domingo, 29 de noviembre de 2020

A mí

 "Tú mismo, tanto como cualquier otro ser en el universo entero, mereces tu propio amor y afecto" (Buddha)

"Ama al prójimo como a ti mismo" (Jesús de Nazaret)


A mí


Me adentré en la indomable indefensión de ser yo.

Descubrí que soy lo que queda cuando quedo desprovista de capas de opiniones, prejuicios y de todo lo aprendido que se supone se debe ser.

Se me había quedado pegado formando una segunda piel.

Durante tanto tiempo me había identificado con ello y olvidado de mi verdadera esencia.

Dilatando el inconmensurable intento de ser la mejor versión de hija, amiga, novia, hermana, pero no podía, porque para eso primero tenía que ser la mejor versión de mí.

Y ni tan siquiera sabía quién era yo. También era importante.

Estaba condenada primero a pensar en los demás.

Atrapada en las buenas acciones con otros que se habían convertido en obligaciones.

Me cansé de mirar siempre otros ojos.

Si tengo que amar a todos, yo también estoy dentro de ese todos, pensé.

Un día cerré los ojos y me vi. Por primera vez me encontré.

Ahí estaba yo, en medio de esa oscuridad.

Y hacía frío en mí.

No me había mirado nunca.

En esa quietud escuché lo que me decía mi corazón y el corazón nunca miente.

Esa era la oportunidad de conocerme.

Empecé a resonar con la frase “soy suficiente”.

Tenía que estar para mí como había estado para otros.

Comprobar cómo estaba mi energía, sentimientos, darme mi espacio.

Anteponer mis necesidades a los deseos de los demás.

Cultivar una preciosa relación conmigo misma.

Escuchar mis propias palabras.

Está bien ser yo. Ser vulnerable y sensible está bien. Todo está bien.

El amor entonces estaba justo ahí al lado, rasgando la superficie. Anhelando ser encontrado.  

Abracé mi sombra y mi luz resplandeció.

Elegí amarme.


Al fin y al cabo,

al final del día,

soy lo único que tengo.

 

 

Beatriz Casaus 2020 ©




jueves, 22 de octubre de 2020

Segunda piel


Hay dos ocasiones en las que me siento más libre, cuando escribo y cuando estoy en la naturaleza. Aquí desaparecen todas las identidades falsas relacionadas con el ego, y me siento despojada de todas las máscaras que en la ciudad me tienen presa.

Es como si las preocupaciones mundanas no fueran importantes, la superficialidad no tuviera cabida en este entorno y el materialismo no existiera.

No es relevante lo que tenga o lo que gane. Los deseos de poder y control no están en el aire sino la brisa fresca, el canto de los pájaros, el olor a tierra, el sonido de la corriente del río el de las hojas de los árboles.

Aquí no existen las preocupaciones banales como la vestimenta, la apariencia física, o cualquier identificación basada en el reconocimiento de los demás.

Se es como se es y eso es justo un valor.

Un ser que forma parte de todo y que es uno con todo.

Cada parte cumple su misión por insignificante que sea, el agua, la hierba, las hormigas, los tallos. Y sin ellos, este sitio no sería el mismo.

Esta realidad amorosa y pacífica me envuelve y simplemente soy. Sin juicios.

El miedo se esfuma y se desprende una actitud de aceptación tanto por todo lo que me rodea como por lo que soy, al formar parte también de todo lo que me rodea.

Cuando vuelva a la ciudad, espero recordar que esto es lo único REAL.


Beatriz Casaus ©





miércoles, 16 de septiembre de 2020

Feliz Aniversario

Ocho años queriéndote con locura, amándote de la forma más pura que sé, aprendiendo a tu lado en cada dificultad, fundiéndome en abrazos, limpiándome para no proyectar en ti lo que hay en mí, apreciando cada caricia que me das y gesto de amor, degustando tus dotes culinarias, abriendo botellas de vino y brindando con ellas, dándote la mano, durmiéndome en tu pecho, descubriendo rincones que se convierten en recuerdos especiales, riéndonos y sonriéndonos, dándonos cariño cuando más se necesita, y entre otras muchas cosas,caminando juntos hacia el mismo destino. Gracias por cuidarme tanto. Soy rica en amor. ¡GRACIAS!


