“Yo tengo un concepto dramático de la vida, y romántico, no me corresponde lo que no llega profundamente a mi sensibilidad.”(Pablo Neruda)
Tanto como un libro en sí, tengo una especial predilección
por el prólogo del mismo, y soy capaz de rechazar un buen libro si el prólogo
que le antecede no me ha gustado. Sin embargo, hay algunos que me inyectan
curiosidad y me incitan a seguir leyendo, este ha sido el caso del prólogo del
libro “Confieso que he vivido” de Pablo Neruda. Que os guste. El
prólogo, el libro si lo queréis leer y lo que aquí se escribe :)
“Estas memorias o
recuerdos son intermitentes y a ratos olvidadizos porque así precisamente es la
vida. La intermitencia del sueño nos permite sostener los días de trabajo.
Muchos de mis recuerdos se han desdibujado al evocarlos, han devenido en polvo
como un cristal irremediablemente herido.
Las memorias del memorialista no son
las memorias del poeta. Aquél, vivió tal vez menos, pero fotografió mucho más y
nos recrea con la pulcritud de los detalles. Éste nos entrega una galería de
fantasmas sacudidos por el fuego y la sombra de su época.
Tal vez no viví en mí
mismo; tal vez viví la vida de los otros. De cuanto he dejado escrito en estas
páginas se desprenderán siempre –como en las arboledas de otoño y como en el
tiempo de las viñas- las hojas amarillas que van a morir y las uvas que
revivirán en el vino sagrado. Mi vida es una vida hecha de todas las vidas: las
vidas del poeta.” (Prólogo del libro: Confieso que he vivido, de Pablo Neruda)
Los poetas que luchaban contra la palabra
Se preguntaban cómo definir,
limitar, determinar o acorralar,
aquello que no tiene forma.
Lo invertebrado de un sentimiento
o una vivencia.
Ni el mejor de los poetas,
si es que hay uno,
ni el mejor de los lingüistas,
logrará captar la esencia
de un momento,
ni hacer sentir un ápice de lo sutil
y abstracto de algo inmaterial,
por bellos y articulados
términos que utilicen.
Lo único que podrán hacer,
es batallar en su mente
buscando vocablos precisos,
crear nuevos conceptos de la realidad
mediante signos expresados
en distintas lenguas,
que describan con su pensamiento
lo que evoca su corazón.
Los poetas son los guerreros de la lengua
artífices de un puzzle subjetivo.
Su propio puzzle, del que son
Creadores.
Transforman y la dan vida
en base a sus sentimientos.
enfrentando
lo que sienten con valentía,
pero saldrán de ello
incólumes,
porque han lidiado consigo mismos.
La diferencia entre un poeta y alguien que no lo es,
es que el poeta siente
la imperiosa necesidad
de luchar contra sí mismo
y expresarlo.
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