sábado, 30 de agosto de 2025

La chica de la raya en medio

"Todos los que conoces siempre te preguntan si tienes una carrera, estás casado o si tienes una casa. Como si la vida fuera una especie de lista de la compra. Pero nadie te pregunta nunca si eres feliz." (Heath Ledger)

"No hay mejor medicina que tener pensamientos alegres. Cuando se pierde el ánimo, todo el cuerpo se enferma." (Proverbios 17:12)




Alguna vez recibo mensajes de personas, tanto mujeres como hombres, que me dicen que les gustaría conocerme mejor. Entiendo que lo hacen movidos simplemente por la curiosidad, (o eso me dicen) por descubrir a la persona que está detrás de este blog. Por eso, hoy quiero compartir aquí algunas pinceladas sobre mí:

Hace un tiempo, un amigo a quien admiro mucho me dijo que yo era una persona “inclasificable”. Lo recibí como uno de los mejores piropos que me han hecho. Y lo cierto es que, hasta hoy, no he conocido a nadie con gustos, ideas o pasiones parecidas a las mías.

No he encontrado todavía a una mujer que no quiera o que no haya querido casarse. Sin embargo mi visión del matrimonio es clara: no me interesa una institución que incluso en el lenguaje suena a enfermedad. “Contraer matrimonio” usa el mismo verbo que para contraer una enfermedad. Lo que es, para mí, casi una advertencia semántica. 

Me considero una persona alegre y positiva, y eso en los tiempos pesimistas que corren es ser una radical. No concibo la vida sin alegría; la llevo conmigo a todas partes, especialmente a aquellos lugares donde la seriedad parece ser norma obligatoria. Incluso en los momentos más duros, intento arrancar una sonrisa, hacer una broma, recordar que lo solemne sin humor se vuelve insoportable (mis hermanos y yo usamos mucho el humor). No me gustan el drama, la queja ni el victimismo. Me suelen agradecer esa manera de ser: la que anima y consuela, porque intento encontrar luz en cualquier escenario gris.

A menudo la gente me pregunta qué tomo por las mañanas para empezar el día con tanta energía. Les confieso que soy una morning person. Luego suelen decirme: “¿Y de verdad siempre estás feliz?” Y respondo que no, no siempre, pero que intento estar agradecida. Y esa diferencia lo cambia todo. Practicar la gratitud transforma el ánimo: abre la puerta a la alegría, la paz y el bienestar. Me encanta bailar —y lo he hecho incluso en los pasillos de empresas donde trabajé— porque, para mí, la seriedad es una tontería sobrevalorada.

Cuando me conocen, suelo escuchar comentarios como: “Pareces mucho más joven” o “Tú te cuidas mucho”. Yo sonrío, porque lo que no saben es que mis cremas son baratas y ecológicas. Lo que sí cuido con esmero es lo que pienso y lo que siento. He aprendido que la clave está en aceptar los momentos difíciles sin identificarse con ellos: sentirlos, transitarlos… y dejar que se vayan.

Me gusta vivir desde la naturalidad: hablar sin filtros de sexo, de temas tabú, de emociones, de sentimientos… siempre desde el respeto, eso sí. Estoy convencida de que todo lo que se nombra se libera, se sana y pierde peso emocional o exceso de seriedad. Soy una persona abierta y nunca he entendido el hermetismo como un mecanismo válido de defensa. 

Reconozco que soy una persona muy activa, incluso hiperactiva no diagnosticada, con gran capacidad de atención dividida. De manera casi inconsciente puedo realizar varias actividades al mismo tiempo: ver dos vídeos o podcast alternando minutos entre uno y otro, mientras escucho música, me lavo los dientes, hago la cama y reviso unos papeles. Por eso el deporte para mí es fundamental, necesito focalizar toda esa energía. Mi mente siempre busca nuevos estímulos y movimiento. Amo aprender, jamás me canso de ello y me considero una eterna aprendiz.

En mi opinión, lo que más valoro es la amabilidad. Es un gesto sencillo que hace sentir bien a las personas y del que el mundo, hoy en día, carece bastante. Afuera abunda la hostilidad, las malas contestaciones y la mala leche; por eso, el simple hecho de sonreír a alguien y tratarle con amabilidad puede llegar a cambiarle el día.