Los desayunos no son fríos ya


 


Es pequeño el surco en la mejilla


mientras calla


pero grande su pecho en cuanto ama.


Son, las luces de mis sombras


las que madrugan los días nublados,


con vítores de supervivencia


y rasguños en el corazón


al resbalarse los deseos entre los dedos.


 


Tocar lo prohibido en el cielo no tiene mérito.


Tú que siempre me das la vista cuando no veo


qué fácil sería detener lo eterno con ternura.


Eres dulce de llevar en mi pensamiento.


Me convenzo de que se ha detenido


la distopía en este mundo


cuando te abrazo.


Los desayunos no son fríos ya.


Me ilusiona vivir con cada centímetro de ti


construyendo lianas entre las noches.


 


Cuando las palabras se sequen,


quedarán solo los hechos en el aire.


Me gusta vivir el amor a puerta cerrada


para no bebernos el viento de la tormenta


de otros,


y para que nadie se entere de nada.


No tengo necesidad de compartirte


por un puñado de aprobaciones.


 


Si te miro sé que soy vulnerable a perderte.


Si te siento, sé que eres parte de todo


porque te has convertido en amor


y el amor es lo único que hay.


 


Hagamos dudar al miedo


y establezcámonos en el amor,


cómo se ha hecho siempre.


 


Beatriz Casaus 2020 ©






domingo, 10 de mayo de 2020

Traigamos el cielo en la tierra



Me realicé un test (de los más fiables que hay) que afirma que pasé el bicho y tengo anticuerpos. Puedo decir que lo he vivido y que no ha sido algo normal. Con esto quiero decir que he sentido en mis carnes que era algo antinatural, creado por el hombre…

Creo que estamos siendo domesticados hacia una nueva forma de pensamiento basado en el miedo y encaminados a un futuro dictatorial. En mi opinión, creo necesario poner en duda la gestión que está llevando el gobierno, más allá de ideologías. Siempre he sido de tendencia izquierdista hasta que hace años empecé a discernir, no sentirme representada y a pensar por mí misma, y así me convertí en apolítica y conseguí salir de la dicotomía entre izquierda y derecha que solo quiere separar a los seres humanos por sus ideas políticas, para crear conflicto entre nosotros.

Tengo la sensación de que el gobierno es una marioneta al que se le está filtrando información a cuentagotas y por ello actúan dando palos de ciego. La pregunta sería, ¿quién les filtra esa información y pasos a seguir? ¿y cuáles son sus intereses? Alzo estas preguntas al aire para que cada uno investigue y saque sus propias conclusiones.

Los medios de comunicación están intoxicando con miedo y falsos números para perpetuarnos secuestrados en casa. No os dejéis manipular. Nos están privando de lo más básico para el ser humano y la salud mental, la cercanía y el contacto con las personas. Quieren la separación física. De pronto, los abrazos y las muestras de amor se han prohibido. El amor se está prohibiendo en todo el mundo.

Para no intoxicarme más, no veo las noticias, ni leo casi los periódicos nacionales mediáticos, sin embargo, investigo por otras fuentes y de otros países. Os invito a que penséis por vosotros mismos e investiguéis. Os invito a hacerlo y a DISCERNIR y a obtener una opinión personal. Eso es algo inédito en los tiempos que vivimos.

La mejor arma que podemos tener es mirar hacia nuestro interior, y descubrir nuestro enorme potencial. Tengo fe en el ser humano y tengo esperanza, cada día se producen millones de actos de amor y solidaridad que así lo demuestran. Utilizad el confinamiento para alcanzar un grado de evolución humana mayor, porque permite esa mirada hacia el interior y al silencio. Cambiemos los términos, en vez de confinamiento, bauticémoslo como “retiro espiritual” y en vez de Covid-19, llamémoslo “Convida-20”. Vibremos en amor, no en miedo.

Sé que todo va a salir bien, pero también sé que para ello tenemos que despertar en todos los sentidos. No somos borregos, somos seres de inmenso potencial, todos y cada uno de nosotros. Confía en tu intuición, escucha lo que dice tu corazón, y ama. Nos toca ser responsables con todo, y esa responsabilidad también conlleva utilizar nuestro intelecto, para buscar la verdad y nuestro corazón, para sentirla.

