miércoles, 15 de julio de 2015

Introvertida


Soy una persona introvertida y extrovertida a la vez. Puedo sumergirme en la pasión de una conversación que me hace vibrar o no articular palabra y observar los detalles que ocurren a mi alrededor y roban mi atención. Por una parte necesito conversaciones que cubran mis inquietudes y mi necesidad de comunicarme y por otra, me integro en el silencio más profundo en el que tan a gusto me siento. Puedo estar hablando sin cesar o cesar de hablar para simplemente escuchar. En ambos casos me siento cómoda pero mi verdadera esencia es estar callada. Me apasiona relacionarme pero también necesito mi tiempo para estar sola. Soy más de hechos que de que palabras.También prefiero mantener silencio a decir tonterías o a hablar de temas que no me interesan. Soy más de dar soluciones que de quejarme. Mi mundo gira mucho hacia dentro y siento las cosas de forma profunda e intensa, para bien y para mal. Por otro lado, gozo de un sentido bastante acentuado de cercanía con las personas, me fundo en las miradas sin necesidad de decir nada y me doy sin reservas. Yo no veo a las personas sino que las siento. Tengo un interior tan floreciente como el de todos en el que me resguardo la mayoría del tiempo. Me gusta el contacto exterior, me encantan sus formas y me divierto con ellas, pero pertenezco a la dimensión inarticulada en la que todo es posible. A veces me tildan de mística cuando me leen o hablan conmigo y otras de frívola porque sólo ven la punta de un iceberg, el aspecto exterior. Mi secreto es que cuando sonrío con mis labios, también lo hago hacia dentro, como todo lo demás.


Beatriz Casaus 2015 ©


domingo, 12 de julio de 2015

Sentidos



Sentidos

Hablo a mentes que no entienden
y a corazones que no escuchan latidos.
Tan leve el surco de mi rostro
muestra gestos inertes.
Nadie tiene oídos para escuchar
sino para oírse a sí mismos.
Me es difícil tocar sólo los bordes de las personas
y pisar el suelo con los pies calzados.
Mi mente se siente extraña
entre tantos estímulos predecibles.
Llega el alma allá a lo lejos pero no la perciben
queda apretada dentro, esperando,
como una arruga cosida sin saber su procedencia.
El reloj anda confundido en el tiempo, mientras tanto.
Ahora es mañana y ayer quedó ya lejos
marca deprisa cuanto más mayor se es 
o despacio al ser más joven.
Mis cinco sentidos llegan siempre tarde a lo que yo siento
y con ellos
el tiempo es el único que no les da la razón
no sea que los placeres le cieguen.
Hablo a mentes aprisionadas en sus sentidos
que tratan de entender lo que les digo
y lo que les digo ha sido robado antes por sus ciegos ojos
que por sus corazones 
ausentes.


Beatriz Casaus 2015 ©