Por desgracia, hemos aprendido a tener un pensamiento de división:
distintos países, distintas razas, distintas clases sociales, distintas
nacionalidades… y este pensamiento nos lleva a entender las fronteras como los límites de un territorio, cuando si le damos la vuelta a la tortilla, también podrían ser los puntos de
unión entre dos tierras. Del mismo modo, creemos que lo que es como nosotros es
mejor que lo que no es igual a nosotros. En esta idea simplista se basa el
nacionalismo mal entendido. Por el lado positivo, es ese sentimiento de arraigo y devoción hacia
una tierra, su cultura y hacia la población que en ella reside pero por el lado
negativo, es la creencia de que por pertenecer a un sitio determinado soy mejor
que la persona que no pertenece a él. Esta idea absurda y equivocada es además
causante de un estúpido conflicto que no lleva a ninguna parte más que a la separación, la división, o al sentimiento de superioridad y que promueve mucho sufrimiento innecesario. Este dilema
se sigue dando desgraciadamente en la actualidad y en nuestro país
concretamente, con el caso de Cataluña y El País vasco.
Tuve la inmensa suerte de expandir mis miras y residir
durante un tiempo en Barcelona. Desde mi experiencia particular, los catalanes
siempre me trataron genial y fueron muy educados conmigo aún sabiendo que era
de Madrid. Cuando notaban que no hablaba catalán, aunque yo me esforzaba en
chapurrearlo, enseguida cambiaban al castellano y se disculpaban. Es igual de
infantil creer que todos los catalanes son independentistas que cuando
afirmamos tajantemente que todo el género masculino es de determinada forma, (aunque el hecho
de que una parte sea independentista también es respetable como cualquier
opinión por ajena que sea a la mía lo es). Es cierto que existen ciertos rasgos en común entre una misma
población, y he de decir que los que descubrí de ésta en particular, me resultó una grata sorpresa. Son gente mucho más abierta
y moderna. La propia arquitectura de la ciudad condal así lo muestra. No hay
más que ver los edificios de Gaudí, el arte de Dalí, Miró, Picasso o el modernismo que impregna sus calles... incluso su catedral emblemática,“La Sagrada Familia”, es toda un ejemplo de este modernismo.
Son además muy educados y por lo que yo conocí, tienen un gran interés en temas nuevos o diferentes puntos de
vista.
De mi estancia allí me llevé varios descubrimientos que a
día de hoy aún sigo disfrutando: uno de ellos fue la contraportada del
periódico La Vanguardia, el periódico de más tira en Cataluña y en la que se
hacen entrevistas a personas que promueven
un pensamiento diferente o que aportan nuevos datos de la realidad. Esto ya de
por sí dice mucho del pueblo catalán a su favor. Aquí os dejo una entrevista
muy interesante al psicoterapeuta Christian Flèche sobre cómo las emociones
repercuten directamente en las enfermedades:
http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110530/54163306905/cada-organo-danado-responde-a-un-sentimiento.html#ixzz2IbRqsTEi
http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110530/54163306905/cada-organo-danado-responde-a-un-sentimiento.html#ixzz2IbRqsTEi
Lo segundo que
descubrí fue toda una nueva forma de vida más natural y alternativa. Terapias
como la acupuntura, el reiki, el ayurveda u otras técnicas de relajación allí
están a la orden del día. Hay miles de estos centros en la ciudad o
supermercados en los que sólo venden comida ecológica BIO. Es además gracioso
ver cómo la mayoría de los ejecutivos acuden con sus trajes a ellos en vez de
ir al fisioterapeuta de toda la vida. Lo que me llamó tremendamente la
atención fue que en muchas peluquerías se diera reiki mientras te cortan el
pelo o que en todas las farmacias tuvieran productos y expertos homeopáticos. También
allí descubrí el ayurveda, que es la medicina tradicional hindú en la que se concibe al ser humano desde un punto de vista holítisco, es decir, como el compendio
entre el cuerpo, alma y mente y que desde entonces, junto con el riquísimo “pan
tumaca”, me cambiaron la vida.
Me resulta triste ver la estúpida promoción de pelea que se
infunde entre Madrid y Cataluña, cuando los dos pueblos son en realidad
complementarios y necesarios el uno para el otro. Esta falsa creencia nacionalista
que el fútbol o que algunos políticos transmiten en aras de ganar escaños no
conduce a ningún lado más que a sentimientos de separación en un momento como
éste en el que más que nunca deberíamos estar unidos para intentar salir
del grave problema económico, político y social en el que estamos inmersos. Me quito el sombrero frente a todas aquellas personas que ven más allá de los nacionalismos porque tienen una visión más amplia del ser humano y que conciban a la humanidad como el conjunto de pueblos vecinos que deben ayudarse para salir adelante. Hay personas que piensan de este modo, incluso directores de banco, como es el caso de Joan Melé, director del banco de banca ética en España "Tríodos Bank" (otro descubrimiento que aprendí allí) en el que el dinero que se deposita se invierte
en cultura, obras sociales, educación y ecología. Os adjunto un vídeo en el que comparto al cien por cien cada punto y coma de lo que en él se dice.Os animo a que leáis sobre él o que veáis más vídeos en Youtube, es una gozada escucharle y a muchos os parecerá absolutamente revelador que un banquero sea tan buena persona, apueste por los valores y hable de temas que no se suelen tocar. Espero que os guste y aprovecho para desearos... ¡Un feliz fin de semana! J
Beatriz Casaus 2013 ©
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