Soy espiritual, soñadora y profunda, pero también rebelde, gansa y antisistema desde niña (esto último es un claro ejemplo de mi configuración Marte conjunción Urano en Sagitario y Urano oposición Quirón de mi carta astral). Adoro la película V de Vendetta, quizá porque refleja lo que siempre he intuido: que tanto el sistema educativo como la concepción del trabajo, y esas vidas “normativas” que nos venden como correctas, son en realidad errores disfrazados de éxito. Y el éxito es otra cosa: es lo que das.

Y de todo esto también ha nacido un poema que adjunto a continuación. 

Por cierto, no dejéis de escuchar la música de los vídeos que adjunto desde Youtube. Son un chute de buen rollo (Ojo, mi eclecticismo musical: me gusta el rock, reggae, hip hop, cantautores, indie, mestizaje...) ¡Abrazos!



La chica de la raya en medio


La chica de la raya en medio 

no camina recta, 

la simetría le da vértigo; 

lleva la melena como autopista lunar 

y en su mirada tiembla un relámpago que grita: 

no me disfrazo de obediencia. 

Detesta los pendientes de perlas, 

esas lágrimas domesticadas 

que cuelgan en orejas dóciles 

como pájaros sin alas 

que aceptan vivir 

en jaulas blancas. 

Con los dientes mastica 

los manuales de cómo ser correcta, 

rompe las revistas perfumadas 

donde la felicidad es de alquiler, 

donde hasta la espontaneidad 

tiene factura y recibo. 

Se sorprende de las bodas de escaparate, 

de las sonrisas de detergente, 

de las cortinas beige 

que callan gritos en la cena. 

No cree en la gente que solo sonríe en las fotos: 

en los márgenes de esas sonrisas 

siempre se esconde una traición. 

No comprende la raya a un lado 

y vidas planchadas, 

bailando la coreografía sin alma: 

estudia, trabaja, 

cásate con el primero que te haga caso, 

procrea hijos que un día marcharán, 

pintada con un alfabeto sin propósito, 

ordenada hasta la muerte. 

Ella prefiere

despeinar al mundo con carcajadas torcidas, 

escribir grafitis en el aire, 

levantar su melena como bandera 

de una anarquía íntima. 

Sueña con un gobierno de poetas y sofócratas, 

donde cada mechón se fugue del guión 

y baile con el viento como un animal salvaje. 

No quiere ser modelo de catálogo, 

ni estatua de porcelana frágil. 

Prefiere ser grieta, 

prefiere ser error, 

prefiere ser duda

y contradicción,

prefiere ser poema que nadie entiende 

pero que algunos, 

a veces,

en silencio, 

recuerdan.


Beatriz Casaus 2025 ©




miércoles, 27 de agosto de 2025

Virgo: Más allá de los prejuicios

 “Si alguien puede demostrarnos que estamos equivocados, cambiaremos gustosamente, porque buscamos la verdad, no defender nuestro ego.” (Marco Aurelio)



Desde el 22 de agosto ha comenzado la temporada Virgo y es ahora cuando siento la fuerza para abordar un tema que suele generar controversia: la percepción de Virgo en la astrología.

Existe un estigma sobre el signo de Virgo. A lo largo de mi vida he escuchado repetidamente que es complicado. Se le coloca entre los peor valorados del zodíaco por su fama de perfeccionista, crítico, controlador y puntilloso. Esta visión me llevó durante años a disculparme por tener el Sol en Virgo, justificándome con otros aspectos supuestamente “más beneficiosos” de mi carta astral (Ascendente en Libra, Luna en Aries, Marte en Sagitario). Hoy reconozco que ese es un error que merece ser señalado y transformado.

