- ¿Todos duermen?
- Sí, eso he oído
decir a los de abajo.
- ¿Y tú qué dices?
- ¡A quién le importa
lo que diga yo!
- A mí, que soy el
que te pregunta.
- Que están
somnolientos, pero en el momento
en el que uno de ellos despierte,
van a ir
despertando poquito a poco a los demás.
- ¿Ahora sonríes?
Tienes ojeras.
- Es mi forma de
darte las buenas noches. Eres tan frío como
un cosmético.
- Duérmete ya.
- No puedo. Aún tengo a muchos
que complacer.
- ¿Qué es ese olor?
- Son las pesadillas
de los que han caído presos de la
perfección.
- ¿Y esos gemidos?
- De los amantes
morbosos que no pueden
dormir.
- Recuéstate a mi
lado por favor.
- No sin antes
contarte un secreto: sólo de noche se
ven las estrellas.
- ¡Mira esas
lucecitas!
- Son las ilusiones de los sueños oníricos. ¡Sshhhhh, viene la
mañana!.
- No te vayas, no te vayas nunca.
Beatriz Casaus 2012 ©
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