viernes, 17 de noviembre de 2023

La hora del cambio

 


 Qué fácil es adoctrinar a la población para convertirla en una masa uniforme de pensamiento cual borrego de rebaño. Un día después de la investidura de Pedro Sánchez, las razones que escucho para justificarlo son estas: “Es que es mejor esto que la derecha” o “es que el PP iba a gobernar con la extrema derecha”. ¿De verdad eso se consideran razones? se asemeja a un razonamiento vacío de contenido como es el “porque sí” de toda la vida. Nos han grabado el relato “izquierda-derecha” en el pensamiento (ligado a una herida emocional de la G.C.E.) y ello no nos permite ver más allá para conseguir un razonamiento necesario. El simple hecho de analizar sobre lo que está verdaderamente pasando es un ejercicio que pocos se plantean. Se nos requiere pegados en el sofá viendo Netflix y que nos de igual todo lo que ocurre, para que así la agenda siga hacia adelante disfrazada de falsa democracia.

Nos indican el pensamiento a seguir y eso nos mantiene tranquilos porque creemos que “no pasa nada” y que “a mí no me afecta”.  Pero la verdad es que te afecta muchísimo más de lo que crees. En primera instancia, se tambalea hasta el punto de perderlo, uno de tus derechos fundamentales, el derecho de igualdad ante la Ley, ni más ni menos. Y por supuesto también va a afectar directamente a tu bolsillo. Nos toca pagar unos 400 euros aproximadamente a cada ciudadano español para condonar una deuda millonaria de una comunidad. Esto crea desigualdad no solo entre ciudadanos, sino entre comunidades autónomas. Los gestores internacionales ya empiezan a anunciar que descartan a España como país para invertir, las empresas se empezarán ir, (véase Ferrovial), hay más paro, te van a subir los impuestos, y va a subir la inflación, por lo tanto, vas a ser más pobre. Pero sigues pensando que no te afecta.

Mientras, se blanquea la imagen de partidos que secundan a terroristas (que han cometido asesinatos por causa política, cabe recordar, con muchísimas víctimas a sus espaldas) y sin embargo, se difama a un partido tachándolo de “extrema derecha”. Con ese simple apelativo queda totalmente descartado y desprestigiado para no escucharlo. Pero según el razonamiento izquierda-derecha, ¿no sería la extrema derecha aquellos partidos nacionalistas vascos y catalanes con quienes se alían? como eso no interesa que se plantee, ese apelativo no se aplica en este caso y se oculta. Uno de estos partidos tiene un prófugo de la justicia con varias causas, procedimientos pendientes y 400 imputados. 

Según la Ley, que aplica a todo ciudadano y que es el ordenamiento jurídico por el cual todos los ciudadanos nos regimos y respondemos, han sido juzgados y condenados, pero ellos van a quedar exentos de cumplirla. Lo que inmediatamente convierte al Estado español en un estado que no cumple con el Estado de Derecho. ¿Y qué significa el Estado de Derecho? significa que el ejercicio del poder está limitado jurídicamente, (se incumple en este caso) que rige la separación de poderes (se incumple también en cuanto que el poder ejecutivo, es decir, el gobierno, propone una Ley que desacata al poder judicial) y que los derechos individuales están garantizados (se incumple también con lo que acabo de explicar antes). 

El principio de separación de poderes está incorporado a la Constitución de 1978 y esta como veis, también se incumple, ahí es nada. “La formulación moderna del principio de separación de poderes se debe a Montesquieu, quien plasmó en su obra “El Espíritu de las leyes”, donde dice que cada una de las funciones del Estado (ejecutiva, legislativa y judicial) debe ser ejercida por un titular distinto. Partiendo de esta separación, Montesquieu propuso un sistema de controles en el que cada uno de los poderes, además de ejercer la función que le es propia, vigila a los demás, evitando así los abusos de poder (sacado de mi libro de “Derecho Administrativo” del grado de Trabajo Social) Pero este abuso en nuestro caso, ya se ha ejecutado.

 En el momento en el que existen unos ciudadanos de primera y otros de segunda y que los de primera, son los que han cometido  los delitos pero que no tienen que responder ante la ley, ya no existe igualdad ante esa Ley. Por lo tanto, tampoco se cumple el artículo 14 de la Constitución. En el momento en que se crea una ley para crear esa desigualdad, se delimita la justicia, de la cual yo soy ferviente defensora. Y en ese preciso instante, en el que no se cumple la Constitución, ni la separación de poderes, es en el que la democracia deja de existir. Y lo podemos empezar a llamar dictadura moderna.  