Existe una influencia de las redes sociales y la opinión pública para perpetuar esta visión. Con internet y las redes sociales, cualquiera puede autoproclamarse experto en astrología. Muchas de esas opiniones, no siempre contrastadas, se difunden como verdades absolutas. Como decía Voltaire: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo”. La libertad de expresión es esencial y soy defensora a ultranza de ella, pero es necesario recalcar que no todo lo que se dice se debe tomar al pie de la letra. Para ello somos seres racionales que deberíamos usar nuestro propio criterio. Y esto, en una sociedad como la actual, es casi un deporte de riesgo. 

Cualquiera con un altavoz con tanto alcance y potente como una red social tiene la posibilidad de decir lo que piensa y que ello se tome a pies juntillas sin revisión alguna. Cuando las opiniones se repiten sin filtro, terminan insertándose en el inconsciente colectivo y generan estigmas injustos. Ahí es donde entra en juego nuestra capacidad de razonar y cuestionar.

Para ello entra en juego el tan valioso y poco usado discernimiento, una de las palabras que Virgo más aplica y valora, y que posibilita que pasemos por el filtro de nuestra propia razón todo aquello que leamos o escuchemos para dilucidar lo que es cierto de lo que no. No debemos creer ciegamente todo lo que circula. Separar el trigo de la paja es lo que hace Virgo, por ello se le representa como una virgen que sostiene en su mano una espiga. Haciendo referencia a la diosa Ceres/Deméter de la agricultura.

Un astrólogo serio sabe que todas las energías son valiosas y necesarias. Despreciar unas frente a otras es un error infantil. ¿Acaso es “mejor” el día que la noche? ¿El negro que el azul? no, todo tiene un propósito. La astrología debería servir para el autoconocimiento, no para alimentar culpas o simplificar en términos de “bueno” y “malo”.

Cada signo aporta un prisma de aprendizaje, y en la unión de los doce se forma el equilibrio de la vida. Vivimos en un universo dual donde las energías más contradictorias se dan cabida y se abrazan.

Virgo está cargado de símbolos. Astrea, “Estrella” en griego, era la diosa de la justicia en la tierra, hija de Zeus y Temis. Su madre representaba la justicia divina mientras que ella la justicia en el mundo de los hombres. Durante la guerra de los Titanes, Astrea luchó en el bando de su padre quien le dio el rayo para que fuese portadora del mismo. Durante su reinado en la tierra, la paz y la justicia se impusieron con orden e imparcialidad, pero al descender el mal en la humanidad, Zeus recompensó su lealtad conservando su virginidad y la elevó al cielo situándose entre las estrellas de la constelación de Virgo. Su partida del mundo humano marcó el fin de la Edad de Oro en la Tierra. Su imagen habla de virtud, lealtad y equilibrio.

También tiene que ver con la metáfora del cuento de la Cenicienta. Refleja la esencia virginiana: una joven trabajadora, dedicada, humilde que es vilipendiada por su madrastra y sus hermanastras quienes le envidian y compiten contra ella en cuanto al amor del príncipe. Sin embargo, la Cenicienta no solo no compite, sino que simplemente es ella misma y el príncipe le elige sin ella proponérselo y ella también le elige de forma sana y recíproca. Se dedica a trabajar, a limpiar (Virgo es conocido por su fijación con la limpieza) y a desarrollar tareas manuales, (muy de Virgo también el uso de las manos). Su vida cambia radicalmente cuando se casan y se aleja de aquella toxicidad. Ella no se venga, no tiene esa naturaleza. Virgo lleva la impronta de la dulzura y la pureza en sus acciones. 

Su “venganza” nunca es la revancha, sino la felicidad e ignorar la obsesión de quienes debido a sus malas artes, no consiguieron lo que ella tiene: un amor puro basado en la autenticidad de unos sentimientos naturalmente bien gestionados. Virgo va lento pero llega al éxito, con constancia y trabajo y probablemente sin más pretensiones que cualquier otro signo. Avanza con paciencia, hasta alcanzar lo que se proponga sin necesidad de imponerse. 

