viernes, 18 de octubre de 2024

La elección de cómo tomarnos las cosas

 

Gandhi decía: “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”. Ojito con la profundidad de esta frase... 

He aprendido mucho en referencia a esto. Ahora, cuando veo algo que no me gusta o que me desestabiliza de otra persona, en vez de ponerme en modo de víctima y echarle la culpa al otro, pongo mi atención en mí y no en esa persona. Es mi responsabilidad cómo me tomo las cosas. Es también lo que demuestra el grado de evolución que tengo como almita y de madurez como ser humano. En quien me aflige, no pienso más, sino enviarle amor. Solo está representando un papel para traerme luz en algún aspecto de mi ser que no había visto o del que no era consciente.

Hago un ejercicio de introspección y me pregunto qué hay en mí que proyecta eso que no me gusta. Es increíble lo revelador de esta técnica. Y lo mejor de todo, es que cuando me hago consciente de ello, todo encaja perfectamente y la situación se resuelve. La persona cambia totalmente. Pero el cambio no es desde afuera, exigiendo, cabreándonos, reclamando y apuntando con el dedo acusador. Si te sanas tú, elevas tu frecuencia y por ende, se resuelve todo hacia el mayor bien de todos los implicados.  Que sí, que la llave de todo está dentro de nosotros y no es un cliché por más usada que esté esta frase.

Todo lo que traes a tu conciencia, dándote cuenta de ello, te permite sanar. Comprendes qué hay en ti que ha atraído esta situación y las cosas se solucionan. La magia empieza dentro de uno mismo. El cambio es desde dentro de uno y todo lo externo, cambia por añadidura. Todo tiene una explicación aunque la desconozcamos con nuestra mente racional. Por ejemplo, si tienes una pareja que no se quiere comprometer, pregúntate si tú te comprometes contigo misma o si es a ti a la que no le gusta comprometerse. Qué situaciones en tu familia o infancia has vivido para pensar que no eres merecedora de que alguien se comprometa contigo. Ahí ya estás cambiando el foco de tu atención y poniendo cierta luz a la situación.

También es importante saber que una vez descubres qué es y la causa dentro de ti, entonces llega el momento del amor hacia uno mismo. De demostrar una profunda compasión hacia nosotros sin juicio alguno, tal y como lo haríamos con nuestros seres amados. Hemos obrado según lo que hemos vivido y aprendido. Haciéndonos conscientes de esto, cambiamos y mejoramos.

En cuanto veo a una persona que aún actúa desde la reacción y sin ningún tipo de conciencia, veo que la vida va a hacer con ellos lo que quiera, que no van a tener cierto nivel de responsabilidad sobre lo que los acontece y se van a perpetuar en el modo de existencia en el que se piensan que todos conspiran en su contra y no es así. Sí podemos cambiar las cosas. Sí somos poderosos. Para ello volvamos nuestra mirada hacia dentro. Desde allí, todo se puede cambiar. No seamos marionetas de lo que nos acontece, seamos creadores. Seamos conscientes. Sanemos. Cambiemos. Estamos aquí por alguna razón que aún nuestra mente lógica desconoce, pero de la que estoy completamente segura es de que tiene que ver con el amor.

 

Beatriz Casaus 2024 ©



viernes, 11 de octubre de 2024

Ser o estar, esa es la cuestión


 No te salves


No te salves

No te quedes inmóvil al borde del camino
No congeles el júbilo, no quieras con desgana
No te salves ahora ni nunca, no te salves
No te llenes de calma

No reserves del mundo solo un rincón tranquilo
No dejes caer los párpados pesados como juicios
No te quedes sin labios, no te duermas sin sueño
No te pienses sin sangre, no te juzgues sin tiempo

Pero, si pese a todo no puedes evitarlo
Y congelas el júbilo y quieres con desgana
Y te salvas ahora y te llenas de calma

Y reservas del mundo solo un rincón tranquilo
Y dejas car los párpados pesados como juicios
Y te secas sin labios y te duermes sin sueño
Y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo
Y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas

Entonces
No te quedes conmigo


(Mario Benedetti)

 

Aquí estamos los pocos que hemos venido a romper moldes, prejuicios y estereotipos. Los que dudamos y lo clamamos en alto. Los que hablamos de nuestros miedos y mostramos nuestras inseguridades. Los que caminamos aunque esos miedos nos acompañen. Los que decimos lo que pensamos y nos mostramos tal como somos. Los que enseñamos nuestras emociones y vulnerabilidad. Planteamos cuestiones y sugerimos nuevas posibilidades. 

Siempre ha habido dos tipos de personas, los que hacen y los que observan lo que otros hacen.


Un caluroso abrazo a todos esos valientes.

 

Ser o estar, esa es la cuestión


Ser o estar.

Dos verbos que desde luego

no son lo mismo.

Hay gente que es

y hay que gente

que solo está.

Porque gente valiente hay poca.

Que digan lo que piensan,

lo que sienten,

con voz propia,

que se lancen,

que se mojen,

que tengan iniciativa,

con ganas de comprometerse

en cualquier ámbito,

que actúen según sus ideales

y valores.

Que sea auténtica,

natural,

transparente.

Hay miedo a sentir.

A darse.

A mostrarse.

Y yo me pregunto,

pero entonces,

¿para qué viven?

¿para qué estar

si no se es?

 

Beatriz Casaus 2024©