios para la evolución, momentos kármicos, que forman parte del plan de nuestra alma. La clave siempre no está tanto en lo que sucede, sino en cómo respondemos a ello. Cómo reaccionamos ante las situaciones que se nos presentan. 

Estas fechas funcionan como un puente entre lo racional y lo irracional, lo visible y lo invisible, lo real y lo onírico. Los eclipses de Luna, como lunas llenas que son, suelen reflejar un conflicto entre razón y corazón, entre la conciencia y el subconsciente. Tiene un poder igual que cuando se produce una luna llena pero intensificado. A menudo coincide con fenómenos en la naturaleza en los que los elementos parecen desatarse con mayor fuerza: terremotos, desastres naturales…

Me gusta comparar un eclipse con la actualización de un ordenador. Muchas personas me preguntan si hay que hacer algo especial ese día y mi respuesta siempre es la misma: no hacer nada. Igual que cuando dejamos al ordenador que se actualice por sí mismo, en los eclipses lo más sabio es descansar, detenerse y observar qué permanece y qué desaparece. El alma sabe lo que necesita; basta con darle espacio.

Durante un eclipse o la ventana de tiempo en la que influyen, pueden suceder acontecimientos inesperados como sorpresas que nos trae el destino. En cualquier caso, representan una oportunidad para aprender lo que necesitamos en la nueva etapa que se abre. La evolución no es plana ni circular, sino como una espiral, siempre hacia arriba avanzando hacia una forma más consciente de ser.

Aunque la ciencia aún no haya logrado explicar los efectos de los eclipses, reconoce que generan variaciones en los campos electromagnéticos y en la ionización de la atmósfera. La astrología, por su parte, los entiende como momentos de revelación y transformación, en los que lo que parecía oculto sale a la luz para impulsar nuestra evolución.

En astrología evolutiva, los nodos lunares, que son puntos matemáticos, son conocidos como “la cabeza del dragón” (nodo norte) y “la cola del dragón” (nodo sur). El nodo sur nos muestra de dónde venimos: aprendizajes pasados, talentos ya integrados, pero también apegos y patrones que debemos limpiar. Representa la comodidad de lo conocido, aquello que reconocemos con facilidad. El nodo norte nos marca hacia dónde vamos: experiencias nuevas, desconocidas y a menudo desafiantes, porque nos invitan a salir de lo familiar. Es el territorio de lo inexplorado, el punto de crecimiento del alma. Honrar de dónde venimos es esencial: lo pasado nos ha moldeado. Pero el verdadero propósito es caminar hacia lo que todavía no conocemos, aunque despierte miedo o resistencia.

El eje nodal tarda 18 años y medio en recorrer el zodíaco y cada 18 meses cambia a un nuevo par de signos. Actualmente, los nodos se encuentran en Piscis (nodo norte) y Virgo (nodo sur). Piscis, en el nodo norte, nos invita a soltar dependencias, ilusiones, mecanismos de evasión y viejos patrones emocionales y a aprender a ser más intuitivos, comprensivos, sensibles, fluir con las emociones. Virgo en el nodo sur nos impulsa a integrar orden, discernimiento, responsabilidad, servicio y conexión con lo concreto y a dejar ir el control, el orden, algunos hábitos y dejarnos fluir. 

Cada temporada de eclipses activa profundamente el eje nodal y, con ello, nuestro propósito del alma. Hay dos tipos de experiencias. Los eclipses de nodo norte (de luna en Piscis el 7 de septiembre) que marcan evolución, nuevas oportunidades y experiencias inéditas y eclipses de nodo sur, (el 21 de septiembre, solar en Virgo) que señalan limpieza, cierres, revisión de temas pasados y olvidados.

En estos períodos, los acontecimientos suelen sentirse predestinados: relaciones que terminan de forma definitiva, vínculos que regresan, personas nuevas que entran con fuerza en nuestra vida, embarazos, nacimientos o trascendencias. 