La búsqueda de la perfección es uno de los valores más nobles de Virgo. Mientras que otros signos, como los de fuego o aire, pueden considerarse ya perfectos y exigir reconocimiento, Virgo se esfuerza día a día por mejorar. Esa humildad puede derivar en crítica o autoexigencia excesiva, pero en su esencia es un motor de evolución. Virgo, la tierra, se cultiva y trabaja cada día para lograr esa perfección de la que se cree alejado. Es modesto, humilde y se mira a sí mismo para poder mejorar. Está claro que cualquier energía mal encauzada produce la sombra de la misma, y ello puede llevar a un perfeccionismo obsesivo o una crítica constante, que es lo que deriva a la mala fama de la que hablé con anterioridad. Vamos, el típico "tiquismiquis" que hace daño con sus comentarios pasivo agresivos y del que es necesario alejarse, por ser la peor versión de una energía Virgo mal canalizada.

El atributo más elevado de Virgo es el servicio: trabajar para el bien común con disciplina, orden y entrega. También se asocia a la salud, las dietas, las rutinas y los hábitos que sostienen la vida. El verdadero atributo de Virgo es el servicio y el servicio creo que es el acto más honrado y elevado que el ser humano puede ofrecer a sus semejantes. También tiene que ver con el trabajo, la mayoría de los virgos son incansables trabajadores. Necesita sentirse útil. Son como hormiguitas que realizan su trabajo de forma pulcra, disciplinada y ordenada. 

Por lo que no entiendo en qué momento estos atributos asociados a Virgo no se valoran e incluso se menosprecian. Son absolutamente necesarios y si la mayoría de la gente los cultivara, estoy segura que nos encontraríamos ante un panorama mundial bastante diferente, tanto a nivel micro como macro.

Además, como signo regido por Mercurio, planeta de la inteligencia y la comunicación, Virgo representa la inteligencia analítica y práctica. No siento que se le considere lo suficientemente inteligente como se debería. Se ensalza mucho la inteligencia de Géminis y Acuario, que desde luego lo es, pero Virgo es la inteligencia basada por el intelecto analítico, detallista y material. 

A diferencia de Géminis o Acuario, que destacan en lo abstracto y lo veloz, Virgo concreta, organiza y lleva las ideas a la realidad. La inteligencia de Géminis y Acuario es muy abstracta, extraordinariamente rápida y ágil, pero se queda en el mundo de las ideas, mientras que gracias a Virgo, la inteligencia toma tierra y se llevan a cabo las ideas de forma concreta. Se plasman en la realidad, se analizan contextos y se extraen conclusiones. Virgo necesita practicidad. Es uno de los signos más inteligentes y analíticos, así como nativo de grandes amantes de la palabra y las letras. Muchos escritores son Virgo, el propio Miguel de Cervantes es un prolijo ejemplo de ello. 

Todo signo encuentra su complemento en el opuesto. Para Virgo, su perfecto complementario es Piscis que involucra todo lo relacionado con lo espiritual, lo invisible y lo caótico. Ambos se necesitan para equilibrarse. En mi caso, lo experimento con mi pareja capricorniano: compartimos el elemento tierra, pero también nos complementamos en nuestras diferencias. Capricornio es sumamente compatible con Virgo, pero aún así, somos perfectamente opuestos, por ello somos también muy compatibles. Somos los mejores amigos y eso que algunos de nuestros gustos son antagónicos. 

Una vez escuché que las oposiciones en astrología son como dos personas que cargan una mesa por extremos distintos, la fuerza surge de la cooperación. No puede ser más acertado.

Me pregunto por qué se desprecia lo virginiano. Siendo Virgo el único signo representado por una figura humana y relacionado con lo divino, con una virgen. Está relacionado con la época de bienestar en la tierra y su marcha fue el inicio del desastre en el mundo. Yo que soy bastante conspiranoica, creo que puede haber un interés detrás de esta visión distorsionada de su energía. Tal vez no interese destacar sus cualidades: servicio, humildad, esfuerzo e inteligencia crítica. En una sociedad que premia el egoísmo y la superficialidad, esas virtudes no siempre resultan convenientes.

Mientras tanto, se ensalzan otros signos como por ejemplo Sagitario, que tiene muy buena prensa. Regido por Júpiter y asociado al gozo y la expansión. Su energía se suele considerar más liviana, muy enfocada en el disfrute y relacionada con la suerte. Regido por el planeta benefactor Júpiter. Pero cuidado que Júpiter también es expansivo, lo que significa que lo malo, también lo amplifica y esa expansión también amplifica los excesos. 

