viernes, 26 de abril de 2013

Un hombre vale más que mil palabras

"La vida para mí, no es una vela que se apaga. Es más bien una espléndida antorcha que sostengo en mis manos durante un momento, y quiero que arda con la máxima claridad posible antes de entregarla a futuras generaciones." (George Bernard Shaw)

"A veces prefiero hablar con obreros y albañiles, que con esa gente estúpida que se hace llamar culta." (Frida Kahlo)

Esta mañana he sido testigo, como tantas otras veces que camino por el centro de Madrid, de un hecho que no por verlo a menudo adquiere menor importancia. Me refiero a la cantidad de indigentes, inmigrantes que piden limosna, personas que piden en el metro o de los "sin techo", que deambulan por las calles o acampan en alguna esquina provistos tan sólo de cartones, mantas, y en ocasiones tetrabricks de vino (lo que denota que tienen problemas de adicción, lo que no es razón de juicio sino de comprensión).

Ha sido una persona de entre todas ellas, un hombre de raza negra que vendía un periódico de beneficencia y que pedía atención mientras lloraba angustiado sin que nadie le hiciera caso, que me ha llevado a pararme un rato con él. Relatando esta anécdota me niego rotundamente a que se tenga una visión de mí como de "buena persona". Debería ser algo normal tener conciencia de los demás y sobre todo de estas personas desfavorecidas, en vez de sorprendernos cuando alguien se para y comparte un diálogo o limosna con alguien que tiene una enorme desazón porque está solo, lejos de su familia, en un país que se le presenta hostil, del que desconoce su lengua y en el que además malvive en condiciones insalubres. Cuento este hecho sólo para intentar difundir conciencia de la situación injusta en la que viven muchas personas, y para que no se las ignore. Vivimos en un mundo en el que la avaricia por consumir colma nuestras prioridades y nos hace seres egoístas e inconscientes de las necesidades primarias de otras personas que lo están pasando mal.

Pretendo que nos preguntemos cuál es la causa que provoca el sufrimiento de estas personas, no así que lo justifique, para que seamos críticos, y al menos de ese modo, nos volveremos más tolerantes, empáticos y sobre todo agradables con ellos, en vez de ignorarlos o de ponerles mala cara (esta mañana misma he visto eso de parte de unas señoras que vestían con marcas de diseño). Porque esa persona también podrías ser tú y porque todos merecemos unas condiciones dignas de vida.



Un hombre vale más que mil palabras

Como una brecha invisible en el cuerpo,
que abofeteará
con intención inocua de hacer daño.
Invisible atraviesas
cual espectro,
los ojos huecos
de quienes miran y no te ven.
Tal perversidad radica
en su establecimiento de prioridades:
primero prendas,
(estupidez disfrazada de apariencia),
luego clases sociales,
después títulos, objetos,
y al final personas,
pero sólo las que son iguales a ellos.
Sordos, que voluntariamente
no oyen llover.
Haré que el llanto
sea la lluvia de tu Guinea
para que así la escuchen,
y haré también que broten de tus ojos
flores y no más lágrimas.
¿Hechos a imagen y semejanza de Dios?
Dios no ignoraría la clemencia
a quien pide ayuda.
Todos creados iguales,
pero casi todos lo han olvidado.
Nadie, aquí eres nadie,
o tal vez igual
a quien dejó de ser alguien,
como un ángel que no sabe que ha caído.
Gracias por dejarme 
experimentar la hermosura
en tu piel, bella noche,
que es lo más parecido a la revolución
que he palpado.
En tus dientes de alabastro,
que provocan un diálogo
necesario con mi conciencia,
mientras tu mirada hurga
sin anestesia en el corazón,
mostrando un dolor de emergencia
que no es atendido.
Hacemos trueque de regalos,
yo te doy un papel sin valor
y tú me regalas una sonrisa,
como puertas que se abren 
de par en par,
y me das la mano.
Me imagino que tu familia
no querría esto para ti,
ni yo tampoco...
Eres, ¡sin duda lo más bonito que he visto!,
un simple hombre
desnudo de orgullo
pidiendo atención.
A quien el mundo desampara,
condenado a la imperceptibilidad
de una sociedad difunta,
vetado a ser feliz
por injustas prioridades.
¡Aquí no existes amigo!
Un gran hombre perdido,
un diamante encontrado.

