jueves, 9 de agosto de 2012

Cambiando la visión de los conceptos

"...¡Qué extraña ha sido realmente mi vida! -pensó-.¡ Qué rodeos tan curiosos ha dado!...¡Qué camino el mío, sin embargo! ¡Cuánta estupidez, cuántos errores, disgustos, dolores y desilusiones he tenido que soportar sólo para poder volver a ser un niño y empezar de nuevo!...He tenido que probar la desesperación, rebajarme ante la más insensata de las ideas, la del suicidio, para poder sentir la gracia, para volver a oír el Om, para volver a dormir bien y a despertarme tranquilo. He tenido que convertirme en un loco para redescubrir el Atmán en mi interior. He tenido que pecar de nuevo para poder revivir. ¿Por dónde me llevará aún mi camino? Es un camino absurdo, que avanza dibujando curvas, tal vez en círculo. Que avance como quiera. Yo lo seguiré... (Siddharta, Herman Hesse)

Esta semana se conmemora la muerte de Herman Hesse. Autor alemán de éxito mundial, destinatario de un Nobel de Literatura en 1946 y afamado icono de culto hippie durante la década de los 60. Hoy precisamente, se cumplen 50 años de su muerte.
Este autor me atrae no sólo por sus fabulosos libros “Siddharta”,  “El lobo estepario”,  “Demián,” ”El juego de abalorios” y un largo etc, sino por su complicada existencia y la forma en la que la transformó dando vida a libros de gran riqueza literaria y espiritual.
Sí, he de confesar que me resultan más interesantes las historias difíciles y turbulentas que las “happy forever” y la suya, plagada de crisis emocionales y existenciales es impactante. Herman Hesse fue ingresado dos veces en clínicas psiquiátricas y tuvo una tentativa de suicidio. Con todo ello lo que es extraordinario de este autor, es como todo aquel sufrimiento desembocó en una búsqueda espiritual tan acentuada. Logró transmutar el caos en el que estaba envuelto y convertirlo en libros que son fuente de gran inspiración y sabiduría. Se adentró para ello en la  filosofía oriental y gracias a él, le debemos en gran medida lo que a día de hoy es la espiritualidad, concebida ésta de modo individual, mediante el ejercicio del discernimiento y de la sensación personal, sacando conclusiones propias y no como pasivos seguidores de una doctrina religiosa.
Herman Hesse es además símbolo de movimientos contraculturales y una figura rebelde de lo que se espera de nosotros en la vida. Él mismo abandonó de joven el domicilio parental  porque se sentía asfixiado por las imposiciones que su padre le hacía sobre qué destino profesional seguir. Sin embargo, lo único que le interesaba era escribir y por ello comenzó varias formaciones pero no terminó ninguna. Herman perseguía con ahínco su vocación y la ejercía incesantemente mientras trabajaba de librero u otros oficios. Se casó tres veces y admitió, que la vida casera le oprimía por lo que se embarcó en varios viajes a lo largo de su vida. Al final de su trayectoria profesional se centró sólo en la pintura y dejó de lado la escritura, me imagino que el propio Herman se habría quedado contento habiendo dado a luz tales piezas literarias como las que en años anteriores había escrito.
Con este ejemplo no puedo remediar que me venga a la cabeza lo que la sociedad nos impone de forma mecánica: 1. Consigue un trabajo, 2. Luego contrae matrimonio, 3. Entonces adquiere una hipoteca que te permitirá tener hijos y 4. Te verás envuelto en la rutina. Aquellos valientes que vayan contracorriente basándose sobre lo que su propio instinto les dice y no sigan estas indicaciones al dedillo, serán tachados de locos, inadaptados o de raros y más aún, si se es mujer.
Que no se malinterprete lo que digo, tener una familia y un trabajo ¡es maravilloso!, pero lo que no lo es, es el modo en el que está concebido. La visión que se nos da subliminalmente de ello es horripilante, comenzando por la palabra trabajo. Es una palabra horrible. Etimológicamente, trabajo viene del latín “tripalium” que significa tres palos. El “tripalium” era un instrumento de tortura formado por esos palos donde se amarraba al esclavo.
Aquel sufrimiento no es ni más ni menos que nuestra actual concepción sobre una retribución económica por una labor profesional. Esta visión está equivocada. Deberíamos ir a nuestras labores diarias motivados, contentos porque ese oficio nos reporte sentido en la vida o en donde podemos convertirnos en profesionales y sacar lo mejor que llevamos dentro. Yo por ello me niego a usar esa palabra y la cambio por: aquello en lo que voluntariamente decido dedicar mi tiempo y en donde se me retribuye económicamente a cambio. En un futuro cercano incluso, espero que se me pague por mi talento y no por mis horas. 
La palabra familia, también se las trae… etimológicamente de nuevo, viene del latín “famulus” que significa esclavo, servidor, ¡la familia en Roma era el conjunto de esclavos sirvientes en una casa! Por ésto nuevamente me niego a utilizar este terrible sustantivo y en vez de ello, utilizo el del artista Víctor Brossa, quien lo define como: mi piña. Porque la piña es una fruta que me gusta mucho y en la que si uno se fija, está formada por figuras geométricas que aún estando todas juntas, tienen su propio espacio. Una unión voluntaria en donde los integrantes se quieren y se lo demuestran pero que no necesariamente tengan que vivir en la misma casa o de un modo estipulado, cada cual que tenga la piña que quiera. (Digo yo).
Sobre la hipoteca, aunque en la actualidad es muy difícil conseguirla, puede que eso no sea del todo negativo, porque es otra forma de esclavitud en la que destinamos nuestro dinero a una entidad bancaria que nos dará las condiciones de pago en ocasiones, bajo condiciones irreales, como se han estado llevando hasta ahora.
Y la rutina para terminar, es aquello que se hace sin pasión, de modo automático. La rutina suena mal, el trabajo suena mal, la hipoteca y la familia suenan fatal. Cambiemos los términos y la percepción sobre ellos, pero sobre todo, sigamos nuestro corazón y discernimiento propio siempre y atrevámonos a vivir de acuerdo a ellos.
Artículo Vanguardia: "50 años sin Herman Hesse. El Nobel indignado". http://www.vanguardia.com.mx/50anossinhermanhesse;elnobelindignado-1347908.html
Abrazos inmensos de corazón J
Beatriz Casaus 2012 ©

4 comentarios:

  1. No conocía a Herman Hesse pero me siento tan identificado con el que creo ser su reencarnación jajajaja(es broma...bueno quien sabe yo no me acuerdo).
    No voy a dejar de leer tus articulos Bea...son tan acertados como las estaciones del año y cada vez me doy más cuenta....no se por que ahora y no antes.
    Sigue publicando estas cosas tan maravillosas Bea....me son de mucha ayuda e inspiración.

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  2. ¡Muchísimas gracias por tus palabras Fer!,Gracias de verdad, me hace feliz que me digas eso.Mucho.Yo le llevo siguiendo desde que un día cayó en mis manos Siddharta y desde entonces es devoción lo que tengo por este escritor. Hoy mismo me pasaré por la Casa del Libro a comprarme uno de él y no porque se conmemore su muerte, sino porque es un gustazo leerle,jeje :) Te mando un besito. Gracias por seguir lo que escribo.

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  3. Interesante artículo, como siempre Bea!!! Muy buena tu investigación sobre Hermann Hesse. Me leí "El lobo estepario" y me encantó. También Demian y Siddahrta por supuesto!!! Besos!! :)

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  4. ¡¡Gracias Marga!!Que me digas tú lo de interesante Mrs. Interesting Woman...¡besitos al enanoo!

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