También, los eclipses tienen una especial conexión con las relaciones. Muchas veces, en estas fechas entran personas clave que nos impulsan hacia nuestro destino. Si los eclipses tocan nuestros nodos o nuestro Sol, los cambios son aún más poderosos. Las relaciones que comienzan en época de eclipses suelen ser profundamente transformadoras. Las que terminan, lo hacen porque ya no están alineadas con nuestro camino y dejan espacio para algo nuevo y auténtico. La duración de esas relaciones dependerá de nuestra capacidad de compromiso y apertura. Pero, en cualquier caso, quienes aparecen en este tiempo vienen a cumplir un papel crucial en nuestro crecimiento.

Si dejamos a un lado los miedos y nos abrimos con confianza, cada fenómeno cósmico se convierte en una oportunidad de cambio. Los eclipses son portales en los que el velo entre dimensiones se vuelve más fino. Nos ofrecen energías renovadas con las que podemos sintonizar para crecer. En este caso, son aceleradores de consciencia. Nos invitan a dejar lo viejo y a dejar entrar lo nuevo. En esta temporada de septiembre de 2025, Piscis y Virgo nos piden cerrar viejas heridas emocionales, cierres de ciclo, apertura a lo nuevo, limpiar dependencias y abrirnos a una vida más íntegra, consciente y en conexión con nuestra verdadera esencia. 

¡Felices cambios evolutivos de estos eclipses! 

Un fuerte abrazo.


Beatriz Casaus 2025 ©


Webs de astrología gratuitas:


https://www.astro.com

https://www.grupovenus.com










sábado, 30 de agosto de 2025

La chica de la raya en medio

"Todos los que conoces siempre te preguntan si tienes una carrera, estás casado o si tienes una casa. Como si la vida fuera una especie de lista de la compra. Pero nadie te pregunta nunca si eres feliz." (Heath Ledger)

"No hay mejor medicina que tener pensamientos alegres. Cuando se pierde el ánimo, todo el cuerpo se enferma." (Proverbios 17:12)




Alguna vez recibo mensajes de personas, tanto mujeres como hombres, que me dicen que les gustaría conocerme mejor. Entiendo que lo hacen movidos simplemente por la curiosidad, (o eso me dicen) por descubrir a la persona que está detrás de este blog. Por eso, hoy quiero compartir aquí algunas pinceladas sobre mí:

Hace un tiempo, un amigo a quien admiro mucho me dijo que yo era una persona “inclasificable”. Lo recibí como uno de los mejores piropos que me han hecho. Y lo cierto es que, hasta hoy, no he conocido a nadie con gustos, ideas o pasiones parecidas a las mías.

No he encontrado todavía a una mujer que no quiera o que no haya querido casarse. Sin embargo mi visión del matrimonio es clara: no me interesa una institución que incluso en el lenguaje suena a enfermedad. “Contraer matrimonio” usa el mismo verbo que para contraer una enfermedad. Lo que es, para mí, casi una advertencia semántica. 

Me considero una persona alegre y positiva, y eso en los tiempos pesimistas que corren es ser una radical. No concibo la vida sin alegría; la llevo conmigo a todas partes, especialmente a aquellos lugares donde la seriedad parece ser norma obligatoria. Incluso en los momentos más duros, intento arrancar una sonrisa, hacer una broma, recordar que lo solemne sin humor se vuelve insoportable (mis hermanos y yo usamos mucho el humor). No me gustan el drama, la queja ni el victimismo. Me suelen agradecer esa manera de ser: la que anima y consuela, porque intento encontrar luz en cualquier escenario gris.

A menudo la gente me pregunta qué tomo por las mañanas para empezar el día con tanta energía. Les confieso que soy una morning person. Luego suelen decirme: “¿Y de verdad siempre estás feliz?” Y respondo que no, no siempre, pero que intento estar agradecida. Y esa diferencia lo cambia todo. Practicar la gratitud transforma el ánimo: abre la puerta a la alegría, la paz y el bienestar. Me encanta bailar —y lo he hecho incluso en los pasillos de empresas donde trabajé— porque, para mí, la seriedad es una tontería sobrevalorada.