Puedo decir que a nivel psicológico, más allá del arquetipo simpático y benéfico Sagitariano, (solo según mi opinión que no es la verdadera), las mujeres que he conocido nacidas bajo este signo (y pido disculpas con antelación con lo que voy a decir si hiero sensibilidades, pero es mi particular experiencia y que he vivido con una precisión que asusta porque se ha repetido en mi vida), son las que menos he comprobado que hayan superado el lado más bajo de su signo (orgullo, soberbia, ira, envidia, protagonismo, posesividad, patrones obsesivos, celos mal gestionados...) Cabe destacar que estas repeticiones son para mí un aprendizaje. Algunas personas llegan a nuestras vidas solo para que aprendamos a no ser cómo ellas y a devolverme la mirada para sanar todo aquello que hay en mí que ha atraído este tipo de conductas o situaciones.

Y por otro lado, he encontrado en las personas Virgo más nobleza, sencillez y humildad que en muchos otros signos a pesar de su mala prensa. También compartiendo estos atributos con los signos de agua y tierra. Así que la fama que antecede a los signos no se corresponde a nivel concreto con los nativos de los mismos. Es decir, con las personas que los encarnan. Esto que cito es una generalidad que me ha pasado a mí, así como que con todos los Tauro que hablo, al menos mitad de la conversación que siempre entablo, tiene que ver con enfermedades (Tauro y Virgo son los dos signos más hipocondriacos y juntos es como la reunión de dos expertos en síntomas) Sé que decir esto no es políticamente correcto, pero en mi vida ha sido revelador darme cuenta de estos patrones.

En conclusión, Virgo no es el signo difícil que muchos señalan, sino un compendio de energías de servicio, pureza, constancia, inteligencia analítica y práctica. Sin Virgo, el mundo carecería de orden, análisis, disciplina y dedicación, y quizá, como la Cenicienta, su verdadera victoria sea alcanzar la felicidad sin competir, simplemente siendo fiel a su esencia. Devolvamos a Virgo lo que es de Virgo.

**Insisto a que no creáis lo que aquí he escrito pues esto es una simple opinión personal. La mía propia y no es ninguna verdad absoluta. Os animo a que en base a vuestras vivencias y a todo lo que aprendáis, tengáis la vuestra también. Un abrazo.


Beatriz Casaus 2025 ©





sábado, 9 de agosto de 2025

Seres sin prisa

 “El hombre se esclaviza por el lujo y las vanidades. Y olvida que la felicidad se encuentra en las cosas sencillas de la vida”. ("Don Quijote de la Mancha", Miguel de Cervantes)





La magnificencia imperfecta de los árboles

Hay algo en los árboles que me fascina. Puedo quedarme hipnotizada, observando su originalidad sin medida. Son una creación sagrada y paradójica: quietos, y sin embargo, inmensamente vivos. Son seres sin prisa. Su inmovilidad perpetua desborda, como si contuvieran el secreto de una paciencia infinita.

Esa libertad absoluta con la que existen...Troncos que se curvan, bordes irregulares, cortezas agrietadas como pieles antiguas, giros esculpidos por el viento, ramas que se enredan sin lógica aparente. No siguen ningún patrón estético ni obedecen formas preestablecidas.

Sus líneas parecen improvisadas, como si un artista delirante las hubiese trazado en pleno éxtasis. Son formas erráticas, casi de supervivencia, y sin embargo, contienen una armonía que no responde a ninguna ley. Como si estuvieran delineados por pura imaginación, hechos de brochazos de fantasía sin pincel ni lienzo.

Cuerpos erguidos y, al mismo tiempo, vencidos por el tiempo. Testigos silenciosos del devenir. Ramas autónomas, retorcidas por su propia voluntad. Sostenidos por raíces profundas como verdades. Quietud desafiante. Serenidad salvaje. Hojas de bordes libres. Nunca domesticados. Siempre rebeldes.

Su sencillez toca lo eterno. En cada hoja que cae, el bosque susurra su legado.