Según la tercera ley de la física de Newton, llamado principio de acción y reacción: “a toda fuerza se le opone una contraria y de igual intensidad”, si extrapolamos esta ley a nuestra situación actual, al mismo tiempo que vivimos una época de incertidumbre y de extrema dificultad, está naciendo una nueva conciencia y con ella una nueva humanidad que va encaminada hacia una nueva gestión de la tierra y sus recursos. Así lo quiero creer. Somos imparables. Comienza la época dorada, aunque nos hagan creer todo lo contrario, por ello, hay que confiar en uno mismo, y en el poder que hay en nuestro interior. Confiemos en la vida. ¡Traigamos el cielo a la tierra!


Beatriz Casaus 2020 ©




domingo, 3 de mayo de 2020

Renacida

"¿Quién eres? ¿Eres un Dios? 
No, respondió el buda. 
¿Acaso eres un mago? 
Insistió de nuevo el hombre. 
No, respondió de nuevo. 
¿Eres un humano? 
No, respondió nuevamente. 
Entonces, ¿quién eres? 
Soy un ser despierto." 



Renacida

Dulces aguas se mecen,
aquellas lejanas de mí.

En vez de vivir, me vivo
y en vida siento que es cierto ser real.

A veces he escapado a la tentación de caer
como un pequeño árbol en la tormenta.
Pero solo los pequeños se hacen grandes
y solo los grandes alcanzan a tocar el cielo.

Se despejan las mareas a regañadientes,
no quieren dejar su existencia bizantina en mí.

Es la vida que ahora me encuentra
y me da la bienvenida.
He estado perdida por tanto tiempo
que no tenía memoria de quién era.

Hablan, esas sombras a mis espaldas
tratando de convencer a los ilusos sin fe.
Se creen merecedores de una realidad cambiante.

No hay nada que pueda frenar mi misión
ahora que sé que existo
y he superado a la nada.

Caen sombras y crecen luces alrededor.
Nada vuelve que no haya sido creado antes,
por lo tanto, siempre he existido,
pero antes no lo sabía.

Vivo la bendición de ser un ser creado
que ha despertado.
He sido llamada a vivir
y ahora vivo para vivir.
Tan sencillo que es lo más difícil.

Las luces han volado sobre los mares
y han sido testigos de una nueva tierra.
Allá vamos sin demora y no hay regreso.

La luz no se creó para iluminarse
a sí misma tanto o más,
sino que permite verse
a través de sus múltiples ojos.

Los que hemos despertado
sabemos el camino a casa.


Beatriz Casaus 2020 ©

martes, 17 de marzo de 2020

Esto también pasará

"Aprovecha el corto día de tu existencia, vive, no ahorres el poder y la fuerza de tus alas" (Rumi)




Este post lo he hecho con mucho cariño, espero por favor que no lo juzguéis, y que, si no os gusta, no continuéis con la lectura ya que es un post bastante personal. 

Es bastante probable que esté pasando este virus de forma asintomática, ya que no tengo fiebre, pero sí otros síntomas. No lo sé a ciencia cierta porque sabéis que no es posible hacerse el test si no estás grave. Hay que ser solidario y responsable y no sobrecargar más aún el sistema sanitario. Así que estoy en cuarentena y sin salir de casa durante el tiempo que haga falta como todos deberíamos hacer hasta nuevo aviso.

Quiero dar apoyo a todas las personas que han sido contabilizadas en las cifras estatales como positivos y a las que no, porque tienen síntomas leves también. Necesito deciros que no estamos solos y que vamos a salir de esta. Es importante en estos momentos ofrecernos compañía, apoyo o consejo. Aunque los principales consejos son los dados por los entes sanitarios y son los que se deben seguir a rajatabla. Tenemos que apoyarnos en este momento porque hay muchas personas que se sienten solas, tristes y desamparadas, pero no lo estamos. Por eso escribo estas líneas.