Cuando me conocen, suelo escuchar comentarios como: “Pareces mucho más joven” o “Tú te cuidas mucho”. Yo sonrío, porque lo que no saben es que mis cremas son baratas y ecológicas. Lo que sí cuido con esmero es lo que pienso y lo que siento. He aprendido que la clave está en aceptar los momentos difíciles sin identificarse con ellos: sentirlos, transitarlos… y dejar que se vayan.

Me gusta vivir desde la naturalidad: hablar sin filtros de sexo, de temas tabú, de emociones, de sentimientos… siempre desde el respeto, eso sí. Estoy convencida de que todo lo que se nombra se libera, se sana y pierde peso emocional o exceso de seriedad. Soy una persona abierta y nunca he entendido el hermetismo como un mecanismo válido de defensa. 

Reconozco que soy una persona muy activa, incluso hiperactiva no diagnosticada, con gran capacidad de atención dividida. De manera casi inconsciente puedo realizar varias actividades al mismo tiempo: ver dos vídeos o podcast alternando minutos entre uno y otro, mientras escucho música, me lavo los dientes, hago la cama y reviso unos papeles. Por eso el deporte para mí es fundamental, necesito focalizar toda esa energía. Mi mente siempre busca nuevos estímulos y movimiento. Amo aprender, jamás me canso de ello y me considero una eterna aprendiz.

En mi opinión, lo que más valoro es la amabilidad. Es un gesto sencillo que hace sentir bien a las personas y del que el mundo, hoy en día, carece bastante. Afuera abunda la hostilidad, las malas contestaciones y la mala leche; por eso, el simple hecho de sonreír a alguien y tratarle con amabilidad puede llegar a cambiarle el día.

Soy espiritual, soñadora y profunda, pero también rebelde, gansa y antisistema desde niña (esto último es un claro ejemplo de mi configuración Marte conjunción Urano en Sagitario y Urano oposición Quirón de mi carta astral). Adoro la película V de Vendetta, quizá porque refleja lo que siempre he intuido: que tanto el sistema educativo como la concepción del trabajo, y esas vidas “normativas” que nos venden como correctas, son en realidad errores disfrazados de éxito. Y el éxito es otra cosa: es lo que das.

Y de todo esto también ha nacido un poema que adjunto a continuación. 

Por cierto, no dejéis de escuchar la música de los vídeos que adjunto desde Youtube. Son un chute de buen rollo (Ojo, mi eclecticismo musical: me gusta el rock, reggae, hip hop, cantautores, indie, mestizaje...) ¡Abrazos!



La chica de la raya en medio


La chica de la raya en medio 

no camina recta, 

la simetría le da vértigo; 

lleva la melena como autopista lunar 

y en su mirada tiembla un relámpago que grita: 

no me disfrazo de obediencia. 

Detesta los pendientes de perlas, 

esas lágrimas domesticadas 

que cuelgan en orejas dóciles 

como pájaros sin alas 

que aceptan vivir 

en jaulas blancas. 

Con los dientes mastica 

los manuales de cómo ser correcta, 

rompe las revistas perfumadas 

donde la felicidad es de alquiler, 

donde hasta la espontaneidad 

tiene factura y recibo. 

Se sorprende de las bodas de escaparate, 

de las sonrisas de detergente, 

de las cortinas beige 

que callan gritos en la cena. 

No cree en la gente que solo sonríe en las fotos: 

en los márgenes de esas sonrisas 

siempre se esconde una traición. 

No comprende la raya a un lado 

y vidas planchadas, 

bailando la coreografía sin alma: 

estudia, trabaja, 

cásate con el primero que te haga caso, 

procrea hijos que un día marcharán, 

pintada con un alfabeto sin propósito, 

ordenada hasta la muerte. 

Ella prefiere

despeinar al mundo con carcajadas torcidas, 

escribir grafitis en el aire, 

levantar su melena como bandera 

de una anarquía íntima. 

Sueña con un gobierno de poetas y sofócratas, 

donde cada mechón se fugue del guión 

y baile con el viento como un animal salvaje. 

No quiere ser modelo de catálogo, 

ni estatua de porcelana frágil. 

