“Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada.” (Elisabeth Kübler-Ross)
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(Foto del mismo día del eclipse, no se vio desde casa por la nubosidad, pero ahí estaba) |
Estamos en septiembre y con él ha llegado la segunda y última temporada de eclipses del año 2025. Se trata de un mes intenso y transformador pues tenemos dos eclipses de gran fuerza y dinamismo. El pasado domingo 7 de septiembre ha tenido lugar el eclipse total de Luna en el grado 15 de Piscis y dos semanas después, el domingo 21 de septiembre, tendrá lugar el eclipse solar en el grado 29 de Virgo.
Estos eventos impactan e influyen en todos, aunque de manera particular a quienes tengan planetas en los signos mutables: Piscis, Virgo, Géminis y Sagitario. Para comprender en qué área o ámbito de la vida afectará de forma más directa, es necesario observar en qué casa de la carta astral personal recaen. Abajo adjunto links con páginas web gratuitas desde donde se puede calcular.
Cabe remarcar que cada año tenemos, como mínimo, cuatro eclipses. Estos, son portales de evolución porque involucran a los luminarios el Sol, la Luna y los nodos lunares, también llamados nodos del karma. El Sol representa la energía consciente y masculina. La Luna, la energía inconsciente y femenina. Los nodos señalan el propósito de la encarnación: hacia dónde nos dirigimos y qué debemos integrar.
Cuando ocurre un eclipse, es porque una Luna Nueva o una Luna Llena sucede cerca del eje de los nodos. Se produce cuando el eje de la órbita de la luna que está alrededor de la tierra se cruza con la órbita de la tierra alrededor del sol. En ese instante, el propósito evolutivo se activa con gran intensidad, marcando un salto de consciencia no solo individual, sino también colectivo.
En mi caso particular, sentí la energía del eclipse de luna con una semana de antelación. En realidad, sus efectos pueden percibirse incluso un mes antes y extenderse hasta un mes después. Durante este periodo es común experimentar alguno o varios de estos síntomas: cansancio, dificultad para dormir, sueños intensos, mayor sensibilidad, activarse canales extrasensoriales, mayor intuición y percepción sutil, atravesar momentos de irritabilidad, digestiones pesadas así como cierta agitación interior o reacciones emocionales desproporcionadas.
Nuestro cuerpo, mente y emociones realizan un esfuerzo para adaptarse a las influencias del eclipse que nos generan auténticas “mareas biológicas”. Los días previos (o el mismo día del eclipse) es posible sentir ira, emociones a flor de piel o una tendencia a reaccionar con mayor facilidad. Por ello, lo más recomendable es evitar la sobreexposición social y guardar espacios de calma.
Algo profundo se cocina en nuestro interior, es el cierre de un ciclo tanto a nivel individual como colectivo. Al mismo tiempo, algo nuevo comienza a gestarse, una etapa que abre paso a una renovación de vida y del alma. No necesariamente ocurre en el mismo día del eclipse: lo que se activa abre un portal que puede extender su influencia durante los próximos seis meses.
Los eclipses no son buenos ni malos: son acontecimientos necesarios para la evolución, momentos kármicos, que forman parte del plan de nuestra alma. La clave siempre no está tanto en lo que sucede, sino en cómo respondemos a ello. Cómo reaccionamos ante las situaciones que se nos presentan.
Estas fechas funcionan como un puente entre lo racional y lo irracional, lo visible y lo invisible, lo real y lo onírico. Los eclipses de Luna, como lunas llenas que son, suelen reflejar un conflicto entre razón y corazón, entre la conciencia y el subconsciente. Tiene un poder igual que cuando se produce una luna llena pero intensificado. A menudo coincide con fenómenos en la naturaleza en los que los elementos parecen desatarse con mayor fuerza: terremotos, desastres naturales…
Me gusta comparar un eclipse con la actualización de un ordenador. Muchas personas me preguntan si hay que hacer algo especial ese día y mi respuesta siempre es la misma: no hacer nada. Igual que cuando dejamos al ordenador que se actualice por sí mismo, en los eclipses lo más sabio es descansar, detenerse y observar qué permanece y qué desaparece. El alma sabe lo que necesita; basta con darle espacio.
