lunes, 11 de abril de 2011

Menos es más

A finales del S.XVIII y XIX existían las enfermedades infectocontagiosas agudas, más tarde con la Industrialización despuntaron las infectocontagiosas crónicas y ya en el S. XX con la mejora de la sanidad y su consecuente mayor esperanza de vida  aparecieron las enfermedades sociales no infecciosas y crónicas. En nuestros días se  ha establecido una nueva enfermedad que afecta al conjunto de la población occidental y que perjudica directamente al resto de la población mundial: “la consumitis aguda”.

Llega el fin de semana y como locos despavoridos salimos de nuestros respectivos trabajos  para  dirigirnos en busca de consuelo a los centros comerciales. En el pasado, las peregrinaciones tenían un carácter religioso pero en la actualidad se producen compulsivamente y en masa a los lugares a los que rendimos culto y que se han convertido en sustitutivos de la religión: las tiendas y los centros comerciales, que son los santuarios y templos modernos respectivamente.
El sábado estaba en una tienda de ropa (por todos conocida) probándome una camiseta. Cuando iba a echar un vistazo para ver su precio me di cuenta que en la etiqueta figuraba dónde se había fabricado: “made in India” decía, en ese momento pensé que para que esa misma camiseta hubiera llegado a mis manos y costara 12 euros tenía que haber pasado por toda una cadena de producción en la que el primer eslabón sería una fábrica en la India en donde los trabajadores (quién sabe si entre ellos niños) cobrarían una miseria y trabajarían durante jornadas laborales extensísimas y en centros de trabajo insalubres. Así, Amancio Ortega acumularía una descomunal fortuna y se mantendría entre los más ricos del mundo de la lista Forbes, pensé. Ya podría fabricarse esa misma camiseta en fábricas españolas y dar trabajo aquí, pero claro, prefieren hacerlo en países subdesarrollados donde el coste es ínfimo en comparación debido a las peores condiciones laborales de sus trabajadores y a la no existencia de tales derechos. De pronto se me quitaron las ganas de comprarla y de seguir la moda establecida y me marché de la tienda más chula que un ocho.
Los niveles de producción y consumo han aumentado de forma exponencial en las últimas décadas. Sin embargo el planeta en el que vivimos es limitado y parece que vivimos al margen de este hecho. Ahora nos vienen con la milonga de que cuanto más consumamos antes saldremos de la crisis, cuando la realidad es que se deberían reducir de forma inexorable esos niveles de producción y consumo. Según palabras del filósofo catalán Jordi Pigem, autor del libro: “Buena crisis. Hacia un mundo posmaterialista "el mundo se ha convertido en un gran taller, que produce para que podamos consumir a fin de que podamos seguir produciendo", lo que ha propiciado un nivel de consumo innecesario e insostenible. De hecho, "si toda la humanidad viviera como los españoles, se necesitarían los recursos de dos Tierras y media para proporcionar los bienes consumidos". Estamos chupando recursos que no vamos a dejar a las generaciones venideras y sin embargo nos hacen creer que así se vive bien en la sociedad del Bienestar.
A modo de ejemplo, la renta per cápita de Estados Unidos es mayor que 50 años atrás pero sin embargo el porcentaje de ciudadanos americanos que se considera infeliz también es mucho mayor. Cuando viví en Estados Unidos conocí de primera mano personas con muchísimo dinero y que tenían casas como palacios de grandes. Recuerdo que me decían que cada año tenían que tirar decenas de bolsas con montañas de ropa en su interior porque no les cabía en “el closet” para así dejar espacio a todo lo nuevo que habían comprado ese año. He sido testigo de este hecho porque yo misma tuve que ayudarles en más de una ocasión. Luego llevábamos esas bolsas a centros de ayuda social en los que la mayoría de los beneficiarios eran hispanos. Puedo asegurar que también allí conocí a la gente más triste que he conocido en mi vida…
Vivimos en un mundo que nos hace ser esclavos, dependientes de productos que en realidad no necesitamos mediante campañas de márketing millonarias que se ocupan de crearnos  necesidades ficticias. Nos hacen pensar que seremos más felices cuanto más tengamos, más dinero ganemos o más bienes adquiramos. Esta sociedad materialista nos ha llevado a sentir un profundo vacío interior que tenemos que rellenar con alivios temporales que se convierten en drogas y éstas necesitan cada vez mayores dosis.

Pigem por su parte, aboga por abrir la mente y el corazón para "aprender a vivir en plenitud", lo que implica irremediablemente, "reconocer el valor de lo intangible, como la creatividad, la solidaridad, la sabiduría y la alegría de convivir y cooperar". De ahí que "la sociedad del futuro será postmaterialista o no será". El puente entre ambas parece ser la adopción de "la filosofía del decrecimiento, que prescinde del crecimiento como quien prescinde de una religión que dejó de tener sentido".

Fuentes:  
- “BUENA CRISIS. HACIA UN MUNDO POSTMATERIALISTA” Jordi Pigem, Editorial Kairós.
- FIB vs PIB artículo del Blog 3500 millones de El País: http://blogs.elpais.com/3500-millones/

Beatriz Casaus 2011 ©

3 comentarios:

  1. Estupendo artículo! Sería posible un mundo en que la conciencia del "bien común" fuera parte del PIB? Hablando deL PIB, has oído hablar del PI de felicidad bruta de Bhután? Es un indicador económico en base a una serie de puntos entre los que se integra la sostenibilidad ecológica, la red social o cultural de relaciones entre los ciudadanos, el bienestar... Bhután lo lleva aplicando desde los años 70, con estupendos resultados. Ahora, su primer ministro viaja por el mundo dando charlas... te dejo un link sobre el tema: http://www.elpais.com/articulo/portada/reino/quiso/medir/felicidad/elpepusoceps/20091129elpepspor_8/Tes

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  2. ¡Claro que es posible!Bueno, en este caso de Bután es un hecho, al que por cierto se le ha dado poca difusión...el PIB no es para nada un buen medidor del bienestar de una sociedad, es más bien el indicador del desarrollo de una economía de producción. Me quedo con el concepto butanés del FIB que se sostiene sobre cuatro pilares y en el que se deberían basar todos los gobiernos: 1. Un desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo. 2. La preservación y promoción de la cultura. 3. La conservación del medio ambiente. 4. El buen gobierno.

    Esta frase me encantó:
    "Lo que medimos afecta a lo que hacemos. Si nuestros indicadores sólo miden cuánto producimos, nuestras acciones tenderán sólo a producir más. Por eso había que convertir la FIB de una filosofía a un sistema métrico".

    Muchísimas gracias Marga por este link que me ha servido de mucho.Besitos enormes y te echo muuucho de menos :)

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  3. Acabo de encontrar este vídeo que lo resume todo muy bien: http://www.youtube.com/watch?v=QosF0b0i2f0&feature=player_embedded#at=207

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