Beatriz Casaus 2013 ©


lunes, 22 de abril de 2013

Suelos fríos


"Estoy tan solo como este gato, y mucho más sólo porque lo sé, y él no". (Julio Cortázar)


22.56. El analgésico parece mirarme con ojitos desde su envase. Un trago de agua y a seguir reposando en posición paralela al frío suelo de gres de mi habitación, el cual reduce la temperatura corporal varios grados centígrados una vez reposas los pies descalzos sobre él. No tengo llamadas ni ningún whatsapp en mi móvil. Puede ser debido a una de dos posibilidades: o a que todos están de fiesta emborrachándose salvajemente, o a que nadie se acuerda en este instante de mí. Me decanto por la segunda hipótesis porque aunque me cueste admitir, me parece la más certera. 23.03. La casa está sola y qué alivio es verla de este modo. Hay personas que tienen miedo a la soledad y más aún a vivir solos.Yo nunca lo he entendido. Para mí es una relajación pasar tiempo a solas, un auténtico deleite que disfruto excepto cuando razono en profundidad sobre ello. El descanso de andar desnuda a todas horas o aquello de no tener que cerrar la puerta del cuarto de baño. En ocasiones hablo conmigo misma, pero es el inconveniente asignado a vivir independiente, además del hecho de que todas las facturas estén a mi nombre o a las manías que se vayan manifestando paulatinamente. (Espero no convertirme en alguien raro de aquí a unos meses). 23.20. No puedo seguir leyendo. Tengo sueño. Mis ojos dejan de segregar líquido de humor acuoso y se me quedan pegados cada vez que pestañeo. Además mis pensamientos fluyen más rápido que mi imaginación y no me concentro en la lectura. Me estoy acordando de la chica que esta mañana me miraba en el metro. Hay pocas cosas que echo de menos de haber vivido en países nórdicos anglosajones, pero esas pocas cosas, aquí por desgracia escasean. Allí las mujeres superan con creces el 1,70 cm de estatura, suelen tener estructuras óseas grandes y cuerpos atléticos, lo que me hacía sentir más en mi salsa e identificada, pero sobre todo, tienen respeto hacia otras mujeres. Por ejemplo, no tienen el mal hábito, que demuestra una importante falta de educación, de mirar fijamente mientras escanean analizando cada centímetro de tu cuerpo y vestimenta, cual máquina avanzada de rayos X acompañado con un gesto agrio y mirada desafiante “a lo John Wayne”, que aquí muchas mujeres practican. Este caso se dramatiza más aún si van acompañadas de una presencia masculina. Si es así, tratarán de capturar tu mirada para comprobar si estás mirando a su acompañante y si se cumplen sus peores sospechas, se desatará la fiera que aquellas criaturas presas de bajos sentimientos  albergan y darán un numerito celoso con agarre de pelos incluido, si hace falta. 23.41. Apelo a la solidaridad femenina tan poco practicada en este país. Con lo difícil que es ser mujer y que encima nos fastidiemos unas a otras. Aunque no nos guste, siempre habrá personas más guapas, más pintonas o más inteligentes y el hecho de mirarlas y envidiarlas, no va a provocar que se nos pegue su belleza ni su forma de vestir o de ser, más bien hace sentir muy incómodo tanto al sujeto observador, que vivirá en  una constante tormenta emocional, como al observado, porque aunque sea tan educada de hacerse la despistada para evitar entrar en conflicto, es consciente de que está siendo examinada. Recuerdo haber escuchado en algún lado: “No tomes mi amabilidad como un signo de debilidad”. Lo comparto al cien por cien. 23.48. Mi lado derecho de la cama está vacío. Es un hecho que uno se acostumbra a todo, pero el vacío que suscita una cama grande es desolador, algunas noches. 00.10. El edredón provoca el mismo calor que una sauna finlandesa. Creo que tengo los poros igual de abiertos que si estuviera metida en una. Un whatsapp del pesado que desde que sabe que escribo poesía me habla todo el tiempo en versos que parecen sacados del Mester de Juglaría. ¿Tan difícil es entender que cuando no contestas nunca, no hay interés? Algunos hombres encuentran más desafiante y por lo tanto más atractivo este hecho de una mujer, a lo que se lo toman como una auténtica conquista en toda regla. Y no desisten muy a mi pesar. 02.49. El insomnio aparece como tantas otras noches sin avisar y sin consentimiento. Recuerdo que uno de mis ex solía combatirlo con tragos etílicos pero yo soy más pro-hígado que él. Le tengo tanta estima a mi órgano que espero que mantenga su función durante varias décadas más por lo que me voy a decantar por una infusión sin azúcar a base de hierbas de valeriana, melisa y tila. 03.19. Pruebo con otro libro esta vez escrito en inglés. Abro sus hojas, huelo su aroma a recién estrenado, observo sus originales ilustraciones y no me concentro porque no lo entiendo. ¿Por qué no llevarán subtítulos como las películas originales? si hasta una película de Kazakhastan los tienen. Pruebo con el portátil. Abro una red social famosa, también conocida por “el templo del ego” en la que todos somos guapos y la vida nos va genial. Gracias a estos sitios uno descubre en profundidad la personalidad de sus amigos  según sus preferencias y comentarios, lo que lleva a que en ocasiones te lleves gratas sorpresas pero en otras, desilusiones inesperadas. Entretiene mucho, eso sí. Yo debería ingresar en una clínica de desintoxicación gracias a ella. 03.56. Hojeadas las redes sociales y después de haber leído las mismas noticias en el periódico digital porque aún no han sucedido nuevas y de las nuevas sólo nos cuentan la mitad, apago el portátil. Me pregunto qué les sucede a mis ciclos circadianos para que no funcionen como deben. Cuando la retina no percibe luz, el cuerpo produce el adecuado nivel de melatonina y serotonina necesario para dormir plácidamente y a mí sin embargo no me pasa. Estoy desvelada y tengo los ojos tan abiertos como platos. Mañana madrugo y conocer ese hecho tan poco alentador no ayuda mucho a que me relaje. 