Durante un eclipse o la ventana de tiempo en la que influyen, pueden suceder acontecimientos inesperados como sorpresas que nos trae el destino. En cualquier caso, representan una oportunidad para aprender lo que necesitamos en la nueva etapa que se abre. La evolución no es plana ni circular, sino como una espiral, siempre hacia arriba avanzando hacia una forma más consciente de ser.
Aunque la ciencia aún no haya logrado explicar los efectos de los eclipses, reconoce que generan variaciones en los campos electromagnéticos y en la ionización de la atmósfera. La astrología, por su parte, los entiende como momentos de revelación y transformación, en los que lo que parecía oculto sale a la luz para impulsar nuestra evolución.
En astrología evolutiva, los nodos lunares, que son puntos matemáticos, son conocidos como “la cabeza del dragón” (nodo norte) y “la cola del dragón” (nodo sur). El nodo sur nos muestra de dónde venimos: aprendizajes pasados, talentos ya integrados, pero también apegos y patrones que debemos limpiar. Representa la comodidad de lo conocido, aquello que reconocemos con facilidad. El nodo norte nos marca hacia dónde vamos: experiencias nuevas, desconocidas y a menudo desafiantes, porque nos invitan a salir de lo familiar. Es el territorio de lo inexplorado, el punto de crecimiento del alma. Honrar de dónde venimos es esencial: lo pasado nos ha moldeado. Pero el verdadero propósito es caminar hacia lo que todavía no conocemos, aunque despierte miedo o resistencia.
El eje nodal tarda 18 años y medio en recorrer el zodíaco y cada 18 meses cambia a un nuevo par de signos. Actualmente, los nodos se encuentran en Piscis (nodo norte) y Virgo (nodo sur). Piscis, en el nodo norte, nos invita a soltar dependencias, ilusiones, mecanismos de evasión y viejos patrones emocionales y a aprender a ser más intuitivos, comprensivos, sensibles, fluir con las emociones. Virgo en el nodo sur nos impulsa a integrar orden, discernimiento, responsabilidad, servicio y conexión con lo concreto y a dejar ir el control, el orden, algunos hábitos y dejarnos fluir.
Cada temporada de eclipses activa profundamente el eje nodal y, con ello, nuestro propósito del alma. Hay dos tipos de experiencias. Los eclipses de nodo norte (de luna en Piscis el 7 de septiembre) que marcan evolución, nuevas oportunidades y experiencias inéditas y eclipses de nodo sur, (el 21 de septiembre, solar en Virgo) que señalan limpieza, cierres, revisión de temas pasados y olvidados.
En estos períodos, los acontecimientos suelen sentirse predestinados: relaciones que terminan de forma definitiva, vínculos que regresan, personas nuevas que entran con fuerza en nuestra vida, embarazos, nacimientos o trascendencias.
También, los eclipses tienen una especial conexión con las relaciones. Muchas veces, en estas fechas entran personas clave que nos impulsan hacia nuestro destino. Si los eclipses tocan nuestros nodos o nuestro Sol, los cambios son aún más poderosos. Las relaciones que comienzan en época de eclipses suelen ser profundamente transformadoras. Las que terminan, lo hacen porque ya no están alineadas con nuestro camino y dejan espacio para algo nuevo y auténtico. La duración de esas relaciones dependerá de nuestra capacidad de compromiso y apertura. Pero, en cualquier caso, quienes aparecen en este tiempo vienen a cumplir un papel crucial en nuestro crecimiento.
Si dejamos a un lado los miedos y nos abrimos con confianza, cada fenómeno cósmico se convierte en una oportunidad de cambio. Los eclipses son portales en los que el velo entre dimensiones se vuelve más fino. Nos ofrecen energías renovadas con las que podemos sintonizar para crecer. En este caso, son aceleradores de consciencia. Nos invitan a dejar lo viejo y a dejar entrar lo nuevo. En esta temporada de septiembre de 2025, Piscis y Virgo nos piden cerrar viejas heridas emocionales, cierres de ciclo, apertura a lo nuevo, limpiar dependencias y abrirnos a una vida más íntegra, consciente y en conexión con nuestra verdadera esencia.
¡Felices cambios evolutivos de estos eclipses!
Un fuerte abrazo.
Beatriz Casaus 2025 ©
Webs de astrología gratuitas:
https://www.grupovenus.com
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