miércoles, 1 de abril de 2015

La transformación


"Aquello que para la oruga es el fin de mundo, para el resto del mundo se llama mariposa" Lao-Tse

Desde los albores de la humanidad el ser humano se ha preguntado acerca de la muerte y sobre la existencia o no después de ella. Las religiones han sido las únicas que se han atrevido a dar respuestas acerca de este misterio a lo largo de la historia. Me gustaría aclarar antes de continuar que lo que aquí escribo es sólo información basada en teorías y mi opinión personal sobre el tema que es completamente discutible. Mi propósito no es dar por válida la parte de la controversia que muestro sino emplear la información que he conseguido para ofrecer una respuesta posible, aunque no sea la única.

En realidad el tema de la muerte es un verdadero tabú en Occidente,  a todo el mundo le desconcierta y nadie sabe nada, por no saber ni siquiera nos atrevemos a hablar sobre ello. No se nos enseña desde pequeños ningún conocimiento en las escuelas y a medida que vamos creciendo adquirimos una sensación de temor y de ocultación acerca del tema que la sociedad se encarga de remarcar. Es cierto que la muerte está ligada con el dolor de la pérdida pero sin embargo hay lugares en el mundo en el que se celebra, e incluso existen todo tipo de rituales donde colabora la comunidad junto con la familia y se habla acerca de ello abiertamente y sin pena, sin estar ligada a una connotación negativa. Entonces, ¿por qué ese miedo o ese desconocimiento sobre el tema en Occidente? ¿no será que la muerte trae consigo grandes aprendizajes que no conviene que se sepan?

Últimamente he vivido un acontecimiento que me ha hecho plantearme cosas que sumado al accidente aéreo de hace unos días me han impulsado a que me ponga a escribir sobre el tema. Tengo la firme certeza de que todo hecho traumático trae consigo de la mano un aprendizaje, o varios, y que todo lo que pasa no es que más que una oportunidad para ser más consciente, aunque al principio la noticia se haga desoladora. El accidente de avión me ha tocado bastante debido a que yo hice ese mismo trayecto varias veces cuando vivía en Barcelona… por eso, y aparte del pesar y sentimiento de tristeza por las víctimas y mi cariño hacia los familiares me planteo la pregunta: ¿puedo aprender algo sobre ello?

Se me vienen a la cabeza varias respuestas, la primera de todas, es que en realidad esta vida es un suspiro, la esperanza de vida aquí en España es de 82.5 años. Eso comparado con los miles de millones de años de las galaxias o del propio sistema solar o de la misma tierra, es absolutamente nada. Con esto no me refiero a que sea insignificante la vida de un ser humano, todo lo contrario, aunque sea minúscula en comparación de años es inmensa en valor, por ello si nuestro paso por este mundo es tan breve, deberíamos hacer que cada minuto e instante que pasemos en él cuente, que valga la pena. 

Otra respuesta es que todo cambia. A veces de forma rápida y en un abrir y cerrar de ojos, por lo tanto no deberíamos aferrarnos a nada que sea transitorio sino a lo verdaderamente importante. Con ello llego a la conclusión de que el amor y la coherencia con uno mismo es lo más importante. ¿Estoy utilizando mi vida de manera correcta?¿estoy siendo feliz? ¿doy y recibo amor? ¿estoy haciendo lo que realmente siento y quiero? pues en última instancia todos los moribundos se plantean estas cuestiones. Por último, (aunque vosotros podéis continuar sacando vuestras propias respuestas y conclusiones), entiendo que la vida es un regalo que hay aprovechar, disfrutar sin hacer daño consciente a nadie y un aprendizaje que nos hace ser mejores aunque cueste verlo en un principio.

Todos en algún momento nos hemos hecho conjeturas sobre el tema, hasta la persona con los pies más arraigados sobre la tierra habrá pensado al menos alguna vez en ello. Varias personas se han arriesgado a investigar y a escribir sobre el tema. En el S.XIX el pedagogo francés Allan Kardek quien era un escéptico sobre la vida después de la experiencia física, cambió radicalmente su visión y escribió varios libros. En los 70 Raymond Moody volvió a abrir el debate con el libro “Vida después de la Vida” en el que se retrataban casos verídicos de personas que volvían a la vida después de haber sido diagnosticadas como clínicamente muertas. Fue el primero en utilizar el término “Experiencia cercana a la muerte”. También hay trabajos de investigación publicados en revistas de investigación que afirman que la muerte no existe sino que es un tránsito hacia otro tipo de existencia menos limitada. El cardiólogo y científico holandés Pim Van Pommel habla de una consciencia más allá de la vida, o la científica Elisabeth Kübler Ross escribió varios artículos y libros sobre sus estudios con enfermos terminales dejando un gran legado sobre el asunto. En nuestro país también hay casos de personas que lo han investigado, como el doctor en ciencias químicas y oncólogo del Hospital de Valencia Vincent Guillem quien ha escrito y da conferencias sobre el tema o el licenciado en Medicina y cirugía por la Universidad de Murcia, Juan José López, por citar algunos. Es decir, se ha escrito e investigado en abundancia pero la ciencia sigue ridiculizando estas teorías o no dándolas la relevancia que tienen, como tantas otras cosas que plantean nuevos paradigmas que quizás no convengan.

La muerte es la mayor lección de la vida, por eso yo creo que se nos enseña a temerla y a no aprender sobre ella, pues cuando la miras de frente te enseña a vivir y a nosotros desde pequeños se nos enseña a sobrevivir. Enseña a aprovechar cada momento y a dar lo mejor de nosotros mismos porque es lo único que va a reconfortar cuando te vayas. Lo único que importa es el amor, tal y como cantaban los Beatles con su "all you need  is love" pues eso según mi creencia es lo único que te llevarás al otro lado, no la casa, el coche, ni absolutamente nada material. La muerte cambia a las personas a mejor porque hace convertirte en un mejor ser humano si vives la vida como merece ser vivida. Según mi punto de vista la vida se trata de evolucionar para desarrollar la capacidad de amar y la muerte no es más que un tránsito hacia una existencia completamente distinta de un espíritu inmortal. Seamos conscientes de ella, no la tengamos miedo pero sobre todo ¡VIVAMOS!. Dejemos de pasar tiempo perdido en redes sociales, demos abrazos y besos reales en vez de enviarlos por whatsapp, pasemos tiempo de calidad con nuestros seres queridos o con cualquier ser humano y aprovechemos cada minuto para amar, aprender y convertirnos en la mejor expresión de uno mismo.



Beatriz Casaus 2015 ©