 Es muy fácil mediante la verborrea dialéctica desde un púlpito, grabar frases que se convierten en máximas para dibujar la realidad que se quiere que se crea. Se llama usar la retórica como poder de manipulación de masas.  Esto es ingeniería social y un adoctrinamiento sutil a la población para el propio interés de una sola persona que quiere seguir ostentando el poder. Esta es ya su tercera legislatura legitimada por una democracia que la posibilita, aunque no haya ganado las elecciones.

 El pensamiento de “izquierda”, del que yo formé parte, reduce a toda persona que sea contraria a su pensamiento como “facha” o “cayetano”. Conozco personas de izquierdas tan intolerantes como para dejar amistades solo por pensar de forma distinta a ellos. ¿Entro entonces yo también en ese colectivo? Me he considerado de izquierdas durante toda la vida. Solía votar a Izquierda Unida, y también en una ocasión voté a Podemos. Sin embargo, el hecho disruptivo que pasó en 2020 me abrió los ojos como nunca antes. Años atrás ya me había distanciado de “Podemos” por varias razones, una de ellas justamente, era por estar del lado de estos partidas nacionalistas, y otras por citar algunas: por estar financiado y simpatizar con la política de un estado dictador como Venezuela, por el falso feminismo del que no me he sentido nunca identificada, por su hipocresía hacia "la casta" política mientras ellos se compraron un chalet en Galapagar… hechos con los que yo simplemente no caso.

He crecido en Alcorcón, una ciudad dormitorio de Madrid, y me he rodeado de personas de izquierdas. He estado muy alineada y lo sigo estando por supuesto, con el pensamiento utópico de justicia social e igualdad social, de protección a los más débiles (colectivos de riesgo como tercera edad, personas con discapacidad, mujeres en riesgo de exclusión social, personas dependientes… de ahí mis estudios en Trabajo Social) de defensa del Estado del bienestar en el que se garantizan esas protecciones, de defensa de la Educación y sanidad pública… e incluso estuve en el 15M en Madrid de la mano del movimiento “Indignado” que tenía a José Luis Sampedro como inspirador y de quien sigo compartiendo ideas y valores. Pero fue a partir de la gestión de la pandemia en nuestro país de la mano del partido que gobernaba en ese momento que era el PSOE, cuando me empecé a dar cuenta de todo. Desperté, como se dice. Me di cuenta que todo va mucho más allá de izquierdas y derechas, que se nos mantiene en esa dualidad para mantenernos enfrentados y para no analizar. Que la "partitocracia" en España PP-PSOE no son más que los títeres de los que verdaderamente controlan el mundo y ellos son sus fieles ejecutores. Y también fue cuando empecé a estudiar  “Astromundial” (que estudia cómo los fenómenos astrológicos se relacionan con los acontecimientos mundiales) y a empezar a atar cabos a medida que aprendía más sobre ello. Con todo esto quiero decir, que hay un plan bien urdido detrás de todo el paripé que vemos en el Congreso. 

Creo que Pedro Sánchez ha usado todas las artimañas posibles a su alcance, para conseguir seguir en el poder. La más clara de ellas ha sido en cuanto a la amnistía. Pero no es la única, también ha mentido en innumerables ocasiones (por ejemplo todas las veces que dijo que no pactaría con Podemos) Se ha contradicho en muchas otras más. Ha usado el relato social en su investidura para intentar engañarnos, porque, ¿de verdad cuela que el abono gratis sea suficiente para contrarrestar el más importante ataque al Estado de derecho en los últimos años? Esto se llama abuso de poder. Por ello el hartazgo ha llegado hasta las calles. Y sin embargo, se inventan que las manifestaciones legítimas de los ciudadanos, son violentas, y con esa falsa excusa, se ha valido de la mano de su esbirro, el ministro del Interior, Marlaska, a través de su brazo ejecutor como es el cuerpo policial, para rociar con gases y agredir a la población que se manifiesta de forma pacífica en sus sedes nacionales. Cuando son ellos los que infiltran a “violentos” para justificar esa acción desproporcionada. Hay testigos que corroboran este hecho. No soy la única que me he dado cuenta de todo esto, ya somos muchos. Y ahora, no nos callamos.

Es hora de cambiar las cosas. Es hora de cambiar la Ley Electoral. Es hora de ir más allá de los partidos políticos. Es hora de que las viejas estructuras se caigan. Es hora de construir una nueva ordenación basada en la verdadera justicia. Es hora de crear las figuras de “gestores de los ciudadanos” en vez de políticos corruptos con ansias de poder. Ya es hora de la revolución pacífica. Es la hora del cambio. Unámonos.

 

Beatriz Casaus 2023 ©

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