Desafían la extraña relación entre orden y caos. Son garabatos vivos, sembrados por alguna mente cósmica que decidió crear sin molde ni medida. Y crecieron, cada uno, a su manera, obedeciendo solo a su esencia.

No hay dos iguales. Cada árbol es una escultura única, un contorno irrepetible.

Parecen soñados. Mágicos. Salidos de un mundo onírico donde lo irreal, lo caótico, lo libre y lo auténtico es lo más bello que existe.

Un olivo no envidia al álamo.
Un abeto no se cuestiona su falta de elegancia junto a la acacia.
Y sin embargo, todos hacen lo mismo: levantan los brazos al cielo, en un acto de fe sin dogma, intentando fundirse con él.

Los árboles nos recuerdan la belleza de lo terrestre, de lo material, de lo imperfecto.

La imperfección más perfecta hecha forma en la naturaleza.

Por eso, su magnificencia es incomparable. Porque no puede medirse. Solo sentirse.


Beatriz Casaus 2025 ©







martes, 29 de julio de 2025

Shine bright like a diamond




Siempre he tendido a esconderme por miedo al rechazo, a no encajar o al qué dirán. Manteniéndome callada en un segundo plano. Si no te manifiestas y dices a todos que sí, no planteas problemas a los demás, no les muestras sus sombras. Y, por lo tanto, eres aceptado.


Decidir mostrarse, es un tipo de autenticidad y está estrechamente ligado a la libertad, a formalizar amarse, a pertenecerse. Pero ojo, la autenticidad conlleva ciertos riesgos. Te deja sin la aprobación ni la validación de todos. Te expone a críticas, dudas y a ser blanco de comentarios. Sin embargo te deshace de máscaras. Te da ese gustito interior. Ese dormir bien por las noches.


Me ha llevado tiempo aceptarme tal y como soy. Mucho trabajo interior, mucho pico y pala para trascender patrones de culpabilidad o inseguridades y falta de amor propio que he cargado. Una vida entera diría… y mucho tiempo y dinero invertido en terapia. 


En realidad a mí no me gusta llamarlo así, terapia, sino desarrollo personal. Todo el mundo debería ir, por lo menos, alguna vez en sus vidas. Y como experta en el tema, porque he probado con todas las terapias posibles habidas y por haber, la que más me funcionó fue la “transpersonal”, con perdón de todas las demás. Cabe remarcar, que no enseño nada a nadie, lo que escribo, en primer lugar es para mí misma. 


Por eso ahora, con ese bagaje detrás y trabajo hecho a mis espaldas, me reconozco y me permito mostrarme al mundo siendo auténticamente yo (bravo a aquellas personas que ya lo traen de nacimiento, eso que se han ahorrado).


Permitirme brillar, aunque resulte molesto para los que no tienen interés en sanar sus heridas (todos las tenemos) y ello provoque envidias o sentimientos mal gestionados. Incluso, aviso a navegantes, se puede tratar de personas cercanas a uno. 


Pero ese es su problema, no el mío. Hay que grabárselo en la cabeza. Lo que los demás piensen de nosotros, no es nuestro asunto. Es algo que no se puede controlar, así que, ¿para qué preocuparse entonces? ¿por qué depositar nuestro valor en los ojos de un extraño?


El mayor regalo que podemos dar y nuestra verdadera aportación al mundo, es simple y llanamente, ser uno mismo y mostrarlo. Atreverse a brillar no es de valientes, es de primero de autoestima. Como diría Rihanna y es título de esta entrada: "Shine bright like a Diamond".


Si las personas no superaran ese miedo, nos perderíamos sus talentos. Aquello que los hace únicos y por lo que destacan del resto. Imaginaos si Michael Jackson se hubiera escondido. No hubiéramos gozado su arte y genialidad. 


La contraparte de ello es lo que he apuntado antes, surgirán detractores, personas con poca consciencia a quienes les molestarás, pero que eso no sea nunca nuestro enfoque, ni depositemos en esto nuestra atención. 


