Tantos premios, tantas cadenas
“Niño, en todo lo que
hagas, sé lo mejor en ello”
y le castraron su
virtud,
quitándole un dibujo
de su mano.
“Compite”, y el niño
se echó a llorar,
porque se convirtió en
el constante insatisfecho.
Creció y creyó que era
mejor que los demás,
porque ganaba más dinero.
Fracasó, porque su
vida la midió con premios,
con cadenas…
Su virtud pudo haber
sido su vocación,
pero se le perdió por
el camino.
Estamos siendo envenenados con tantos premios, tantas
medallas.
Ser el mejor en todo, encadena a la quimera del patrón de
perfección.
El éxito se mide por títulos, por números, por hechos
cuantificables cuando a mí, solo me une una sonrisa, me mueve una caricia y me colma
un abrazo. Ese es mi éxito.
Entre los que compiten, sólo hay un uno y un otro,
separados por la coma, el punto y el punto y coma. ¡Stop!.
A la que me descuido me pisan el cuello, para demostrar que
son mejores que yo.
Un hecho verídico: en mi huerto no crecen medallas ni
trofeos, sino hortalizas.
Ser el mejor no se cultiva. Ser la mejor expresión de uno
mismo, sí. Sin competir.
(No estoy aquí para ser el mejor en nada… no me considero
tan importante).
Estoy aquí para cumplir mi misión. Mi propio éxito.
Beatriz Casaus 2012 ©
Esta no es mi guerra
Un corte en mi muñeca que no sangra
anuncia la llegada del próximo combate.
Hay un eco cayendo en la tarde,
y yo río, sonrío y me desdigo,
mientras un huracán me agita por dentro.
En esta guerra las palabras
se me clavan como un
puñal en el costado.
El mar inmenso de voz
muda
que pugna por salir a la superficie,
mantiene fresco mi honor.
Y los ojos,
los tengo turbios de mirar el campo de batalla,
y morados, de tantos golpes.
Mi mirada no ve a través de esta lucha,
¿o es que aquí siempre es de noche?
Tal vez, este es el día o la hora,
o el instante, en que lo intuyo.
Si el cauce del río está en calma,
pronto llega la caída en la cascada.
Y entonces siento fatiga,
y la fatiga no es amiga aunque la conozcas muy bien…
Ya se han gastado muchas vidas
en intentar solventar errores.
Malherida, alzo mi mano con el pañuelo blanco.
Las coordenadas del armisticio me dan tregua.
Estandarte rojo por la sangre derramada.
Una copa de vino al ganador
y destierro, para el que no sigue banderas.
He preferido dar mi otra mejilla
que responder al contraataque,
porque estas no son mis armas,
y esta, no es mi guerra.
Beatriz Casaus 2012 ©
Por último y para terminar os dejo un regalito, el link del programa de radio "Coordenadas" de RNE3 que en esta ocasión hablan de TEDx (en analogía a las conferencias TED que se hacen en California con mensajes innovadores y motivadores para un público inquieto) TEDx es su homónimo pero en Europa. Merece la pena escucharlo, este programa está genial, ¡disfrutad el puente! : http://www.rtve.es/alacarta/audios/coordenadas/coordenadas-antes-morir-03-12-12/1600346/
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