04.11. Mi vida no va bien. ¿Por qué no llevo la vida que se supone debo llevar? ¿Por qué, por qué…? Una “victimitis aguda” empieza a tomar presencia mediante pensamientos autodestructivos que se cuelan de forma desenfrenada por mi mente. La falta de sueño produce este efecto secundario o ¿es al revés?. No sé. Además está el mal genio del día siguiente y las ojeras perennes. Pruebo con el último cartucho para poder dormir y descansar. Un amigo me regaló una hierba ilegal para utilizar en ocasiones de este calibre. Preparo mi pipa recién comprada y fumo inhalando el aire lentamente, lo dejo en mis pulmones por pocos segundos y exhalo disfrutando el sabor. Se nota que es fresca. Inhalo unas cuantas veces más y me empiezo a sentir más relajada, al fin. 04.55. No hay de qué preocuparse, todo está bien. ¡Me siento muy bien! Tengo un calentón importante y una sonrisa dibujada en la cara. Deberían recetar esta hierba también en las farmacias o en el médico, solucionarían muchos problemas de pareja. Me siento inspirada. Las palabras llegan a mí como si me las estuviesen dictando. Enciendo de nuevo el portátil y no paro de escribir a una velocidad vertiginosa, disfrutándolo. 05.30. Un mensaje al correo salta a mi móvil. ¡Qué estruendo!Debería cambiar la sintonía, menudos sustos me mete. Mi ex. Que Dios nos coja confesados, ¿pero este hombre no duerme? ¿qué querrá? Cierto, él también es insomne. En su presencia no podía dejar de sentirme ante un juez. Se quedaba callado y notaba como sus pensamientos me acribillaban. No teníamos nada que ver el uno con el otro, ni en nuestras formas de ser ni de concebir la vida, ni de nada. Lo único que nos unía era nuestro anhelo de ser queridos. En cuanto me di cuenta de aquel triste detalle en mí, me puse manos a la obra para remediarlo. Él seguía la religión del Dios dinero y era devoto de la superficialidad y yo resultaba demasiado alternativa por tener ideas propias y negarme a ver la televisión.  Desde entonces he aprendido a no perder ni un minuto con ningún mainstream por guapo y encantador que sea. 05.57. Tengo que aprender a controlarme, a observarme, y a afrontar la realidad tal como es, y a seguir lo establecido. Buff, ¡pero está tan poco en mi naturaleza!A los diez años yo ya era anti-sistema, recuerdo que discutía con mi profesora delante de toda la clase sobre cómo vivir fuera de la sociedad y me planteaba ya a esa edad, un nuevo sistema de creencia religiosa diferente de lo que me estaban enseñando. Mi profesora no sabía dónde meterse ni qué contestar, tan sólo se enfadaba conmigo y me ponía contra la pared. Si hay algo que me saca de quicio es que me digan lo que tengo que hacer, eso sólo lo permito cuando estoy desnuda, porque además me gusta. 06.09. Creo que necesito un cambio. ¡Eso es! con la vidilla que me dan a mí los cambios. Un viaje, ¡o muchos!, ¡o dar la vuelta al mundo! Aunque para eso necesito tiempo y dinero. Me podría tomar el año sabático que nunca me he tomado y viajar. Podría hacer el viaje a la India que siempre he soñado y meditar en un ashram con un gurú. Mi vida tomaría un rumbo completamente distinto, encontraría paz y dormiría mejor, ¡estoy segura!. 06.30. Maldito despertador, nunca falla, siempre tan exacto y puntual. Justo lo contrario a mí. No he pegado ojo en toda la noche. Lo siento por mis compañeros de trabajo que me van a tener que aguantar. ¿Dónde están mis zapatillas de andar por casa? Siempre que las busco no las encuentro, como si tuvieran vida propia... ¡Qué frío está este suelo!. A ver cuándo lo cambio. No, ya está bien de fantasear con futuras ilusiones. Hay que afrontar la realidad y tener los pies en el suelo, (aunque esté helado y quiera cambiarlo por una tarima de parquet). Esta es mi vida ahora. Tengo un suelo que parece sacado de un iglú y vivo sola porque me cuesta mantener una pareja estable, hay que aceptarlo. No puedo irme un mes a la India y pretender que a mi vuelta todo haya cambiado. Si quiero paz la tengo que buscar ahora, aquí descalza o en el medio del tráfico de la M-40 si hace falta, pero no necesito irme a La India para sentirme mejor. Un mensaje al whatsapp en verso que rima. Paciencia. Infinita paciencia para no contestar y mandarle a que se pierda muy lejos con un pareado. Voy a buscar un tapa-ojeras milagroso, un libro para leer en el metro y no enterarme de las miradas envidiosas, unas zapatillas de andar por casa, cultivar un producto ilegal, cambiar la sintonía de mi móvil, desengancharme de las redes sociales y un novio que me quiera. O algo que se le asemeje.