Como San Pablo decía, “En aquello que pones tu atención, en eso te conviertes.” Así que cuidadín con aquello en lo que ponemos nuestra atención y por ende, nuestro poder. Buscar validación en todos es un tremendo error. No podemos gustar a todos, así como tampoco todo el mundo nos gusta a nosotros.


Es de locos buscar validación en un mundo que crucificó a un hombre perfecto. El mismísimo Jesús lo vivió en sus propias carnes. El ser más amoroso que ha pisado la tierra fue asesinado por ser él mismo, y mostrarse al mundo, y si un ser con tan infinito amor derivó tanto odio hacia su persona, qué no nos vamos a encontrar nosotros…sin embargo, siguió su propósito. Realizó su labor sin importar nada más. 


Es nuestra hora de salir al mundo. Armarse de valor y demostrar quién eres. Ale, con este alegato al brillo personal, queda inaugurada la temporada Leo. 




Beatriz Casaus 2025 ©





miércoles, 16 de julio de 2025

Descalza y a tiempo

 “La vida es un balance entre sostener y dejar ir.” (Rumi)

"Para conservar el equilibrio, debemos mantener unido lo interior y lo exterior, lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido, lo temporal y lo eterno, sólo así lograremos fusionar lo antiguo con lo nuevo." (John O´Donohue)

"Viniste a este mundo a evolucionar, a brillar, a impactar. Y para eso vas a quitarle poder a lo que no suma, ser fiel a ti mismo, a tus sueños y empezar a caminar con dirección y no con validación." (Brian Tracy)






Hay que ser valiente para sentarse con uno mismo en silencio y escucharse, requiere de mucho coraje. No puedes huir de ti en silencio. Ahí, es cuando aflora todo lo que uno calla. En tu sola presencia y sin distracciones, te toca rendirte y atenderte, sin parches y sin anestesia. Reconocer qué sentimientos, pensamientos, sensaciones tienes y saber qué es lo que verdaderamente quieres. 


Nadie me explicó la magia que ocurre a partir de los 40, siempre me lo hicieron temer y sin embargo, ha sido una bendición desde el segundo día que atravesé ese umbral invisible. Me siento más poderosa, auténtica y completa que nunca. Para una persona que ha recorrido un largo camino para aprender a amarse a sí misma, llegar a esta edad es un regalo de liberación y de profundo conocimiento sobre uno mismo. Por fin me amo y no temo mostrarlo al mundo. 


Estoy dejando atrás el bloqueo, las autolimitaciones, el auto sabotaje, la autocrítica (venga, que se note que soy Virgo), el síndrome del impostor, las situaciones que me hacían sentir atrapada… cada día es un nuevo comienzo. Un reset constante para mejorar. Lo que antes me ataba, ya no me retiene ni sostiene. Mi alma ha cortado un lazo que no me dejaba avanzar. 


Estoy recuperando mi poder personal, me estoy permitiendo mostrar lo que me hace brillar, sin miedo a que los demás se ofendan. Y si se ofenden, es su problema. La cantante Björk, que siempre me ha gustado, tiene una frase que me encanta: “No puedes controlar cómo la gente te percibe, solo puedes ser tú misma al máximo.” ¡Olé ahí! 


Siempre me he escondido y no he sido muy partidaria de mostrar mi ego, incluso, me he enfocado en resaltar a los demás, dejándome de lado. (Que también se note el Sol y Venus en casa XII, jeje)


Es paradójico ver cómo las personas que más se aman y gozan de gran autoestima no tienen reparo en mostrarse al mundo e, incluso, muchos de ellos lo hacen sin saber a veces muy bien de lo que están hablando, pero le echan cara y se lanzan. Sin embargo, las personas más humildes y que quizá tienen cosas interesantes que decir, son las que tienen más dudas sobre sí mismas. Ya lo decía Bukowski (en la foto del encabezado que he adjuntado)


Ahora me permito vivir en plenitud, no basada en la perfección (muy de Virguito), sino en la verdad, la ternura, la conexión mutua y la pasión. Desde la más profunda abundancia proveniente del interior. Donde me elijo primero y donde elijo cada día amar. 