Prefiere ser grieta, 

prefiere ser error, 

prefiere ser duda

y contradicción,

prefiere ser poema que nadie entiende 

pero que algunos, 

a veces,

en silencio, 

recuerdan.


Beatriz Casaus 2025 ©




miércoles, 27 de agosto de 2025

Virgo: Más allá de los prejuicios

 “Si alguien puede demostrarnos que estamos equivocados, cambiaremos gustosamente, porque buscamos la verdad, no defender nuestro ego.” (Marco Aurelio)



Desde el 22 de agosto ha comenzado la temporada Virgo y es ahora cuando siento la fuerza para abordar un tema que suele generar controversia: la percepción de Virgo en la astrología.

Existe un estigma sobre el signo de Virgo. A lo largo de mi vida he escuchado repetidamente que es complicado. Se le coloca entre los peor valorados del zodíaco por su fama de perfeccionista, crítico, controlador y puntilloso. Esta visión me llevó durante años a disculparme por tener el Sol en Virgo, justificándome con otros aspectos supuestamente “más beneficiosos” de mi carta astral (Ascendente en Libra, Luna en Aries, Marte en Sagitario). Hoy reconozco que ese es un error que merece ser señalado y transformado.

Existe una influencia de las redes sociales y la opinión pública para perpetuar esta visión. Con internet y las redes sociales, cualquiera puede autoproclamarse experto en astrología. Muchas de esas opiniones, no siempre contrastadas, se difunden como verdades absolutas. Como decía Voltaire: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo”. La libertad de expresión es esencial y soy defensora a ultranza de ella, pero es necesario recalcar que no todo lo que se dice se debe tomar al pie de la letra. Para ello somos seres racionales que deberíamos usar nuestro propio criterio. Y esto, en una sociedad como la actual, es casi un deporte de riesgo. 

Cualquiera con un altavoz con tanto alcance y potente como una red social tiene la posibilidad de decir lo que piensa y que ello se tome a pies juntillas sin revisión alguna. Cuando las opiniones se repiten sin filtro, terminan insertándose en el inconsciente colectivo y generan estigmas injustos. Ahí es donde entra en juego nuestra capacidad de razonar y cuestionar.

Para ello entra en juego el tan valioso y poco usado discernimiento, una de las palabras que Virgo más aplica y valora, y que posibilita que pasemos por el filtro de nuestra propia razón todo aquello que leamos o escuchemos para dilucidar lo que es cierto de lo que no. No debemos creer ciegamente todo lo que circula. Separar el trigo de la paja es lo que hace Virgo, por ello se le representa como una virgen que sostiene en su mano una espiga. Haciendo referencia a la diosa Ceres/Deméter de la agricultura.

Un astrólogo serio sabe que todas las energías son valiosas y necesarias. Despreciar unas frente a otras es un error infantil. ¿Acaso es “mejor” el día que la noche? ¿El negro que el azul? no, todo tiene un propósito. La astrología debería servir para el autoconocimiento, no para alimentar culpas o simplificar en términos de “bueno” y “malo”.

Cada signo aporta un prisma de aprendizaje, y en la unión de los doce se forma el equilibrio de la vida. Vivimos en un universo dual donde las energías más contradictorias se dan cabida y se abrazan.

Virgo está cargado de símbolos. Astrea, “Estrella” en griego, era la diosa de la justicia en la tierra, hija de Zeus y Temis. Su madre representaba la justicia divina mientras que ella la justicia en el mundo de los hombres. Durante la guerra de los Titanes, Astrea luchó en el bando de su padre quien le dio el rayo para que fuese portadora del mismo. Durante su reinado en la tierra, la paz y la justicia se impusieron con orden e imparcialidad, pero al descender el mal en la humanidad, Zeus recompensó su lealtad conservando su virginidad y la elevó al cielo situándose entre las estrellas de la constelación de Virgo. Su partida del mundo humano marcó el fin de la Edad de Oro en la Tierra. Su imagen habla de virtud, lealtad y equilibrio.