Lo primero de todo, tengo que agradecer con todo mi corazón a los verdaderos héroes de nuestra sociedad, que una vez más así lo demuestran. Son los sanitarios que están trabajando a destajo por el bienestar de todos. También las personas que se encargan del sector alimentario, en fábricas, almacenes, reponedores, cajeros, basureros, autónomos, personas que nos facilitan servicios de primera necesidad, policías, personal de la limpieza…a todos ellos no les puedo estar suficientemente agradecida por su enorme labor. Espero que a partir de ahora seamos conscientes de la gran labor que desarrollan y que se cambie la mentalidad clasista arraigada en algunos, por aquella que considera que el valor de las personas va mucho más allá de su puesto de trabajo, títulos o la cantidad de ceros que reporte una nómina o haya en su cuenta bancaria.

Me he estado formulando la pregunta “por qué está pasando esto” y como siempre que me hago esa pregunta, luego recapacito y la vuelvo a formular de otro modo. No hay un por qué sino un para qué. En estos días de enclaustro, paso mucho tiempo conmigo misma. Observando,simplemente. A los pájaros y su forma de moverse, a los árboles y sus incipientes hojas primaverales o las nubes y el cambio de forma que van experimentando. En la tarde de ayer, sin ir más lejos, contemplé un bello atardecer que poco a poco se fue cubriendo de nubes oscuras y rayos que resplandecían en todo el cielo. Fue un espectáculo visual digno de contemplar que aprecié con toda atención.

Si no estuviera pasando esto, no tendría este tiempo de silencio y recogimiento. Tiempo para leer, pensar, meditar, observar, estar conmigo misma, en definitiva. ¡Observar con detenimiento! No lo hacía desde hacía meses, porque mi vida no me lo permite. Siempre voy con prisas y no tengo la preciosa oportunidad de parar, estar en silencio y observar.

¿Y si esto fuera un toque de atención del universo, de Dios, del destino o lo que sea que cada uno crea, si es que cree en algo, para que por fin paremos de una vez y estemos solos con nosotros mismos y nos demos cuenta de una vez por todas, de las cosas importantes? 

La gente que tiene hijos pequeños alegará que no tienen tiempo porque ahora están cuidando de ellos. Animo a que les enseñéis eso a los niños también. Que aprendan a aquietarse, a estar en silencio y a observar. Los niños de ahora están sobre estimulados. Cuando yo era pequeña, quizá porque no disponía de todos los dispositivos que hay ahora, era más tranquila y tenía una gran imaginación que utilizaba para jugar durante horas. Aprovechemos este momento y enseñémosles eso. Creo que estamos permanentemente distraídos para evitar ese encuentro con nosotros mismos.

Antes, cuando me he referido a que no estamos solos, lo decía de verdad. Muchas personas están pasando este momento solos en sus casas, y en ocasiones pueden sentir miedo y soledad. Yo me atrevo a decir que si supieran lo amados que son y que en todo momento están acompañados, se sentirían confortados. Y no estoy alucinando, lo digo de verdad. Es cierto que estamos en un mundo limitado por nuestros cinco sentidos y, ello nos impide darnos cuenta de este hecho metafísico. Este mundo es realmente difícil y frustrante. Si os preguntáis porqué hablo con tanta seguridad, (soy consciente que alguno que otro ya haya dejado de leer o se estará riendo en este momento) dejadme decir que ya que estoy siendo honesta, lo voy a ser también en otro aspecto, en mi aspecto espiritual. Ahora sabréis la razón por la que he afirmado eso.

Lo que voy a contar a continuación, supone desnudarme completamente. Pensé que nunca lo contaría de forma pública, pero quizá sea importante contarlo en estos momentos para dar esperanza. Durante muchos años, no se lo conté a nadie y guardaba esta vivencia en silencio, tanto por ser un secreto preciado e íntimo como por si no me creyeran o tildaran de loca y siempre me ha importado mucho la opinión de los demás. Solo las personas cercanas a mí saben este hecho que voy a relatar a continuación y que espero lo toméis como un regalo de esperanza.

Allá voy. Cuando tenía 17 años, vivía en un pueblo de la montaña de Madrid, tenía una terraza preciosa y muy grande con preciosas vistas que daban a la montaña. A mí me gustaba pasar ratos en esa terraza, leía en una hamaca que había y hasta a veces comía allí. En ese tiempo he de decir que leía mucho sobre temas espirituales, bueno, siempre lo he hecho desde pequeña, pero por aquel entonces sí es cierto que estaba bastante enfocada en ello en vez de en las preocupaciones ligadas a la adolescencia.