Beatriz Casaus 2013 ©


viernes, 12 de abril de 2013

Una esperanza con características de promesa

“No estar apegado al fruto de sus obras.” ¿Habrá algo más cercano a la paz interior? Comprometerse no es esclavizarse ni venderse al mejor postor. La consigna del desapego expresa: prohibida la esclavitud mental, además de la física. Y aconseja resistirse a cualquier cosa que avasalle nuestra dignidad o nos sujete emocionalmente, es decir: no aceptar nada que nos robe la capacidad de pensar y sentir como se nos dé la gana. "

(Walter Riso)




Una esperanza con características de promesa

Me arden los ojos de tanto mirar
y no verte.
Un árbol que se derrumba sin fragor
cayendo. 
Quebrando sus raíces
malgastadas por sus viejas grietas,
experto en desplomarse en silencio.
Como las mañanas cuando te has ido,
que son todas
y cada una de las mañanas.
Vuelve 
cuando tus intenciones sean buenas
pero vuelve,
para vestir de oro estos trapos
y hacerlos ricos en necesidades.
Devuélveme
tu boca mojada en promesas
y cuéntamelas como antes,
cuando me las creía.
No soy mujer de aire
para deducir  tus cambios de corriente
ni tan libre como tú
que no sabes a dónde vas.
Unas copas embriagadas de sí mismas
muy vacías
de esperanzas que las beban
dan a probar en el último trago
a qué sabe el olvido.
Me sirven tus mentiras como ungüento,
aplicadas con ilusión
varias veces al día
engañan y curan a la vez,
como castillos de nubes
o como tú.


