(Walter Riso)
Una esperanza con características de promesa
Me arden los ojos de tanto mirar
y no verte.
Un árbol que se derrumba sin fragor
cayendo.
Quebrando sus raíces
malgastadas por sus viejas grietas,
experto en desplomarse en silencio.
Como las mañanas cuando te has ido,
que son todas
y cada una de las mañanas.
Vuelve
cuando tus intenciones sean buenas
pero vuelve,
para vestir de oro estos trapos
y hacerlos ricos en necesidades.
Devuélveme
tu boca mojada en promesas
y cuéntamelas como antes,
cuando me las creía.
No soy mujer de aire
para deducir tus
cambios de corriente
ni tan libre como tú
que no sabes a dónde vas.
Unas copas embriagadas de sí mismas
muy vacías
de esperanzas que las beban
dan a probar en el último trago
a qué sabe el olvido.
Me sirven tus mentiras como ungüento,
aplicadas con ilusión
varias veces al día
varias veces al día
engañan y curan a la vez,
como castillos de nubes
o como tú.
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