Lo recuerdo todo con claridad meridiana. Un día estaba sola en casa y me fui a la terraza como de costumbre. Me puse en la barandilla y miré hacia la montaña. En ese momento, hice una pregunta en mi cabeza. La hice muy tranquila y segura de que iba a ser respondida. Dije: “si tengo un ángel de la guarda, por favor que me diga su nombre” Hice una respiración, cerré los ojos y esperé tranquila. Al cabo de unos segundos me pasó la cosa más bonita que me ha pasado en esta vida y que recuerdo con total nitidez. De pronto todo se volvió lento. Noté como una brisa me recorría todo el cuerpo, y hasta me tocó la cara cargada de paz y amor. Esa misma brisa, trajo un susurro en mi oído derecho. El susurro me dijo lentamente y con voz masculina: “LEHAHIAH” al mismo tiempo que estaba siendo pronunciada la palabra con la más absoluta dulzura y suavidad, las letras se iban dibujando lentamente en mi mente una a una, a la altura de mi frente, como para que supiera exactamente como se pronunciaba y escribía. Cuando esto paró, yo me quedé con una sensación de paz indescriptible a la par que perpleja y muy emocionada, sabía perfectamente que había sido real y que mi ángel me había hablado. ¡Eso significaba muchas cosas! ¡Significaba que efectivamente tenía un ángel de la guarda y me había hablado! Que somos seres espirituales y que probablemente, aunque nuestro físico se vaya, continuaremos existiendo.

Me guardé esta experiencia y no se la dije a nadie durante muchos años porque fue lo más íntimo y profundo que me había pasado. Desde entonces, ese fue mi pensamiento positivo. No fue hasta años después que me dispuse a buscar en Google esa palabra y cuando vi lo que ponía, os aseguro que di un salto de la silla donde estaba sentada y desde la que casi me caigo. Lehahiah es el ángel guardián de los nacidos entre el 9 y 13 de septiembre. ¡Yo nací un 13 de septiembre! Así que tengo una prueba fehaciente y la evidencia de que esto es real.  Ahora con la edad que tengo, ya me veo preparada para afrontar a los que no quieran creer esta historia pensando que me la he inventado, o que duden de ello alegando que me lo sugestioné porque leía muchos libros espirituales. Doy mi palabra que lo que me pasó fue algo físico, y absolutamente ajeno a mí. Nunca había leído los nombres de ningún ángel. Fue real y es la verdad.  Esa experiencia me llevó a la certeza de saber que todos tenemos ángeles, que estamos protegidos y nunca estamos solos.

En estos momentos, elijo estar tranquila, contenta y alegre ante la adversidad. Aunque la información que recibimos a diario no sea nada halagüeña y muy triste, ¿qué otra nos queda? prefiero vivir alegre y con ánimo en un mal momento que deprimida. Esto me recuerda al año 2017. Pasé gran parte de ese año pensando que tenía un linfoma. Cada vez que iba a los especialistas o salía de las mil pruebas a las que fui, no me daban esperanzas y su actitud era muy negativa y seca, pero recuerdo que en ese momento yo me decía a mí misma, que nadie me iba a quitar mi alegría, ni felicidad. Aunque lo pasé bastante mal, en ocasiones, me sentía feliz y plena y llegué a la conclusión de que quería aprovechar mi vida en ese momento con una buena actitud. Gracias a Dios todo pasó y no fue nada importante, aunque pasé unas intervenciones. Los médicos se confundieron durante meses. Eso pasó y esto también pasará.  

Espero que lo que os he contado os haga plantearos cosas y que os ayude en este difícil momento por el que estamos atravesando. Esto nos confronta directamente con nuestros miedos más profundos, la enfermedad, la muerte, el sufrimiento, o la incertidumbre sobre qué pasará de ahora en adelante. Podemos utilizar este momento como un aprendizaje y una oportunidad de salir reforzados. Estamos asistiendo a un momento en el que, si lo sabemos aprovechar, nos volveremos más amorosos con los demás, solidarios, centrados en lo importante de la vida y creceremos, estoy segura.

