miércoles, 14 de agosto de 2013

Viaje a ninguna parte

"Tu tarea no es buscar el amor, sino buscar y encontrar dentro de ti, todas las barreras que has construído contra él" (Rumi)




Viaje a ninguna parte

 
Bajo un cielo roto,

trozos de cristales suaves

caen sobre mí

cuidando lo poco que queda sin herir

aún.


Tendrías que ser del agua,

y no del cielo.

De este cielo roto se caen muchas cosas,

demasiadas tardes,

hasta la noche cuando cae

se duerme.

 
Del agua, son lágrimas las que resbalan cuando ríes,

es tu calor cayendo en gotas de rocío,

o tu saliva meciéndose en besos de praliné,

que son el aceite esencial de mi piel

llenándose de azul profundo,

como una sobredosis de océano.

 
La bóveda celeste se transforma

según cambio mi perspectiva,

convexa desde fuera o cóncava

desde dentro de mí. Tu hogar,

donde todo se agranda con lentes de lupa

y la tierra es débil pero infinita.

 
He de aprender a viajar sin moverme,

a repartir semillas de amor

como frutos de haba tonka

para que cuando las huelas,

te acuerdes de mí.

 
Una voz se despide,

un sonido vacío que no cabe en el aire.

Te alejas pero nadie se acerca a consolar.

Encerrada en una dicotomía gris,

quedan los segundos que compartimos a distancia.

Tan simultáneos y diferentes como nosotros.

 
Mañana es atrasar la felicidad,

porque siempre creo que mañana te veré,

y los días siguen siendo blancos,

con momentos oscuros

en los dos hemisferios.

 
Verde es la llegada,

como el fondo del mar

donde todo es lento y parece eterno,

o como cuando te vuelvo a ver,

en verde esmeralda.

 
El amor va a ser nuestro único medio de transporte.

Tu viaje de ida a ninguna parte

comienza en mí y acaba en mi memoria.

El olvido también es pasajero de este tren del tiempo,

pero no se baja en ninguna estación.

 
Cuando me mires, estarás cerca,

tan cerca que no me hará falta ni mirarte,

pero quiero que sepas que aunque no me veas,

también seguiré viva en tu recuerdo azul

observando este cielo roto

que ha perdido su color en tu ausencia

pero que sigue siendo

un palacio de innumerables estrellas.

 

Beatriz Casaus 2013 ©



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