Así se abren un sinfín de ventanas porque es sanador cerrar alguna puerta y dejar atrás lo que desgasta. Siguiendo el camino del alma, que sostiene a otros porque tiene para dar lo que lleva dentro. Lo que ha descubierto dentro de sí. Mi misión es espiritual y transformadora y me da igual si les chirría a la gente tanto grado de misticismo. Servir desde la sensibilidad, sin perderme a mí. No estoy aquí para encajar. Estoy aquí para recordar a otros quiénes son, empezando por mí.

Siento que he terminado un ciclo kármico. Pero este cierre no significa una pérdida, es una graduación espiritual. Lo que llega es una vida más alineada con lo que siempre soñé. Libertad, abundancia, relaciones conscientes, y ser simplemente yo. No es una fantasía que tanto he soñado, sino una realidad. Gozo de un amor puro, limpio y maduro hacia todo. Soy inmensamente afortunada. Solo siento infinito agradecimiento a Dios por todas y cada una de sus bendiciones en mi vida.


Beatriz Casaus 2025 ©


Os dejo con unas fotitos, (ahí va la muestra de la parte vanidosa y gusto por la estética de mi ascendente Libra en conjunción a Venus en Libra. No se percibe en las fotos, pero vamos, sigo con un dolor del sacro+cóccix+ edema óseo que no me permite estar sentada. No se lo deseo a nadie) y un último poema. 

¡Abrazo frondoso!


Descalza y a tiempo


Dejó atrás, 

un veredicto, 

olvidó

los días sin nombre. 


El ruido se acabó 

en la premura 

de labios 

despojados 

de palabras. 


Solía pasear 

con la compañía 

de un susurro. 

Desgastada

bebía veneno 

sin saberlo. 


Identificada 

entre platos rotos. 

También 

era uno de ellos. 


Fue un triunfo avanzar 

sin que nadie 

aplaudiera. 


No pudo huir de sí misma 

en el silencio 

que quedó. 


Le ahogaba callarse

en aire estancado. 


Se dio cuenta, 

rendirse 

era expansivo. 


Miró la casa vacía 

liberada de sí misma. 

La soltó 

como si aún respirara. 

Ya no se movían 

las paredes 

hacia dentro. 


Sostenía 

el único testigo sordo. 

El verdadero ladrón 

era lo que ella poseía. 

Le robó todo. 


Quiso

un querer sin querer de vuelta. 

Cultivar un amor

sin necesidad de poseer. 

Vivir en plenitud 

no en perfección. 


Le derrotaron 

porque no sabía 

lo que valía. 


Se fue tan lejos 

como ayer quedó. 

Casi 

sentía 

su propia ausencia.


Sostenía 

una piedra de vejez,

su peso 

no dejaba avanzar.


No hay aventura 

en la memoria.

La acción 

es hacia delante

siempre. 


Se deshizo de quién era 

y de lo que sería.


La libertad de elegir, 

era su único agarre. 

De frente no había nada, 

y eso le entusiasmaba. 


Hizo una promesa prístina, 

no volver a ser sangre.


Dejó su sombra colgada 

y lavó la ropa sucia 

de su mente. 


Habían cartas sin destinatario 

no enviadas

en el buzón de

su garganta. 


Se quitó los zapatos 

que le hacían daño. 

Le quedaban pequeños,

como todo en su vida. 


Solo quedó 

el tacto del suelo 

bajo la planta de sus pies. 


Andar descalza, 

fue el primer paso 

para disolver heridas. 


Encontró soledad blanca, 

un reencuentro limpio 

de un alfabeto mudo. 


La paz es como la hierba,

no hace ruido. 


No todo lo que se deja, 

se pierde. 

A veces, 

           se gana. 


Descalza 

 y a tiempo. 


No huyó.

Era 

hora de irse.

  

Soltó la soga 

del “qué dirán” 

y caminó 

desprovista de seguridad. 


Se llevó todo lo que importaba: 

el perdón, 

y una pequeña luz 

que nadie más veía 

le alumbraba. 


Eligió la suavidad

de unos zapatos 

que no se atan. 

Sin correas, 

sin cordones. 


Solo

       sus  

              pies desnudos.


Beatriz Casaus 2025 ©