Todo va a salir bien. Saldremos más fuertes porque habremos encarado nuestros miedos. Os mando un abrazo a todos y cada uno de vosotros. Os deseo curación para quien esté malito, protección, para quien no lo esté, luz para el que se haya ido y todo el consuelo del mundo para sus familiares.

¡Salud y cuidaros! 


Beatriz Casaus 2020 ©

jueves, 16 de enero de 2020

La inseguridad


“Realmente quiero saber el secreto de las personas muy seguras de sí mismas. ¿Hay un secreto? ¿es genético? ¿hay una pastilla? ¿una guía? “ (James Rhodes)
“Mi miedo es mi sustancia” (Franz Kafka)

La sociedad en la que vivimos, tiene un especial interés en defender a ultranza el ego y en que las personas sean fuertes, extrovertidas, seguras y, sobre todo, en no querer mostrar ningún atisbo de inseguridad, porque se percibe como una debilidad.

Sin embargo, las filosofías de Oriente, valoran más los aspectos internos de las personas e incluso se incita a librarse del ego para conseguir logros espirituales. Aspectos como la modestia y la humildad son considerados dignos de cultivar y admirados.

Por raro que nos suene a los occidentales, ser inseguro puede ser un atributo positivo, ya que, si se acepta y trasciende, puede ser una fuente de inspiración y de desarrollo personal. Personas remarcables en la historia han sido grandes inseguros, sobre todo si hablamos del mundo del arte: músicos, escritores, poetas, pintores, actores…

Por poner dos ejemplos, el escritor Franz Kafka, autor que lidiaba con problemas de autoestima, escribió una pieza clave de la literatura moderna “La Metamorfosis”, en el que se describe la transición de un hombre que se convierte en insecto, que se puede interpretar como una exposición literal del propio sentimiento de inferioridad de Kafka,  o por citar alguno más, el cineasta Woody Allen, quien no duda en presentar todos sus temores e inseguridades en los guiones de sus películas.

Ser inseguro me parece un terreno maravilloso en donde no se deja de aprender. Gracias a mis inseguridades, mis contradicciones y mis puntos débiles, soy lo que soy y es gracias al dolor que todos hayamos vivido en alguna ocasión, que hemos aprendido y crecido y nos ha hecho seres más profundos.

El escritor Marcel Proust, autor de una de las obras cumbre de la literatura del S.XX, casi sacralizaba el sufrimiento percibiéndolo como la forma más precisa de aprendizaje y otorgándole un valor positivo en la vida de las personas.

Hay inseguros confesos, como yo, e inseguros que no han salido del armario. Con frecuencia encuentro personas inseguras que, en vez de hablar abiertamente sobre ello, lo esconden y lo tapan bajo una capa de aparente seguridad. Incluso hay personas inseguras que logran sentirse mejor haciendo sentir mal a los demás, eso no se debería permitir y aunque les cueste admitirlo, se trata de un caso de inseguridad, pero muy mal encauzada.

Desde aquí animo a todos a que dejéis de querer ser siempre fuertes y seguros, y de vez en cuando, mostraros vulnerables. Siempre me he sentido atraída por personas que son frágiles, que comparten sus miserias, dolores, heridas... A ellos va dedicada este primer poema del 2020.



Heridas

 
Aquellas personas

seguras de sí mismas soplan lejos de mí.

Soy testigo de sus mordeduras al Olimpo

con la resonancia de su ego en las alturas,

lentas y pareciendo serenas.

Se esconden bajo una falsa

apariencia de seguridad

detrás de cada acción

para ser transformados.

 
Los que comparten sus heridas

son paisajes cercanos.

Intuyo las emociones que intentan esconder.

Conozco sus hojas caídas.

Hemos bebido lejos

de los dulces barcos de gloria

y hasta nos hemos lastimado

por las llamas de las emociones.  


Las personas con heridas son infinitas.

Sin ellas estamos verdes.


 
En el lodo las hojas secas dejan de estarlo.

Mientras el tiempo se escapa dejando solo cenizas.

El dolor se perpetúa en el fondo,

y se pudre si no se saca.


En silencio, todos tenemos heridas.

 

Beatriz Casaus 2020 ©