También tiene que ver con la metáfora del cuento de la Cenicienta. Refleja la esencia virginiana: una joven trabajadora, dedicada, humilde que es vilipendiada por su madrastra y sus hermanastras quienes le envidian y compiten contra ella en cuanto al amor del príncipe. Sin embargo, la Cenicienta no solo no compite, sino que simplemente es ella misma y el príncipe le elige sin ella proponérselo y ella también le elige de forma sana y recíproca. Se dedica a trabajar, a limpiar (Virgo es conocido por su fijación con la limpieza) y a desarrollar tareas manuales, (muy de Virgo también el uso de las manos). Su vida cambia radicalmente cuando se casan y se aleja de aquella toxicidad. Ella no se venga, no tiene esa naturaleza. Virgo lleva la impronta de la dulzura y la pureza en sus acciones. 

Su “venganza” nunca es la revancha, sino la felicidad e ignorar la obsesión de quienes debido a sus malas artes, no consiguieron lo que ella tiene: un amor puro basado en la autenticidad de unos sentimientos naturalmente bien gestionados. Virgo va lento pero llega al éxito, con constancia y trabajo y probablemente sin más pretensiones que cualquier otro signo. Avanza con paciencia, hasta alcanzar lo que se proponga sin necesidad de imponerse. 

La búsqueda de la perfección es uno de los valores más nobles de Virgo. Mientras que otros signos, como los de fuego o aire, pueden considerarse ya perfectos y exigir reconocimiento, Virgo se esfuerza día a día por mejorar. Esa humildad puede derivar en crítica o autoexigencia excesiva, pero en su esencia es un motor de evolución. Virgo, la tierra, se cultiva y trabaja cada día para lograr esa perfección de la que se cree alejado. Es modesto, humilde y se mira a sí mismo para poder mejorar. Está claro que cualquier energía mal encauzada produce la sombra de la misma, y ello puede llevar a un perfeccionismo obsesivo o una crítica constante, que es lo que deriva a la mala fama de la que hablé con anterioridad. Vamos, el típico "tiquismiquis" que hace daño con sus comentarios pasivo agresivos y del que es necesario alejarse, por ser la peor versión de una energía Virgo mal canalizada.

El atributo más elevado de Virgo es el servicio: trabajar para el bien común con disciplina, orden y entrega. También se asocia a la salud, las dietas, las rutinas y los hábitos que sostienen la vida. El verdadero atributo de Virgo es el servicio y el servicio creo que es el acto más honrado y elevado que el ser humano puede ofrecer a sus semejantes. También tiene que ver con el trabajo, la mayoría de los virgos son incansables trabajadores. Necesita sentirse útil. Son como hormiguitas que realizan su trabajo de forma pulcra, disciplinada y ordenada. 

Por lo que no entiendo en qué momento estos atributos asociados a Virgo no se valoran e incluso se menosprecian. Son absolutamente necesarios y si la mayoría de la gente los cultivara, estoy segura que nos encontraríamos ante un panorama mundial bastante diferente, tanto a nivel micro como macro.

Además, como signo regido por Mercurio, planeta de la inteligencia y la comunicación, Virgo representa la inteligencia analítica y práctica. No siento que se le considere lo suficientemente inteligente como se debería. Se ensalza mucho la inteligencia de Géminis y Acuario, que desde luego lo es, pero Virgo es la inteligencia basada por el intelecto analítico, detallista y material. 

A diferencia de Géminis o Acuario, que destacan en lo abstracto y lo veloz, Virgo concreta, organiza y lleva las ideas a la realidad. La inteligencia de Géminis y Acuario es muy abstracta, extraordinariamente rápida y ágil, pero se queda en el mundo de las ideas, mientras que gracias a Virgo, la inteligencia toma tierra y se llevan a cabo las ideas de forma concreta. Se plasman en la realidad, se analizan contextos y se extraen conclusiones. Virgo necesita practicidad. Es uno de los signos más inteligentes y analíticos, así como nativo de grandes amantes de la palabra y las letras. Muchos escritores son Virgo, el propio Miguel de Cervantes es un prolijo ejemplo de ello. 

