sábado, 23 de marzo de 2013

Madame Faithful y dos poemas cortos


No quiero convencer a nadie de nada

No quiero convencer a nadie de nada. Tratar de
convencer a otra persona es indecoroso, es atentar contra
su libertad de pensar o creer o de hacer lo que le dé la
gana. Yo quiero sólo enseñar, dar a conocer, mostrar, no
demostrar. Que cada uno llegue a la verdad por sus propios
pasos, y que nadie le llame equivocado o limitado. (¡Quién
es quién para decir "esto es así", si la historia de la
humanidad no es más que una historia de contradicciones y
de tanteos y de búsquedas?)

Si a alguien he de convencer algún día, ese alguien ha de
ser yo mismo. Convencerme de que no vale la pena llorar, ni
afligirse, ni pensar en la muerte. "La vejez, la enfermedad
y la muerte", de Buda, no son más que la muerte, y la muerte
es inevitable. Tan inevitable como el nacimiento.

Lo bueno es vivir del mejor modo posible. Peleando, lastimando,
acariciando, soñando. (¡Pero siempre se vive del mejor modo
posible!)

Mientras yo no pueda respirar bajo el agua, o volar (pero de
verdad volar, yo solo, con mis brazos), tendrá que gustarme
caminar sobre la tierra, y ser hombre, no pez ni ave.

No tengo ningún deseo que me digan que la luna es diferente
a mis sueños.

(Jaime Sabines)


Madame Faithful

He vislumbrado de noche la luz de tu día al mirarte recostado sobre aquella cama que no dice nada y ya dice más que tú.
Recuerdo que no te tengo y qué malestar me proporciona ese pensamiento…
Nací de noche para no molestar, no me gusta. Con sigilo me muevo no vaya a ser que interrumpa a los que aún a estas horas duermen a pierna suelta, que son los mismos que proclaman que madrugan.
También hablo bajito y despacio para no incordiar a los que siempre se incordian por todo, “los grandes incordiados”.
Soy prohibida y deseada a partes iguales: deseada por ex-parejas, novios, amantes de amantes, y prohibida por sus mujeres.
Una mañana me despierto hombre y me acuesto como mujer, o al contrario.
Tu cuerpo a mi lado calla que me quiere pero me lo muestra cuando me pregunta qué hora es, así, sutilmente requiere mi adivinanza.
No exijo nada y ofrezco todo lo que tengo.  
Llevo con dignidad mi soltería como si fuera lo único en lo que realmente me siento a gusto y se me da bien.
La defiendo porque sé que es verdadera y lo prefiero a estar atada a algo irreal. Estar con alguien por sentirse querido es irreal y cruel no se confundan, y yo soy bastante auténtica en ese aspecto.
Sólo soy feligresa de mi propia parroquia a la que acuden varios fieles.
Como una repudiada meretriz muy digna en su oficio, fría al dar placer y experta en ofrecer cobijo. Sin sentimiento, pero siempre fiel y leal.
Fiel, hasta que me duela la sangre que no sangra. "Madame Faithful", me llaman.
Leal, hasta que me falle la memoria que para entonces también lo seré, pero sin enterarme.

Beatriz Casaus 2013 ©


A veces, un día

A veces, un día,
creo que te quiero
trato de convencerme en esa mentira
y a veces,
hasta me la creo.

Beatriz Casaus 2013 ©


Demencia sana

Un llanto desconsolado
que no sabe por qué llora.
Una vida sin aire
soñar como combustible
en el camino hacia delante.
Vamos a restarle importancia a esta locura
ya que sólo los cuerdos 
gozan 
      de ella.

Beatriz Casaus 2013 ©




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