 Beatriz Casaus 2013 ©




domingo, 7 de abril de 2013

Dejar ir


“Nacen para estudiar, estudian para trabajar, trabajan para morir. Estaban muertos desde un principio”. (Gonzalo Arango)

“Conocimiento es aprender algo cada día, sabiduría es desapegarte de algo cada día.” (Proverbio zen)

Mi visión del futuro que Walt Whitman describió a la perfección:

Surgirá un nuevo orden
y sus hombres serán 
los sacerdotes del hombre,
y cada hombre será 
su propio sacerdote.
(Walt Whitman)


Dejar ir 


Existe un refrán que dice: “Vivimos como si fuésemos a morir y morimos como si nunca hubiésemos vivido”. Si somos lo suficientemente curiosos y lo analizamos, llegaremos a un diálogo interior en el que uno se pregunta a sí mismo qué es realmente la vida para poder vivirla como se merece. Cuando hacemos esta pregunta, se presentan delante de nosotros irremediablemente una gran cantidad de interrogantes que si llegamos a pensarlos en profundidad, nos podrían hacer cambiar drásticamente la forma como vivimos o al menos como intentaremos vivirla. En general todos queremos progresar, lograr satisfacer nuestras necesidades, adquirir más bienes que nos den lujos y placeres o dar lo mejor a nuestras familias, (en el caso de que se tengan). Una gran pregunta entonces llega a mi mente que oí en algún sitio que ahora no recuerdo, ¿no será que nos aferramos a las cosas sin darnos cuenta de que las cosas, o al menos las mejores cosas de la vida, no son cosas? Y entonces me surge otra pregunta ¿cómo vivir sin aferrarnos a las cosas de este mundo?
Nos han enseñado a vivir nuestra vida teniendo control. Estamos inmersos en un constante forcejeo, tratando de buscar cosas o de alcanzar metas, en ocasiones muy altas, con el estrés que todo ello conlleva… ante esta situación se nos presentan dos problemas: uno, puede ser que no alcancemos lo que queremos, lo que producirá una falta de autoestima o todo tipo de problemas psicológicos, o dos, que alcancemos esas cosas y después de obtenerlas nos demos cuenta que no nos hacen tan feliz como creíamos que nos iban a hacer. Entonces continuaremos buscando nuevas cosas para que suplan esa ansiada felicidad y cuando las alcancemos, buscaremos más cosas nuevas porque las anteriores tampoco las satisfacían. El problema que aquí radica es que estamos buscando afuera lo que creemos que nos va a hacer feliz cuando la felicidad está ya dentro. Lo que hay que hacer es conectar con nuestra  parte interna que es donde está esa felicidad o regocijo, y allí hallaremos paz, que una vez descubierta, la extenderemos y compartiremos fuera.
En mi vida he pasado por momentos en los que las cosas que quería se derrumbaron, como pudo ser una relación sentimental y en la actualidad sin ir más lejos y por razones ajenas a mi voluntad, estoy en búsqueda activa de trabajo. Sin embargo, estos hechos se han convertido en mis maestros porque me han hecho ver en dónde estaba yo apegada psicológicamente a las cosas de este mundo. Qué es lo que no me estaba permitiendo reconocer mi verdadera esencia. Cuando he dejado a un lado todo lo que yo estaba buscando fuera de mí, dos cosas comenzaron a suceder: primero, que he empezado a experimentar una paz un poco más profunda porque empiezo a tener una relación más directa e interna con mi fuero interno, con mi ser, (que es el que todos compartimos), y segundo, me ha dado cuenta que la razón de mi vida no es estar adquiriendo nada, sino que mi vida es para que yo pueda servir al prójimo a través de cualquier talento o lo que sea que yo pueda ofrecer. Nada más y así de sencillo, porque no creo que haya nada que pueda hacerme más feliz.
Hay que dejar ir, desapegarse. Aunque esto no sea fácil en un principio, una vez se consigue es liberador. Cuando dejas ir estás dejando a un lado todo lo que tú crees que sabes o todo lo que tú crees que necesitas para dejar espacio a conocer quién eres realmente. Cuando descubres que eres algo mucho más grande o poderoso de lo que hayas podido imaginar y que no tiene nada que ver con lo que has estado buscando toda la vida, tus viejos esquemas se derrumban y se comienza desde cero. Aprender a dejar el control a un lado y empezar a confiar en la parte interna de ti, que es todo lo opuesto a lo que se nos ha enseñado, es el comienzo del cambio. No estoy haciendo apología de ninguna religión en particular, sino más bien apelo a esa esencia ilimitada que mora dentro de cada uno en vez de estar buscando las cosas de este mundo que son limitadas y también transitorias. Todo lo que se busca fuera es transitorio porque todo tiene un principio y un final y cuando dejas ir, estás dejando a un lado lo temporal para abrirte a lo que es permanente. Gracias por leerme y espero que os haya servido de algo. A continuación os dejo con tres poemas si es que se pueden llamar así...¡Mil besitos!.

