Gandhi decía: “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”. Ojito con la profundidad de esta frase...
He aprendido mucho en referencia a
esto. Ahora, cuando veo algo que no me gusta o que me desestabiliza de otra
persona, en vez de ponerme en modo de víctima y echarle la culpa al otro, pongo
mi atención en mí y no en esa persona. Es mi responsabilidad cómo me tomo las
cosas. Es también lo que demuestra el grado de evolución que tengo como almita
y de madurez como ser humano. En quien me aflige, no pienso más, sino enviarle amor. Solo está representando un papel para traerme luz en
algún aspecto de mi ser que no había visto o del que no era consciente.
Hago un ejercicio de introspección y me pregunto qué hay en
mí que proyecta eso que no me gusta. Es increíble lo revelador de esta técnica.
Y lo mejor de todo, es que cuando me hago consciente de ello, todo encaja
perfectamente y la situación se resuelve. La persona cambia totalmente. Pero el
cambio no es desde afuera, exigiendo, cabreándonos, reclamando y apuntando con
el dedo acusador. Si te sanas tú, elevas tu frecuencia y por ende, se resuelve
todo hacia el mayor bien de todos los implicados. Que sí, que la llave de todo está dentro de
nosotros y no es un cliché por más usada que esté esta frase.
Todo lo que traes a tu conciencia, dándote cuenta de ello,
te permite sanar. Comprendes qué hay en ti que ha atraído esta situación y las
cosas se solucionan. La magia empieza dentro de uno mismo. El cambio es desde dentro
de uno y todo lo externo, cambia por añadidura. Todo tiene una explicación aunque
la desconozcamos con nuestra mente racional. Por ejemplo, si tienes una pareja
que no se quiere comprometer, pregúntate si tú te comprometes contigo misma o
si es a ti a la que no le gusta comprometerse. Qué situaciones en tu familia o infancia has vivido para pensar que no eres merecedora de que alguien se comprometa
contigo. Ahí ya estás cambiando el foco de tu atención y poniendo cierta luz a
la situación.
También es importante saber que una vez descubres qué es y la
causa dentro de ti, entonces llega el momento del amor hacia uno mismo. De demostrar
una profunda compasión hacia nosotros sin juicio alguno, tal y como lo haríamos
con nuestros seres amados. Hemos obrado según lo que hemos vivido y aprendido.
Haciéndonos conscientes de esto, cambiamos y mejoramos.
En cuanto veo a una persona que aún actúa desde la reacción
y sin ningún tipo de conciencia, veo que la vida va a hacer con ellos lo que
quiera, que no van a tener cierto nivel de responsabilidad sobre lo que los
acontece y se van a perpetuar en el modo de existencia en el que se piensan que
todos conspiran en su contra y no es así. Sí podemos cambiar las cosas. Sí
somos poderosos. Para ello volvamos nuestra mirada hacia dentro. Desde allí,
todo se puede cambiar. No seamos marionetas de lo que nos acontece, seamos creadores. Seamos
conscientes. Sanemos. Cambiemos. Estamos aquí por alguna razón que aún nuestra mente
lógica desconoce, pero de la que estoy completamente segura es de que tiene que
ver con el amor.
Beatriz Casaus 2024 ©