“Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con
exceso lo que no tengo”
“La razón no me ha enseñado nada, todo lo que yo sé me ha sido dado por
el corazón”
“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí
mismo”
(León Tolstói)
A continuación, uno de mis poemas favoritos del gran Mario Benedetti que por más que lo lea, aunque sea mil veces seguidas, sigue motivándome y haciéndome sonreír por dentro.
No te salves
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti
Rescate
Algún día
casi como sin querer hacerlo,
me rescataré de tantas sonrisas
que como la luna
esconden una cara.
También del trueque sentimental
entre dos individuos apegados
consumidores de relaciones
a cualquier precio.
Por mi parte
confesaré que tengo varios amantes
y que de entre ellos la cultura
es el que más satisfacción me da
y que amo lo original
bajo este monopolio establecido de clones.
Sigo orgullosa de ser rara, única, diferente,
pues lo contrario me horroriza.
La gente no me sitúa ni con su GPS,
no hay cabida para el encasillamiento
y me suelen preguntar:
“¿pero tú de dónde eres?”
y esto es razón de festejo.
Es pronto aún para que proclame
que se está más desnudo
cuanto menos se tiene que callar
y que quien más necesita taparse
es porque oculta algo.
Algún día
casi como sin querer pretenderlo,
me rescataré de los estados de ánimo
que esclavizan en un litigio
entre querer y no poder.
También, de la ilusión ficticia
de las propiedades
porque sé que cuando muera
no me las voy a llevar
y que por tanto nunca fueron mías
por más promesas publicitarias
y plazos crediticios que pagara.
Por no poseer, no poseo ni mis palabras
mucho menos cosas, personas o mi cuerpo
donde por cierto
vivo en alquiler.
vivo en alquiler.
Algún día
casi como sin querer pensarlo,
me rescataré de esta normalidad
porque si no lo hago yo
no habrá nadie que lo haga.
Beatriz Casaus 2013 ©
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