Beatriz Casaus 2013 ©



Oferta de trabajo

Atención, la siguiente oferta es de alto contenido espiritual. 
Abstenerse personas que no satisfagan los requisitos.

Se reclutan locos,
el único requisito es perder la razón
para confiar en lo que no se ve.
Paz como salario base.
Se ofrecen incentivos de felicidad.
La oferta no es indefinida
porque nada es permanente.
Vosotros seréis vuestros propios jefes,
todo queda bajo vuestra responsabilidad.


Beatriz Casaus 2013 ©


Proceso de ser uno mismo (I)

No soy lo que veo
la belleza es ilusión.
No soy lo que escucho
las palabras son ilusión.
No soy lo que toco
las formas son ilusión.
No soy lo que huelo
los olores son ilusión.
No soy lo que como
los sabores son ilusión.
No soy lo que pienso
los pensamientos son ilusión.
No soy lo que siento
los sentimientos son ilusión.
Esta es mi experiencia
pero no es la realidad.
El sufrimiento es la mayor ilusión
pero como experiencia,
es el camino directo al desprendimiento.
Sólo cuando yo no soy,
SOY.

Beatriz Casaus 2013 ©



Proceso de ser uno mismo (II)


¿Dónde estás?
Siempre aquí.
¿Quién eres?
No soy yo.
¿Hacia dónde te diriges?
Donde estoy exactamente.
¿De dónde vienes?
Nunca me he ido.
¿Quién habla?
Mi subconsciente.

Beatriz Casaus 2013 ©




miércoles, 3 de abril de 2013

No te rindas


"The purpose of life is to do something that will live forever" (Yogi Bhajan)



Pequeña gran anécdota

Quisiera compartir con vosotr@s una pequeña gran anécdota que me pasó el otro día. Últimamente he encontrado bastante paz en el hábito de salir a correr. Soy una persona que necesito moverme porque tengo mucha energía. Soy un nervio vaya, tanto es así que cuando consumo chocolate, aunque sea en pequeñas cantidades, debe ser que se dispara el nivel de azúcar en mi metabolismo y me convierto literalmente en el diablo de Tasmania. Soy capaz de subirme hasta por las paredes. En alguna ocasión incluso, he llegado a subir montañas en un arrebato, por exagerado que suene, mis vecinos de San Lorenzo de El Escorial son testigos de ello durante la etapa que estuve viviendo allí. Es por ello que sólo el deporte logra aportarme una cierta calma que también una buena lectura o meditar consiguen igualar.