Todo signo encuentra su complemento en el opuesto. Para Virgo, su perfecto complementario es Piscis que involucra todo lo relacionado con lo espiritual, lo invisible y lo caótico. Ambos se necesitan para equilibrarse. En mi caso, lo experimento con mi pareja capricorniano: compartimos el elemento tierra, pero también nos complementamos en nuestras diferencias. Capricornio es sumamente compatible con Virgo, pero aún así, somos perfectamente opuestos, por ello somos también muy compatibles. Somos los mejores amigos y eso que algunos de nuestros gustos son antagónicos. 

Una vez escuché que las oposiciones en astrología son como dos personas que cargan una mesa por extremos distintos, la fuerza surge de la cooperación. No puede ser más acertado.

Me pregunto por qué se desprecia lo virginiano. Siendo Virgo el único signo representado por una figura humana y relacionado con lo divino, con una virgen. Está relacionado con la época de bienestar en la tierra y su marcha fue el inicio del desastre en el mundo. Yo que soy bastante conspiranoica, creo que puede haber un interés detrás de esta visión distorsionada de su energía. Tal vez no interese destacar sus cualidades: servicio, humildad, esfuerzo e inteligencia crítica. En una sociedad que premia el egoísmo y la superficialidad, esas virtudes no siempre resultan convenientes.

Mientras tanto, se ensalzan otros signos como por ejemplo Sagitario, que tiene muy buena prensa. Regido por Júpiter y asociado al gozo y la expansión. Su energía se suele considerar más liviana, muy enfocada en el disfrute y relacionada con la suerte. Regido por el planeta benefactor Júpiter. Pero cuidado que Júpiter también es expansivo, lo que significa que lo malo, también lo amplifica y esa expansión también amplifica los excesos. 

Puedo decir que a nivel psicológico, más allá del arquetipo simpático y benéfico Sagitariano, (solo según mi opinión que no es la verdadera), las mujeres que he conocido nacidas bajo este signo (y pido disculpas con antelación con lo que voy a decir si hiero sensibilidades, pero es mi particular experiencia y que he vivido con una precisión que asusta porque se ha repetido en mi vida), son las que menos he comprobado que hayan superado el lado más bajo de su signo (orgullo, soberbia, ira, envidia, protagonismo, posesividad, patrones obsesivos, celos mal gestionados...) Cabe destacar que estas repeticiones son para mí un aprendizaje. Algunas personas llegan a nuestras vidas solo para que aprendamos a no ser cómo ellas y a devolverme la mirada para sanar todo aquello que hay en mí que ha atraído este tipo de conductas o situaciones.

Y por otro lado, he encontrado en las personas Virgo más nobleza, sencillez y humildad que en muchos otros signos a pesar de su mala prensa. También compartiendo estos atributos con los signos de agua y tierra. Así que la fama que antecede a los signos no se corresponde a nivel concreto con los nativos de los mismos. Es decir, con las personas que los encarnan. Esto que cito es una generalidad que me ha pasado a mí, así como que con todos los Tauro que hablo, al menos mitad de la conversación que siempre entablo, tiene que ver con enfermedades (Tauro y Virgo son los dos signos más hipocondriacos y juntos es como la reunión de dos expertos en síntomas) Sé que decir esto no es políticamente correcto, pero en mi vida ha sido revelador darme cuenta de estos patrones.

En conclusión, Virgo no es el signo difícil que muchos señalan, sino un compendio de energías de servicio, pureza, constancia, inteligencia analítica y práctica. Sin Virgo, el mundo carecería de orden, análisis, disciplina y dedicación, y quizá, como la Cenicienta, su verdadera victoria sea alcanzar la felicidad sin competir, simplemente siendo fiel a su esencia. Devolvamos a Virgo lo que es de Virgo.

**Insisto a que no creáis lo que aquí he escrito pues esto es una simple opinión personal. La mía propia y no es ninguna verdad absoluta. Os animo a que en base a vuestras vivencias y a todo lo que aprendáis, tengáis la vuestra también. Un abrazo.


Beatriz Casaus 2025 ©