miércoles, 16 de julio de 2025

Descalza y a tiempo

 “La vida es un balance entre sostener y dejar ir.” (Rumi)

"Para conservar el equilibrio, debemos mantener unido lo interior y lo exterior, lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido, lo temporal y lo eterno, sólo así lograremos fusionar lo antiguo con lo nuevo." (John O´Donohue)

"Viniste a este mundo a evolucionar, a brillar, a impactar. Y para eso vas a quitarle poder a lo que no suma, ser fiel a ti mismo, a tus sueños y empezar a caminar con dirección y no con validación." (Brian Tracy)






Hay que ser valiente para sentarse con uno mismo en silencio y escucharse, requiere de mucho coraje. No puedes huir de ti en silencio. Ahí, es cuando aflora todo lo que uno calla. En tu sola presencia y sin distracciones, te toca rendirte y atenderte, sin parches y sin anestesia. Reconocer qué sentimientos, pensamientos, sensaciones tienes y saber qué es lo que verdaderamente quieres. 


Nadie me explicó la magia que ocurre a partir de los 40, siempre me lo hicieron temer y sin embargo, ha sido una bendición desde el segundo día que atravesé ese umbral invisible. Me siento más poderosa, auténtica y completa que nunca. Para una persona que ha recorrido un largo camino para aprender a amarse a sí misma, llegar a esta edad es un regalo de liberación y de profundo conocimiento sobre uno mismo. Por fin me amo y no temo mostrarlo al mundo. 


Estoy dejando atrás el bloqueo, las autolimitaciones, el auto sabotaje, la autocrítica (venga, que se note que soy Virgo), el síndrome del impostor, las situaciones que me hacían sentir atrapada… cada día es un nuevo comienzo. Un reset constante para mejorar. Lo que antes me ataba, ya no me retiene ni sostiene. Mi alma ha cortado un lazo que no me dejaba avanzar. 


Estoy recuperando mi poder personal, me estoy permitiendo mostrar lo que me hace brillar, sin miedo a que los demás se ofendan. Y si se ofenden, es su problema. La cantante Björk, que siempre me ha gustado, tiene una frase que me encanta: “No puedes controlar cómo la gente te percibe, solo puedes ser tú misma al máximo.” ¡Olé ahí! 


Siempre me he escondido y no he sido muy partidaria de mostrar mi ego, incluso, me he enfocado en resaltar a los demás, dejándome de lado. (Que también se note el Sol y Venus en casa XII, jeje)


Es paradójico ver cómo las personas que más se aman y gozan de gran autoestima no tienen reparo en mostrarse al mundo e, incluso, muchos de ellos lo hacen sin saber a veces muy bien de lo que están hablando, pero le echan cara y se lanzan. Sin embargo, las personas más humildes y que quizá tienen cosas interesantes que decir, son las que tienen más dudas sobre sí mismas. Ya lo decía Bukowski (en la foto del encabezado que he adjuntado)


Ahora me permito vivir en plenitud, no basada en la perfección (muy de Virguito), sino en la verdad, la ternura, la conexión mutua y la pasión. Desde la más profunda abundancia proveniente del interior. Donde me elijo primero y donde elijo cada día amar. 

Así se abren un sinfín de ventanas porque es sanador cerrar alguna puerta y dejar atrás lo que desgasta. Siguiendo el camino del alma, que sostiene a otros porque tiene para dar lo que lleva dentro. Lo que ha descubierto dentro de sí. Mi misión es espiritual y transformadora y me da igual si les chirría a la gente tanto grado de misticismo. Servir desde la sensibilidad, sin perderme a mí. No estoy aquí para encajar. Estoy aquí para recordar a otros quiénes son, empezando por mí.

Siento que he terminado un ciclo kármico. Pero este cierre no significa una pérdida, es una graduación espiritual. Lo que llega es una vida más alineada con lo que siempre soñé. Libertad, abundancia, relaciones conscientes, y ser simplemente yo. No es una fantasía que tanto he soñado, sino una realidad. Gozo de un amor puro, limpio y maduro hacia todo. Soy inmensamente afortunada. Solo siento infinito agradecimiento a Dios por todas y cada una de sus bendiciones en mi vida.


Beatriz Casaus 2025 ©


Os dejo con unas fotitos, (ahí va la muestra de la parte vanidosa y gusto por la estética de mi ascendente Libra en conjunción a Venus en Libra. No se percibe en las fotos, pero vamos, sigo con un dolor del sacro+cóccix+ edema óseo que no me permite estar sentada. No se lo deseo a nadie) y un último poema. 

¡Abrazo frondoso!


Descalza y a tiempo


Dejó atrás, 

un veredicto, 

olvidó

los días sin nombre. 


El ruido se acabó 

en la premura 

de labios 

despojados 

de palabras. 


Solía pasear 

con la compañía 

de un susurro. 

Desgastada

bebía veneno 

sin saberlo. 


Identificada 

entre platos rotos. 

También 

era uno de ellos. 


Fue un triunfo avanzar 

sin que nadie 

aplaudiera. 


No pudo huir de sí misma 

en el silencio 

que quedó. 


Le ahogaba callarse

en aire estancado. 


Se dio cuenta, 

rendirse 

era expansivo. 


Miró la casa vacía 

liberada de sí misma. 

La soltó 

como si aún respirara. 

Ya no se movían 

las paredes 

hacia dentro. 


Sostenía 

el único testigo sordo. 

El verdadero ladrón 

era lo que ella poseía. 

Le robó todo. 


Quiso

un querer sin querer de vuelta. 

Cultivar un amor

sin necesidad de poseer. 

Vivir en plenitud 

no en perfección. 


Le derrotaron 

porque no sabía 

lo que valía. 


Se fue tan lejos 

como ayer quedó. 

Casi 

sentía 

su propia ausencia.


Sostenía 

una piedra de vejez,

su peso 

no dejaba avanzar.


No hay aventura 

en la memoria.

La acción 

es hacia delante

siempre. 


Se deshizo de quién era 

y de lo que sería.


La libertad de elegir, 

era su único agarre. 

De frente no había nada, 

y eso le entusiasmaba. 


Hizo una promesa prístina, 

no volver a ser sangre.


Dejó su sombra colgada 

y lavó la ropa sucia 

de su mente. 


Habían cartas sin destinatario 

no enviadas

en el buzón de

su garganta. 


Se quitó los zapatos 

que le hacían daño. 

Le quedaban pequeños,

como todo en su vida. 


Solo quedó 

el tacto del suelo 

bajo la planta de sus pies. 


Andar descalza, 

fue el primer paso 

para disolver heridas. 


Encontró soledad blanca, 

un reencuentro limpio 

de un alfabeto mudo. 


La paz es como la hierba,

no hace ruido. 


No todo lo que se deja, 

se pierde. 

A veces, 

           se gana. 


Descalza 

 y a tiempo. 


No huyó.

Era 

hora de irse.

  

Soltó la soga 

del “qué dirán” 

y caminó 

desprovista de seguridad. 


Se llevó todo lo que importaba: 

el perdón, 

y una pequeña luz 

que nadie más veía 

le alumbraba. 


Eligió la suavidad

de unos zapatos 

que no se atan. 

Sin correas, 

sin cordones. 


Solo

       sus  

              pies desnudos.


Beatriz Casaus 2025 ©



No hay comentarios:

Publicar un comentario