Como iba diciendo, aprovechando que la lluvia nos daba una pequeña tregua por unas horas, decidí salir al campo. Ese día andaba yo un poco baja de moral, "razón de más para salir a correr", me dije, así que durante mi ejercicio, puse esfuerzo en correr más tiempo y más deprisa. Llegué a un punto en que el corazón parecía que se fuera a salir del pecho y la respiración se convirtió prácticamente en jadeo.Corrí tanto que me salí del recorrido establecido y aparecí en otro sitio, un parque distinto perteneciente a otra ciudad. De pronto, una voz femenina muy dulce me llamó, me giré y vi cómo una chica más o menos de mi edad se me acercaba y me hablaba como si me conociera de toda la vida. Noté que hablaba lento y enseguida me percaté que tenía un cierto grado de discapacidad. Sin venir a cuento, me cogió de la mano y seguimos hablando tranquilamente. Entonces sus dos amigos, un poco más mayores que ella y que en ese momento estaban jugando con un balón, se me acercaron y me comenzaron a abrazar y a decirme "bonita". A todo esto aunque yo disfrutaba de su conversación debo confesar que no daba crédito ante tanta muestra de cariño gratuito y me sentí muy afortunada. Pasado un rato, les agradecí su amor y me despedí de ellos. Mientras me marchaba, de lejos oí cómo me gritaban: "¡Adiós amiga!" 

Me quedé completamente perpleja  ante una situación tan singular que no me había pasado nunca y de la que aprendí mucho. Esas personas, conocidas como discapacitadas y discriminadas por la sociedad en muchos aspectos, son juzgadas cruelmente como inferiores y pueden despertar cierta incomodidad para algunos o benevolencia para otros, sin embargo, están más cerca del amor que cualquiera de nosotros. Ellos no juzgan, viven en el ahora y quieren de forma incondicional. Me atrevería a decir que a mí me despierta mucha más benevolencia una persona sin escrúpulos o alguien incapaz de querer que estas personas, a las que reconozco como mis iguales y que no me despiertan indulgencia alguna, lo que me despiertan es admiración. No pretendo ser cursi, pero debo decir que esos abrazos espontáneos y sinceros de personas desconocidas en un momento en el que los necesitaba especialmente, me alegraron el día e hicieron que me sintiera mucho mejor. A vosotros, nuevos amigos donde quiera que estéis, espero volveros a encontrar y os envío un fuerte abrazo duplicando el amor que me ofrecisteis. ¡GRACIAS!.



No te rindas

Prométeme que no te rendirás,
aunque te hayan pisado el corazón
y lo hayan exprimido a golpes.
Prométeme entonces
que no caerás de rodillas,
levantarás tus manos y te someterás
con un grito sordo.
Prométeme que dejarás tiempo
para reconstruirlo, curar sus heridas,
darle el remedio necesario
o lo que haga falta para que renazca
uno nuevo
y lo compartas como si nunca
se hubiera hecho trizas.
Nunca dejes de querer,
lleva tatuado como lema en el pecho,
pues sólo con ello te expandes.
Ama, hasta lo que no conoces
o te desespera,
pero no desistas.
Prométeme que no desfallecerás,
cuando nadie crea en ti
o en lo que haces,
te sientas seguro en la desidia
o el rechazo
y en el desdén te rindas.
Mantente en alto, firme, perenne
impávido si es menester,
y disfruta de lo que ellos no tienen,
ilusión.
Prométeme que no te rendirás,
aunque no te queden fuerzas
cuando se hayan perdido los nombres.
Recuerda que las olas hacen el mar
y los deseos,
tejen los sueños.
Sigue en pie, ¡adelante!
hasta que ocurra lo que no ocurre.
Corona tu corazón,
¿acaso tu cerebro ama?
y prométeme sólo una cosa,
la más difícil de todas,
no dejes de ser tú.

Beatriz Casaus 2013 ©



martes, 2 de abril de 2013

Homenaje a Whitman y un poema

"Dismiss what insults your soul" (Walt Whitman)





Este mi escueto homenaje a un poeta americano que dejó honda huella no sólo en la literatura americana de su época sino en la universal, traspasando fronteras y centurias y cuyas influencias han llegado directamente a autores de la talla de Rubén Darío, Federico García Lorca, Pablo Neruda, T.S. Elliot y un largo etcétera que no conviene destacar por ser precisamente eso, un largo etcétera. 
Padre del verso libre, es uno de los autores que más me ha inspirado siempre, puedo decir además que es uno de mis favoritos, capaz de transportarme a un estado más allá de lo tangible del que tanto disfruto (sí, admito que también soy trascendental como el propio Whitman lo fue) porque sus versos tocan y dan alas al alma. 
Su muerte se rememoró hace justo una semana, un 26 de marzo de 1892, abandonaba el mundo dejando un legado cultural y humano incalculable con obras tan significativas como "Hojas de Hierba" o "Canto a mí mismo" y para homenajearlo, qué mejor modo que dejando aquí dos fragmentos de la maravillosa "Song of myself" en su verdadera forma, en inglés, tal y como lo escribió el autor. 
Disfrutad de este regalo que nos legó para recordar quiénes somos realmente y darnos el valor que merecemos.

                                                          I

I CELEBRATE myself, and sing myself,
And what I assume you shall assume,
For every atom belonging to me as good belongs to you.


I loafe and invite my soul,
I lean and loafe at my ease observing a spear of summer grass.


My tongue, every atom of my blood, form'd from this soil,
     this air,
Born here of parents born here from parents the same, and
     their parents the same,
I, now thirty-seven years old in perfect health begin,
Hoping to cease not till death.


Creeds and schools in abeyance,
Retiring back a while sufficed at what they are, but never
     forgotten,
I harbor for good or bad, I permit to speak at every hazard,
Nature without check with original energy.


(...)

III

I have heard what the talkers were talking, the talk of the
     beginning and the end,
But I do not talk of the beginning or the end.


There was never any more inception than there is now,
Nor any more youth or age than there is now,
And will never be any more perfection than there is now,
Nor any more heaven or hell than there is now.


Urge and urge and urge,
Always the procreant urge of the world.
Out of the dimness opposite equals advance, always
     substance and increase, always sex,
Always a knit of identity, always distinction, always a breed
     of life.


To elaborate is no avail, learn'd and unlearn'd feel that it is so.


Sure as the most certain sure, plumb in the uprights, well
     entretied, braced in the beams,
Stout as a horse, affectionate, haughty, electrical,
I and this mystery here we stand.


Clear and sweet is my soul, and clear and sweet is all that is
     not my soul.

Lack one lacks both, and the unseen is proved by the seen,
Till that becomes unseen and receives proof in its turn.


Showing the best and dividing it from the worst age vexes age,
Knowing the perfect fitness and equanimity of things, while
     they discuss I am silent, and go bathe and admire myself.


Welcome is every organ and attribute of me, and of any man
     hearty and clean,
Not an inch nor a particle of an inch is vile, and none shall be
     less familiar than the rest.


I am satisfied — I see, dance, laugh, sing;
As the hugging and loving bed-fellow sleeps at my side
     through the night, and withdraws at the peep of the day
     with stealthy tread,
Leaving me baskets cover'd with white towels swelling the
     house with their plenty,
Shall I postpone my acceptation and realization and scream
     at my eyes,
That they turn from gazing after and down the road,
And forthwith cipher and show me to a cent,
Exactly the value of one and exactly the value of two, and
     which is ahead?


(Walt Whitman)



Camino

 Estoy siguiendo un camino
y mientras ando por él
tengo la fastidiosa costumbre
de preguntarme qué camino seguir,
como si estuviera ciega
y no viera el que sigo,
¡pero si ya estoy siguiendo uno!
delatan mi recorrido las huellas chivatas...

He conocido a muchas personas entretanto
algunos incluso se quedaron atrás,
otros  siguieron diferentes
sendas y muchos más,
se han perdido.

Por mi parte sólo quiero llegar
al único lugar que ansío conocer,
mi destino,
pero para poder llegar a él,
el único modo es disfrutar de todo esto.
Pido  para tener certeza,
no fe, sino certeza,
de que a cada paso que dé,
se siga presentando la tierra bajo mis pies,
los árboles den oxígeno
y haya un sendero que pisar.

Beatriz Casaus 2013 ©